Involucra ARCADIO PARRA un reconocido líder de San Miguel Putumayo, como informante de las autodefensas

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Álvaro Julio Caicedo Murillo, alias ‘Bigote’,
Álvaro Julio Caicedo Murillo, alias ‘Bigote’

Álvaro Julio Caicedo Murillo, alias ‘Bigote’,

Álvaro Julio Caicedo Murillo, alias ‘Bigote’

Por: Claudio G. Gomajoa.

Cinco ex paramilitares del BCB narraron como varios de los asesinatos, secuestros y desplazamientos que cometieron en Putumayo, se hicieron por señalamientos hechos por informantes que resultaron falsos.

Ex paramilitares del Frente Sur del Putumayo confesaron en versión libre conjunta varios crímenes cometidos en Putumayo, los cuales sucedieron tras señalamientos poco confiables de informantes a sueldo.


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Cinco ex paramilitares del Frente Sur del Putumayo del Bloque Central Bolívar de las Autodefensas contaron en versión libre, varios homicidios, torturas, secuestros, desplazamientos y robos, en diferentes municipios del Putumayo.

Carlos Mario Ospina Bedoya, alias ‘Tomate’ ó ‘Tomás’, supervisor general de las urbanas del Bloque Central Bolívar; Álvaro Julio Caicedo Murillo, alias ‘Bigote’, jefe financiero de la Hormiga, Putumayo; Alfonso Santamaría Galindo, alias ‘Pipa’, que en 2004 llegó a ser jefe militar de frente; Jhon Fabio Andrade David, alias ‘Jhon’; y Jorge Orlando Agudelo Gallego, alias ‘Jp’ o ‘el ruso’, aceptaron su responsabilidad en varios crímenes en esta región, pidieron perdón a las víctimas, presentes en Bogotá y Putumayo.

Durante la versión libre los ex paramilitares admitieron que varios de los crímenes habían sido cometidos de manera injusta y desinformada contra campesinos inocentes, los cuales trataron de justificar por un supuesto desorden en la cadena de mando.

Según los desmovilizados cada comandante era independiente en sus órdenes, y en muchas ocasiones la orden de asesinar no era dada por el encargado de la zona donde se encontraba la víctima, sino por jefes de otras regiones, sin importar incluso que se desempeñaran como financieros. La regla, según los ex paramilitares, era que entre mayor rango, más independencia.


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Este hecho generó la supuesta participación de los ex paramilitares en muchos crímenes, sin ser directamente responsables de los actos, supuestamente por estar prestando solo un apoyo, mientras otros cometían los asesinatos.

La mayoría de los asesinatos, secuestros y desplazamientos, eran realizados contra personas señaladas por miembros de la misma comunidad que servían como informantes pagos por los paramilitares.

Durante la versión, los ex paramilitares admitieron que ellos no hicieron investigaciones tras los señalamientos, lo cual generó el levantamiento de la población en varias ocasiones tras los asesinatos y los atropellos.

Un ejemplo de ésto fue el asesinato de José Jairo Montenegro en el fronterizo municipio de San Miguel. ‘Bigote’ dijo que en ese pueblo le pagaban a un informante, supuestamente de nombre Arcadio Parra, quien los había contactado diciéndoles que la guerrilla lo había desplazado y le había robado su tierra.

Este informante les dijo que él sabía de un colaborador de la guerrilla al que le decían ‘el boyaco’, pero que en el pueblo había dos personas con ese alias. Arcadio Parra les identificó al ‘Boyaco’ que según él, era persona de bien, para que lo distinguieran para no equivocarse.

Con esta información Freddy García alias ‘Solano’ se fue a San Miguel, donde secuestró, torturó y asesinó al supuesto colaborador de la guerrilla. Sin embargo, capturó a José Jairo Montenegro, campesino y padre cabeza de hogar de dos menores, a quien el colaborador de los paras había identificado para que no lo confundieran con el supuesto colaborador de la guerrilla a quien también apodaban ‘el boyaco’.

La población de la zona, al saber del asesinato de José Jairo, salió enfurecida a repudiar el crimen de Montenegro y le pidieron el cuerpo de la víctima. ‘Solano’ no quiso entregarlo, pero, ante la presión, ‘Bigote’ escogió a dos miembros de la comunidad y los llevó hasta donde estaba la fosa. El cuerpo fue enterrado sin nombre ni ceremonia en el cementerio del pueblo, y sólo años después, por labores de la Fiscalía fue exhumado y entregado a la familia.

Tiempo después del asesinato, otros informantes le dijeron a los paramilitares que Arcadio Parra era un infiltrado de la guerrilla, y que ‘el boyaco’ que debían matar, era el mismo con el que habían almorzado. Por temor a las represalias de sus jefes, los paramilitares que participaron en el asesinato nunca reportaron el error.

La Fiscalía pudo establecer durante la versión libre, que éste no había sido el único caso de error cometido por el grupo paramilitar siguiendo información falsa entregada por informantes, quienes mal informaban con tal de recibir dinero.

La Fiscalía también pudo establecer que en muchos de los crímenes confesados, los paramilitares del Frente Sur del Putumayo tenían la costumbre de robar los objetos personales de sus víctimas, ya fuera para ganancia personal, o que los repartieran entre sus colaboradores en los pueblos.

Tras la confesión, la Fiscalía ordenó la investigación de todos los nombres o descripciones que dieron los ex paramilitares de sus supuestos informantes.

Según lo declarado por los paramilitares a cada informante los paramilitares le pagaron entre cien y doscientos mil pesos por señalar a presuntos guerrilleros o colaboradores. También dijeron que varios de ellos querían entrar al grupo armado ilegal.

Los paramilitares dijeron que cuando se dieron cuenta que les estaban suministraron datos falsos algunos de ellos fueron asesinados como represalia. ‘Tomate’ contó el caso de uno de ellos, del cual no recordó el nombre, a quien conoció con el alias de ‘Rasguño’.

Tomado de verdadabierta.com


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