Por : David Pantoja
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Desde hace un tiempo, me he estado preguntando dónde deberíamos priorizar la inversión de nuestros recursos públicos. Y, después de mucho pensar, he llegado a una conclusión inevitable: la educación debe ocupar un lugar central en nuestras preocupaciones. Hablo no solo de recursos económicos, sino también de algo mucho más valioso: nuestra capacidad de gestión y, sobre todo, el liderazgo necesario para despertar en todos un verdadero compromiso con la educación.
La inversión en educación no puede limitarse a la construcción de edificios. Es crucial que vayamos más allá y pongamos énfasis en aquellos elementos que hacen de la educación el verdadero motor de la transformación social. Entre los muchos aspectos que debemos considerar, hay tres que me parecen fundamentales: la calidad, la cobertura y el enfoque. Hoy quiero hablar de este último, del enfoque, porque si hay algo que define el éxito de cualquier propósito en la vida, es la dirección clara hacia la que apuntamos.
En mi proceso de reconectar con la lectura, me encontré con un libro que le había regalado a mi hija: «El Triple Focus: Un nuevo enfoque para la educación», de Daniel Goleman y Peter Senge. Este libro explora tres enfoques esenciales para el desarrollo personal y profesional en la educación:
El Foco Interno nos invita a mirarnos hacia adentro, a conocernos, a entender nuestras emociones, pensamientos y motivaciones. Es el primer paso para controlar nuestras vidas y tomar decisiones con sabiduría.
El Foco en los Demás nos recuerda que no estamos solos, que la empatía y la comprensión de las emociones ajenas son fundamentales para construir relaciones sólidas y liderar con humanidad.
El Foco en el Sistema nos permite ver el panorama completo, comprender cómo las piezas encajan y se relacionan entre sí, y, sobre todo, nos enseña a enfrentar los problemas complejos con una visión estratégica.
Este enfoque integral no solo busca formar mentes brillantes; también aspira a forjar corazones empáticos y ciudadanos capaces de pensar críticamente. En un departamento como Putumayo, que ha soportado tanto dolor y conflicto, la inteligencia emocional y la capacidad de trabajar en conjunto se vuelven indispensables. En un departamento donde su extraordinaria biodiversidad requiere de esfuerzos colectivos para su protección sí que es relevante generar las bases educativas que propendan hacia su conservación. Aquí el componente del Foco en el Sistema puede generar impactos positivos en nuestra sociedad, toda vez que este invita a pensar no como individuos aislados sino como un sistema donde los seres humanos somos solo una parte de esta interdependencia.
Por eso, hago un llamado urgente a que tanto las instituciones como la sociedad entera trabajemos sin descanso para integrar estos principios en nuestra educación. Porque solo así podremos construir una sociedad en paz, donde cada niño y niña tenga la oportunidad de un futuro mejor.
La educación no es un gasto; es la inversión más valiosa que podemos hacer. Y no se trata solo de construir escuelas, sino de construir una sociedad más justa y humana, donde cada persona, sin importar su origen, pueda encontrar su camino hacia un mañana más digno. Es hora de que pongamos nuestra mirada en lo que verdaderamente importa y caminemos juntos hacia ese horizonte.