Por : John Elvis Vera Suarez
No Sigan Urbanizando el Campo
La urbanización de nuestro campo, bajo el pretexto de la construcción de viviendas suntuosas como una actividad en beneficio de la economía regional, lo que ha traído es el encarecimiento de las tierras y una razón más para la pérdida del atractivo en la producción agropecuaria. Tierras que deberían dedicarse a la producción alimentaria y la conservación de entornos naturales, son hoy empleadas en lujosas urbanizaciones que no generan riqueza social y bienestar para la comunidad.
El proceso de urbanización del Quindío, nos está llevando a quedar trasformados poco a poco en una gran ciudad rodeada de urbanizaciones rurales. Nos está convirtiendo por igual en una región consumidora y poco productiva. Donde se ha ido perdiendo la posibilidad de producir nuestros propios alimentos.
Por Ciudades Sostenibles
Volver resilientes y sostenibles a nuestras urbes y poblados, requiere de acciones contundentes que de verdad conduzcan a la construcción de ciudades para el bienestar de todos y todas. Calles peatonalizadas, ampliación de andenes, ciclovías, alamedas, zonas verdes, arborización urbana, más parques, recreación respetuosa con la naturaleza, restricción vehicular, apoyo al transporte masivo y de baja contaminación, educación pública gratuita y de calidad, acompañados de cultura ciudadana y educación ambiental generalizada, es en términos generales los pasos básicos para estos logros.
¿Vías para Quienes?
Las grandes obras de la infraestructura vial, las cuales cruzan el departamento, causando de paso irreversibles daños ambientales, no ayudan a mejorar la comunicación habitual, tradicional y necesaria entre las comunidades, sino que crea barreras dificultando la misma. Fraccionan nuestro territorio. Infraestructura altamente costosa, mientras las vías terciarias que comunican veredas y centros poblados, han estado en buena parte en pleno abandono. Recuperar esas vías rurales es ayudar a la redención de la economía campesina. Es aportar al bienestar de las comunidades y ciudadanos rurales.
No a la Minería
Proteger el territorio es impedir a la vez la implantación y auge de la minería. Ésta, bajo la premisa de la máxima rentabilidad, provoca un gran deterioro ecológico primordialmente en las cuencas hidrográficas que deben seguir sirviendo para la vida integral de sus pobladores. La riqueza del Quindío siempre estuvo cimentada en la laboriosidad de su pueblo campesino, en la economía rural, en la agricultura.
La gran minería, más reconocida en el imaginario popular como Megaminería, a la cual se le ha concesionado alrededor del 62% del Departamento, se ha convertido en la mayor amenaza de existencia de las comunidades que en al menos los últimos 200 años de historia, han construido todo un legado cultural y una manera particular de ocupar el territorio, expresado en lo que se ha reconocido por la propia UNESCO como el “Paisaje Cultural Cafetero Colombiano”. Tomar medidas para defender efectivamente este paisaje, es aportar a la protección de nuestra propia existencia como expresión socio-cultural.