Las opiniones expresadas por los columnistas son de su total y absoluta responsabilidad personal, no compromete la línea editorial ni periodística de MiPutumayo Noticias
*Por Alexander Africano
“𝘯𝘰 𝘮𝘦 𝘱𝘳𝘦𝘰𝘤𝘶𝘱𝘢 𝘵𝘢𝘯𝘵𝘰 𝘭𝘢 𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘮𝘢𝘭𝘢 𝘴𝘪𝘯𝘰 𝘦𝘭 𝘦𝘴𝘱𝘢𝘯𝘵𝘰𝘴𝘰 𝘴𝘪𝘭𝘦𝘯𝘤𝘪𝘰 𝘥𝘦 𝘭𝘢 𝘨𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘣𝘶𝘦𝘯𝘢” 𝑀𝐴𝑅𝑇𝐼́𝑁 𝐿𝑈𝑇𝐻𝐸𝑅 𝐾𝐼𝑁𝐺
La era tecnológica ha posicionado mas de un arte en la cúspide de la visión del público mundial, ha hecho populares a no pocos artistas emergentes de los diferentes géneros musicales, de las distintas corrientes filosóficas, literarias y hasta tendencias conocidos como “influencers” que poco y nada aportan pero que buscan, mediante su propio formato, ser visibles ante la indiferente audiencia universal. Sin embargo, hay un fenómeno que se ha vuelto viral y el cual, sin percatarnos, normalizamos por verlo en nuestro Feed o encontrarlo en el interminable descenso del pulgar hacia los contenidos de la gente más lejana a través de un equipo celular.
¿Cuál fenómeno? pues, hablamos de un fenómeno milenario que, sin haberse logrado erradicar del mundo nunca, hoy podría posicionarse como uno de los contenidos más consumidos por los usuarios de internet; la violencia o el mal arte donde la vida no vale nada y que cada día naturalizamos bajo justificaciones que suelen resultar hasta ilusorias.
Es así que, vemos cada vez más noticias de homicidios, masacres, atentados, guerras sin prestar atención al impacto que este contenido genera en nosotros, ya que puede moldear el comportamiento de la gente como su inteligencia o su juicio, situando al lector entre bandos, como si quisieran, de algún modo, “normalizar las muertes” de cualquiera con que este se identifique. Esta falta de asombro frente a la muerte, asesinatos y demás tragedias que enlutan constantemente al mundo moderno -solo de palabra- promueven tendencias hacia la criminalidad, la maldad, y lo peor, hacia la indiferencia de los buenos. Hoy las tendencias mas vistas en el mundo no son las de cantantes o influencers famosos, tal vez serán las más habladas, pero, sin duda alguna, la tendencia más fuerte que veo hoy es hacía la muerte y de la que, lastimosamente, poco se habla en relación con las otras.
Bajo esta misma línea, para contextualizar lo indicado convoco lo sucedido en horas de la tarde del sábado 04 de enero del 2025 donde fue ultimado a tiros el dirigente político conservador 𝗘𝗟𝗩𝗘𝗥 𝗣𝗢𝗥𝗙𝗜𝗗𝗜𝗢 𝗖𝗘𝗥𝗢́𝗡 𝗖𝗛𝗜𝗖𝗨𝗡𝗤𝗨𝗘, ex alcalde de Mocoa, y primer líder social asesinado en Colombia en el presente año (según INDEPAZ), por individuos que ingresaron a su casa de habitación, junto con él a uno de los acompañantes que estaba departiendo en su sala, un reconocido y talentoso cantante de la capital Putumayense, que también perdió la vida en este execrable suceso que conmocionó a sus habitantes no solo por la personalidad querida por muchos del líder político, sino también por el talento que todos reconocían en sus presentaciones del asesinado abogado y cantante 𝗔𝗡𝗗𝗥𝗘𝗦 𝗙𝗔𝗝𝗔𝗥𝗗𝗢 𝗗𝗜𝗔𝗭.
Así pues, dos individuos en motocicleta, a plena luz del día y agobiados, quizás, por el tormento de sus vidas quisieron apagar otras; seguros de que tendrían el espacio y el tiempo para huir de la trágica escena sin que nadie pudiese hacer lo mínimo. Y es que, a pesar de prohibiciones, las balas y la pólvora se confunden en época de fiestas, ¿fue bala o pólvora? he escuchado preguntar a más de uno, en todo caso, si la respuesta se dirige a cualquiera de los dos elementos no habrá otro móvil de fondo que el “chisme”; la gente busca saber no para ayudar, sino para distraer su día enviando consuelos antes que buscar en sí mismos que le mueve a saber los problemas de los demás y no los propios, tan aberrante el espectáculo que como en este caso hasta la muerte se utiliza para fines políticos dado el escenario de elecciones atípicas. Hasta las esferas más internas del ser humano ha llegado una de las tendencias que favorece el escenario de la brutalidad humana: 𝗟𝗔 𝗜𝗡𝗗𝗘𝗙𝗘𝗥𝗘𝗡𝗖𝗜𝗔.
