Una de las principales críticas que se suele achacar al periodismo de masas es la desproporción en el espacio que se destina a las correcciones en función de las informaciones erróneas previamente publicadas. La Fe de Erratas, de producirse, suele ocupar un lugar marginal dentro del medio de comunicación, que normalmente alega impedimentos de tiempo y espacio para equilibrar esta diferencia.
En los medios digitales, estas razones no son fáciles de justificar puesto que una de sus características básicas es la ruptura con los clásicos obstáculos espaciotemporales de los medios periodísticos. Sin embargo, esto no favorece que se haga mayor uso de la rectificación puesto que se suele optar por eliminar directamente las correcciones. Ramón Salaverría se muestra tajante ante este tema:
“…borrar no es sinónimo de rectificar. Borrar equivale a esconder pistas, ocultar rastros, escamotear información; en definitiva, mentir. Rectificar, por el contrario, supone reconocer que se ha errado y reparar el daño o perjuicio que se haya podido ocasionar”.
Algunos medios se destacan por la noble inclusión de las correcciones en sus páginas manteniendo los textos originales, como es el caso del New York Times. Otros, en cambio, reeditan sobre la marcha sin dejar rastro de la evolución. Sin embargo, en internet es difícil no dejar rastro. Algunos lectores de noticias como NetNewsWire recogen las distintas versiones de una misma noticia según ésta se va corrigiendo. Así lo explica en uno de los comentarios al post de Salaverría el autor de Donde dije digo, un blog que extrae algunos textos reeditados de medios como El País y El Mundo.
En los weblogs personales cada autor o autora tiene su propio estilo en cuanto a la corrección, el borrado y la actualización.
Hay quienes lo indican en el propio post con un apartado o quienes escriben otro post en referencia al anterior. El formato permite todo tipo de manipulaciones (editar una fecha de publicación, reescribir el artículo, borrar y editar comentarios, etc.) y es la persona en última instancia quien aplica los criterios éticos que cree más conveniente.
De todo el abanico de posibilidades recuerdo una norma propia de D.Winer que comentó en el taller de blogs en Harvard: “hago todas las ediciones y correcciones que crea conveniente durante el mismo día de la publicación. A partir de las 24:00h. ya no toco nada en ese texto”.
http://tiscar.com/2004/11/27/borrar_no_es_rectificar