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Una larga espera debieron asumir los putumayenses, gracias a quienes sobre pusieron sus intereses de carácter personal, al clamor de un pueblo que sufre y llora por el número de víctimas que ha debido poner en el trampolin de la muerte.
Pero es que el argumento de que la tierra deberá seguir virgen y no puede ser tocada por el hombre es valedera pero muy discutible.
La mano del hombre hoy es capaz de poner el mínimo riesgo el ecosistema y el medio ambiente si se los propone. El argumento de la “pachamama” hoy sería efectivamente certero, siempre y cuando la tierra no evolucionara y estuviese en permanente transformación. El cambio de curso de los ríos, los tsumani, los terremotos, las erupciones volcánicas apenas son una pequeña prueba de ello. El mundo evoluciona desde su creación y el hombre hace parte de ese cambio.
Porque entonces no poder asumir el riesgo de transformar 46 kilómetros de largo por 12 de ancho, con el mínimo de impacto ambiental y con la inversión complementaria para hacer acompañamientos forestales, y mantenimiento de fuentes de agua por ejemplo.
Los cambios deben asumirse con responsabilidad y las tareas aprobarse con decisión.
Después de muchos años de espera, el inicio de la construcción de la variante Mocoa San Francisco será una realidad, siempre y cuando el concurso de las partes tenga la voluntad histórica de hacer las cosas bien.
Ahora la espera se transforma en un periodo que puede estar cercano a los cinco años o más y que deberán transcurrir tras el observador ciudadano.
Son estos dos gobiernos últimos, quienes pusieron el interés de apoyar esa iniciativa, pero es que fueron capaces de darse cuenta que los intereses de la región sur americana son vitales ante el mercado global.
Tarea que tuvo cientos de hombres y mujeres promoviendo la idea, dirigentes políticos, campesinos, comerciantes, transportadores y finalmente con mucho dolor, las víctimas que quienes pusieron sus muertos en el denominado trampolín.