Amenaza al Macizo

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El exgobernador del Departamento Julio Enrique Ortiz Cuenca ha liderado dos expediciones al Macizo Colombiano con el periodista Liberio Jiménez, quienes se han convertido en los defensores a ultranza del principal ecosistema estratégico del país, donde nacen los ríos Magdalena, Cauca, Patía y Putumayo, que hacen parte del mismo y que constituyen el 73% del potencial hídrico de Colombia. Además, forma parte del ecosistema andino, que recorre Suramérica desde Chile en el sur del continente hasta Venezuela y que encumbra hasta las nieves perpetuas, donde se derivan las grandes corrientes acuáticas y subacuáticas de los países suramericanos, como lo enuncian las Memorias sobre la Segunda Expedición Técnica y Científica al mismo, que se llevó a cabo durante el periodo comprendido entre el 19 y 26 de marzo de 2015. El primer evento que se llevó a cabo en 1993, han marcado un hito histórico para los ambientalistas y de todas las demás organizaciones defensoras del medio ambiente que junto con la academia, iniciaron un frente común para que el gobierno nacional determine el Documento Conpes del Macizo Colombiano, para que se promulgue y se posicione todo el accionar gubernamental que conduzca a protegerlo y defenderlo de la irracional intervención a que se encuentra sometido por parte de los colonizadores que poco a poco, lo van destruyendo, así no lo quiera admitir el gobierno nacional.

Además, esta lucha titánica de estos precursores ha sido escuchada en el ámbito internacional. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), lo declaró reserva de la biosfera en el año 1979, donde se incluyeron la arqueología agustiniana y la de Tierradentro y que posteriormente fueron reconocidas como patrimonio de la humanidad en 1995. A la anterior lucha se ha unido el actual gobernador del departamento, que han logrado generar una sinergia ante las instancias nacionales para que se apruebe en el próximo mes de enero, el mencionado documento Conpes. Se ha evidenciado la pérdida de cobertura vegetal en amplias extensiones, ocasionando una susceptibilidad a la erosión, tasas de crecimiento poblacional superior a las del promedio nacional y altos índices de concentración de población en zonas rurales en estado de marginalidad socioeconómica. Igualmente, la destrucción de los páramos y de los ecosistemas, producto de la siembra de cultivos ilícitos amerita una atención urgente. Casos como la explotación intensiva de los suelos de manera repetitiva, que, junto con la explotación minera ilegal, ha desencadenado un proceso de esterilización de los suelos, con tendencia a la desertización.  Lo grave es que se está ejerciendo una mayor presión sobre el bosque natural hasta el nivel de los páramos, para ampliar la frontera agrícola. Sino se corrigen dichas tendencias de deterioro, la fábrica de agua más importante de Colombia y el mayor complejo ecológico, donde tienen su origen las cordilleras Oriental y Central, continuará su lenta desaparición, para lo cual se deben formular y poner en práctica  estrategias para salvarlo.

Fuente : DiariodelHuila


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