Un Héroe que sí existe..

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Foto : Leonel Morales

Por : Leonel Morales

(Fragmento)

Ayer conocí un héroe, de esos que realmente existen, no pude evitar empañar mis ojos cuando escuché el relato de don Fabio, un señor de aproximadamente cincuenta años, el construyó su hogar en el barrio San Miguel, una de las últimas casas a pocos metros del río Sangoyaco, desde la calle principal hasta su casa hay unos quinientos metros una buena distancia, imposible para salir en una noche de tormenta como la del 31 de marzo, don Fabio me cuenta que dormía como si fuese una noche normal, cuando escuchó que tocaban su puerta de una manera desesperada, entre el ruido de la lluvia y su pesado sueño se levantó para ver de qué se trataba, desde la ventana del segundo piso se asomó para ver hacia abajo y pudo constatar que eran sus vecinos, que desesperados buscaban un refugio seguro en medio de la tormenta.

“Don Fabio se entró el río -gritó una de sus vecinas”


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Él sin pensarlo dos veces bajó corriendo por las gradas y abrió la puerta, inmediatamente sus vecinos irrumpieron desesperados hacia el segundo piso, la casa les inspiraba confianza puesto que apenas se había terminado de construir y tenía robustas columnas, además era la única de dos pisos en ese sector, los vecinos entraron con el agua casi en las rodillas mientras su furia acarreaba todo a su paso, don Fabio extasiado y sin asimilar del todo la situación subió nuevamente hasta el segundo piso y vio por su ventana que una ola trajo consigo varias personas que fueron arrojadas hasta una casa cercana al otro lado de la calle, él sin pensarlo dos veces corrió nuevamente hasta el primer piso para dirigirse al rescate.

-Mi familia y mis vecinos  me decían que no lo haga porque el peligro era inminente pero yo hice caso omiso, era como si algo se hubiese apoderado de mí y me empujaba hacerlo.

Aquel hombre aguerrido que minutos antes dormía en su cama se había convertido en un ángel salvador, él se acercó hasta la casa donde aquellas personas pedían auxilio desesperadas, con la adrenalina a flor de piel atravesó las heladas y feroces aguas una y otra vez.

-No recuerdo cuantas, solo sé que alcancé a rescatar a siete personas que se encontraban abrazadas a columnas que apenas resistían la furia del agua, habían niños y adultos de edad avanzada –dijo don Fabio, con la voz cortada.


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De repente se quedó en silencio, vi que sus ojos se empañaron y la voz se le quebró, yo seguía esperando su relato pero me uní a ese momento de dolor e impotencia que vi en su rostro. No quise pasar de imprudente y me quedé en silencio.

El levantó la mirada y con esfuerzo me contó que no alcanzó a rescatar a una señora que lo esperaba mientras hacía uno de sus fatídicos viajes.

-Era la última que me faltaba –dijo, el agua fue más fuerte que su débil esfuerzo por aferrarse a la columna, yo vi cómo se la llevó entre la creciente y la oscura noche.

Yo permanecía en silencio mientras mis ojos se aguaron de a poco, pero la historia de este héroe no termina ahí, cuando casi todas esas personas se refugiaron en su casa, don Fabio vio como una ola de casi cinco metros se esparcía con árboles gigantescos, rocas y escombros que hacían templar su casa, en medio de gritos, lamentos y oraciones se asomó nuevamente a la ventana y con gran estupor fue testigo de momentos dolorosos que seguramente permanecerán en sus recuerdos durante el resto de su vida.

-Prendí la linterna y pude mirar como bajaban personas pidiendo auxilio, por un momento no supe que hacer y de repente recordé que tenía una manila.

A don Fabio la adrenalina nuevamente le fluyó por todo el cuerpo y su afán de salvar vidas lo llevó a atar la cuerda sobre una viga que sostenía su casa y como si fuese un pescador la tiró por la ventana.

-Cada vez que miraba una persona tiraba la cuerda, ella se aferraba y salía pero muchas de ellas pasaban entre el agua, el lodo y los escombros.

-Lance la cuerda una y otra vez hasta que dejó de pasar gente, algunos se salvaron pero me queda la incertidumbre de haber podido salvar más vidas –dijo don Fabio como desahogándose de la impotencia que vivió aquella noche donde murieron casi cuatrocientas personas, sin contar los desaparecidos.


El relato completo de don Fabio quedará impreso en el libro que estamos escribiendo, esperamos poder seguir recopilando historias como la de don Fabio, si conoces una o eres sobreviviente puedes escribirme o contactarme (cel: 3114607666)

Fuente : http://leonelmoralesn.wixsite.com/escritor/single-post/2017/06/06/Un-H%C3%A9roe-que-s%C3%AD-existe


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