En este punto me cuestiono lo que llevo preguntando hace muchos años ¿Cuántos muertos más? ¿Cuántas familias más destrozadas? ¿qué guía el ánimo humano a causar daño? ¿acaso, no pensarán quienes trabajan en ese repugnante medio, que los dolores que causan los llevan a cuestas consigo también, cuál es el sentido? Por ahora las preguntas se pierden en las tendencias de dolor e indiferencia que se viven en Mocoa, si algún día, en alguien resuenan estas preguntas, sepan que, así como el niño que aprende todo lo que ve y oye, el hombre no deja a un lado los estímulos que le desvían de si mismos.
Ahora bien, ¿qué estrategias implementarán el alcalde de Mocoa y el próximo gobernador del Putumayo para frenar esta arremetida contra la vida misma? ya no tengan a más de un lector entonando el poema “los dados eternos” hacia su función, como si desconocieran las realidades de los entornos que aspiran dirigir; o como si no hubiesen estado en el papel de ciudadanos agobiados por estos desgastantes temas, ya escucho las máximas del gran poeta Vallejo hacía ustedes : “𝘋𝘪𝘰𝘴 𝘮𝘪𝘰, 𝘴𝘪 𝘵𝘶́ 𝘩𝘶𝘣𝘪𝘦𝘳𝘢𝘴 𝘴𝘪𝘥𝘰 𝘩𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦, 𝘩𝘰𝘺 𝘴𝘶𝘱𝘪𝘦𝘳𝘢𝘴 𝘴𝘦𝘳 𝘋𝘪𝘰𝘴”, o lo que es lo mismo, si de ciudadanos no son conscientes del contexto que piensan liderar ni de como cambiarlo, no se adjudiquen ínfulas divinas.
En suma, como ciudadanos prioricemos lo que consumimos en las redes, lo que pensamos, nuestras actuaciones, y lo más importante, a nosotros mismos, no descuidemos los dolores que llevamos por dentro, no permitamos que se manifiesten en tragedias por culpar al mundo de lo que nos pasa. Que las ojeras de la muerte ya no estén cerca de nosotros y que el universo nos proteja.
Que Dios otorgue sabiduría y fortaleza a las familias de las víctimas, y tenga en su reino a quienes despidieron de este mundo el estallido de plomo de un canalla sin razón, ni corazón.
¡¡¡A don Elver Cerón y a Andrés Fajardo, dos amigos que nos los adelantaron…PAZ EN SUS TUMBAS!!! Canten de camino al cielo el mensaje que plasmó el gran poeta vanguardista de resentimiento, ira, dolor y melancolía, sean desde el más allá, ante las cortes celestiales, mensajeros del ruego de la humanidad …
“𝘋𝘪𝘰𝘴 𝘮𝘪́𝘰𝘴, 𝘺 𝘦𝘴𝘵𝘢 𝘯𝘰𝘤𝘩𝘦 𝘴𝘰𝘳𝘥𝘢, 𝘰𝘣𝘴𝘤𝘶𝘳𝘢,
𝘺𝘢 𝘯𝘰 𝘱𝘰𝘥𝘳𝘢𝘴 𝘫𝘶𝘨𝘢𝘳, 𝘱𝘰𝘳𝘲𝘶𝘦 𝘭𝘢 𝘛𝘪𝘦𝘳𝘳𝘢
𝘦𝘴 𝘶𝘯 𝘥𝘢𝘥𝘰 𝘳𝘰𝘪́𝘥𝘰 𝘺 𝘺𝘢 𝘳𝘦𝘥𝘰𝘯𝘥𝘰
𝘢 𝘧𝘶𝘦𝘳𝘻𝘢 𝘥𝘦 𝘳𝘰𝘥𝘢𝘳 𝘢 𝘭𝘢 𝘢𝘷𝘦𝘯𝘵𝘶𝘳𝘢,
𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰 𝘱𝘶𝘦𝘥𝘦 𝘱𝘢𝘳𝘢𝘳 𝘴𝘪𝘯𝘰 𝘦𝘯 𝘶𝘯 𝘩𝘶𝘦𝘤𝘰,
𝘦𝘯 𝘦𝘭 𝘩𝘶𝘦𝘤𝘰 𝘥𝘦 𝘪𝘯𝘮𝘦𝘯𝘴𝘢 𝘴𝘦𝘱𝘶𝘭𝘵𝘶𝘳𝘢”.
𝐋𝐎𝐒 𝐃𝐀𝐃𝐎𝐒 𝐄𝐓𝐄𝐑𝐍𝐎𝐒 – 𝐂𝐄𝐒𝐀𝐑 𝐕𝐀𝐋𝐋𝐄𝐉𝐎
*Afiliado al Colegio Nacional de Periodistas – 𝐂𝐍𝐏 𝐒𝐞𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥 𝐏𝐮𝐭𝐮𝐦𝐚𝐲𝐨