Los resultados de esa desunión de la dirigencia, que casi actúa cada quien por su lado, tiene un reflejo que generó incapacidad en algunos temas del orden regional.
Temas que debieron ser de lucha conjunta de los tres Representantes y el Gobernador, se quedaron en este 2022 que está por finalizar, sin solución alguna.
Quedó pintada la desunión. La no Construccion de la cárcel nueva, ni siquiera la recuperación de la que tenía el Putumayo, antes del 31 de marzo de 2017, se pudo lograr.
Al comienzo del año que se va, el alcalde de Mocoa Jhon Jairo Imbachí y el Gobernador Buanerges Rosero, fueron motivo de “burla”, por quien era el director del INPEC, en el gobierno del presidente Duque, el General Mariano Botero, destituido por el mismo jefe de Estado ante el escándalo del preso Carlos Matto, que hacía y deshacía en La Picota. Los dos mandatarios se dieron la pela pidiendo la reapertura del penal, que no fue afectado por la avalancha de Mocoa; incluso el funcionario de “un grito”, en una llamada telefónica, los calló. Los funcionarios le importaban la reactivación de las instalaciones para resolver el drama de cientos de detenidos en las mal llamadas “carceletas”.
El pasado 13 de marzo el departamento eligió no dos, tres Representantes a la Cámara, uno de víctimas. Ellos Carlos Ardila, Andrés Cancimance y Jhon Valencia, parecen golondrinas que, “no llaman invierno”, fruto eso si, de los distanciamientos debido a las diferencias políticas, especialmente mentes de Cancimance, con los otros dos congresistas.
Así, pese a buenas intenciones aisladas de la dirigencia, el departamento en temas como de la cárcel que, incluso es de los proyectos de la mal llamada “Reconstrucción de Mocoa”, que llegará a los 7 años luego de la tragedia, sin completar varios obras que, están a punto de volverse, “elegante blanco”.
La gran pregunta que asalta a la mayoría de los putumayenses para el nuevo año es, ¿por fin de unirá la dirigencia con miras a un solo rumbo; el Putumayo?
JAIRO FIGUEROA