En qué se ha convertido la política?

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No apto para políticos corruptos

Por : Carlos Enrique Corredor Saavedra

Tomo como referencia, algunos apartes de los conceptos sobre la política, del insigne filósofo griego ARISTOTELES, uno de los pensadores más grandes de toda la historia, expresó junto con Platón, que la política es el arte de gobernar a los hombres con su consentimiento, promover la participación de los ciudadanos para alcanzar el bien común y algo que no se puede dejar de lado, es la expresión de profunda reflexión donde afirma que “la historia de la política es la historia de los seres humanos”.

La política actual ha revaluado totalmente estos conceptos y principios, sus posiciones diametralmente opuestas a las sabias enseñanzas, ha quedado como un perenne recuerdo en los anales de la historia.


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Con motivo de las próximas elecciones legislativas que se hará en el mes de marzo del año 2022, se puede observar un desfile de candidatos, aspirantes a una curul en el Congreso de la República. Van sedientos de sed de poder, y para esto, se han preparado muy bien; llevando consigo un arsenal de elementos persuasivos, que van desde discursos con sesgo veintejuliero, supuestas cifras presupuestales e informaciones apodícticas aprobadas por el gobierno nacional, para invertir en las obras más importantes y prioritarias de la comunidad que van a visitar; llevan también información de algún CONPES que encontraron por ahí y hasta tienen en sus manos la lista de las gestiones que la comunidad visitada ha realizado, las respuestas que han recibido, inversiones que ha hecho el gobierno y toda suerte de informaciones obtenidas a través de sus áulicos o personas del mismo lugar que pretenden conquistar.

Los abrazos de Judas y saludos hipócritas, adornados con fingidas sonrisas, se dan sin el más mínimo asomo de vergüenza, van y vienen durante la visita, algunos candidatos haciendo gala de marcado cinismo, característicos de los ladinos aduladores, elogian las insipientes dotes de liderazgo de los anfitriones sobredimensionándose en halagos, hasta el punto de convertirlos en potenciales candidatos a alguna de las corporaciones públicas.

Alabanzas falsas, de toda falsedad, afectos hipócritas que nunca han existido, ni tampoco existirán, porque ese mismo político que ayer te dio el abrazo, mañana cuando esté en el podio de los vencedores, es muy probable que no se acuerde de ti, y en el mejor de los casos, cuando lo ubiques, él te recomendará te contactes con su asesor.

Nuestro Honorable Congreso de la República, que ya no es tan honorable, en vez de disminuir el número de congresistas, va en marcado aumento, de 268 miembros, antes del fallido proceso de paz, pasó a 280 y es muy posible que muy pronto se aproxime a los 300, pues es un hecho hasta el momento, la aprobación de las 16 curules para dizque las víctimas del conflicto armado, amanecerá y veremos, dijo el ciego. Ya se sabe quiénes, a nombre de los damnificados del conflicto, están detrás de esas curules.


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Mientras algunos países, como Italia, que ha disminuido drásticamente el número de parlamentarios, en nuestro país, ocurre lo contrario. Justo sería que los departamentos que representan las minorías, les reformaran las condiciones para ampliar el número de sus curules ante el Congreso de la República, muchos departamentos como el Amazonas, Putumayo, Guainía, Vaupés, entre otros, regularmente su potencial electoral no les permite elegir más de dos o tres congresistas, y para colmo de los males, en muchos departamentos se la pasan peleando entre sí.

Un Congreso que debería ser unicameral, es numeroso en miembros, ocupa el 6° lugar en América, igualmente, el salario que devengan es uno de los más altos. En los últimos años, el Congreso ha sido noticia, pero no por sus buenos logros o buen desempeño, sino por los bochornosos escándalos de corrupción, donde muchos congresistas, en estos momentos, están siendo investigados disciplinaria o penalmente, por conductas dolosas que se ha convertido en el pan de cada día.

Un Congreso, donde por desgracia no están los mejores hombres de Colombia, los verdaderos y connotados líderes sociales, sino muchos de ellos, con artimañas han logrado enredar a muchos incautos colombianos. Personajes que han aprendido a manejar las retóricas populistas, y con esto, engañar al más recalcitrante de los cristianos, personas que estando con procesos disciplinarios y penales en curso, se inscriben y lo más grave, es que son aceptados y para colmo de los males salen electos, que en muchos casos, estos mismos, resultan sancionados, con fallos judiciales, que consisten en la destitución del cargo o la inhabilidad por tantos años, lo que implica convocar nuevas elecciones atípicas o encargo por el resto de periodo, por Decreto presidencial.

Cualquiera de los dos casos, representa para la región, un atraso muy importante en el desarrollo social y económico del municipio o departamento.

Muchos políticos recurren a “cañazos políticos” que en muchos casos les representa importantes dividendos o capital político, propuestas que difícilmente se podrán cumplir, pero este tipo de argumentos demagógicos, es lo que llama la atención dentro del común denominador de los potenciales sufragantes. Por ejemplo, proponer la reducción del número de congresistas, la reducción de los sueldos de los mismos, el aumento del salario mínimo, la reducción del IVA, son cosas que llaman poderosamente la atención de las personas desinformadas y confiadas.

Por supuesto que estas propuestas no van a prosperar en el Congreso, pero de hecho, queda la “buena intención” del valiente congresista que se atrevió a desafiar a los poderosos, y eso es lo que cuenta y vale para las personas que esperan cambios en la política nacional.

Estas prácticas populistas, aprovecha en buena forma la bonhomía de los buenos ciudadanos, las utilizan todo el tiempo, y especialmente cuando está finalizando un periodo constitucional y se avecina otras contiendas electorales, estas artimañas la utilizan gran parte de los políticos, no es ningún secreto, pues esto es “vox populi”. Esta es nuestra política, sucia, rastrera, corrupta llena de amaños, que más parece un vulgar mercado de conciencias, donde el dominado y engañado ciudadano, cae rendido ante el mejor postor.

Colombia es un país “sui géneris”, donde la “democracia” se limita al poder supremo de seis o siete dinastías políticas, familias con un raigambre político de muchas décadas, que manejan los destinos del país a su antojo, pues son ellos los que trazan los derroteros y directrices sobre las condiciones para la selección de los precandidatos a las distintitas corporaciones , y para completar el combo, Colombia es de los pocos países en el mundo, donde los muertos también pueden sufragar, sí, así es, no leyó mal. Los buenos nos encontramos en una ineluctable y desventajosa posición.

Si no estamos igual, estamos a escasos metros de igualar o superar a la mítica caja de pandora, que como lo expresa la mitología griega, ésta guardaba todos los males del mundo. Como están las cosas, ya no tenemos opción de escoger y sufragar por el mejor, sino de escoger muy bien y sufragar por el menos peor. Y como reza el dicho popular, “Que entre el diablo y escoja”.

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