John Elvis Vera Suarez
64 masacres en los nueve meses del presente año y con ellas al menos 250 seres humanos asesinados. 175 líderes y lideresas indígenas amenazadas en solo el Departamento del Cauca. Y por igual una vez más, incontable número de familias desplazadas, desterradas y saqueadas. Mujeres violentadas, Niños huérfanos, Madres viudas, Familias empobrecidas que se quedan sin tierra y sin vivienda.
Pero no crean que el terror solo se vive en esos campos, donde al parecer mandan toda clase de organizaciones armadas y no la institucionalidad responsable de la seguridad y bienestar de la ciudadanía. No crean que son casos aislados presentados en rincones apartados del territorio nacional. Eso puede estar sucediendo cerca de su territorio, de su Departamento, de su ciudad o inclusive de su barrio o cuadra.
Para agregar, cada día en una campaña sistemática, se le infunde miedo y desalientaa la ciudadanía para que no exprese sus requerimientos, para que no proteste ante la injusticia, para que no reclame sus derechos. Para que no se organice. Para que no asuma compromisos con su entorno social, con su propia comunidad.
Se le induce a que solo se informe (¿?) a través de los grandes medios de comunicación. Se insiste en que no lea, no escuche, no vea lo que circula a través de las redes sociales. Se quiere incrementar la monopolización de la información para así consolidar un pensamiento único. Para lograr una sociedad pasiva y permisiva ante la desigualdad, la corrupción y criminalidad. Para convencernos de que esto es natural en el mundo actual y debemos aceptar felices el desfiladero a donde nos están llevando.
Y si se atreve a protestar, la represión no se demora para hacer presencia. La brutalidad de los aparatos represivos del Estado, sin timidez alguna, arremeten contra todo aquel, hombre o mujer, joven o anciano, que se les atraviese en su camino. Se excusan en los llamados vándalos para reprimir violentamente a la ciudadanía. ¿Y qué tal si estos encapuchados destructores son infiltrados y/o pagos de las mismas agencias del Estado?
Desde años atrás y progresivamente, nos han ido vendiendo la idea de que las reformas sociales y económicas que se aplican en contravía del bienestar y la libertad de las mayorías, son las necesarias para conseguir aquello que repetitivamente siguen llamando progreso y desarrollo.Modelo que cada vez se profundiza más para continuar enriqueciendo a una minoría toda poderosa.
Y esta pandemia provocada por el consumismo y el modelo destructor de la naturaleza y la vida, ha servido no solo para mostrar de manera alarmante el empobrecimiento de grandes sectores de la sociedad sino por igual para que gobiernos sustentados en la corrupción y la exclusión de las mayorías, utilicen la represión, el terror y la muerte para acrecentar su maléfico poder.