Archivos secretos P y T

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ElColombiano – Melquisedec Torres

Apenas un día después del bombardeo al campamento de “Raúl Reyes” en Ecuador, a 1.800 metros de Colombia, un fiscal de Puerto Asís, Putumayo, recibió tres computadores portátiles, dos discos duros externos y tres memorias USB incautados allí. Su contenido 43.339 archivos que cubren la historia de las Farc por varias décadas.

Buena parte del país, incluyendo a Pedro Antonio Marín, “Tirofijo”, creía que ahí estaban todos los secretos de esa guerrilla; así lo dijo a su jefe militar, “Mono Jojoy”, en una de sus últimas cartas antes de morir, un año y 20 días después de “Reyes”. En video, “Jojoy” lee ante sus hombres la carta y reconoce, como está en los archivos, que las Farc habían apoyado con dólares a la campaña del entonces presidente ecuatoriano Rafael Correa.

Pero una cosa es la verdad fáctica, la real, y otra la judicial, en un país como Colombia donde las formas, los eufemismos y los giros gramaticales han superado con creces, desde la Conquista, a lo específico.


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La solidez de esos archivos fue confirmada por el Comité Ejecutivo de la Interpol, que “concluyó que no se había producido ninguna alteración o manipulación de ninguno de los datos contenidos en los archivos… tras su decomiso por las autoridades colombianas”.

Luego, el británico Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), la más prestigiosa organización del mundo en estudios militares, los analizó y publicó un libro, “Los documentos de las Farc: Venezuela, Ecuador y el archivo secreto de “Raúl Reyes”, y puso a disposición del público los contenidos más relevantes, más de 1,6 millones de palabras.

Miles de páginas de correos que era imposible haber falsificado con tanta precisión de nombres, lugares, fechas y acontecimientos, con un lenguaje propio de cada interlocutor, en un lapso tan corto – un día – entre el operativo contra “Reyes” y la entrega a la Fiscalía. Los británicos del IISS les dieron plena credibilidad y descartaron tajantemente la posibilidad de falsificación, por “el volumen y la complejidad del material… dicha falsificación hubiera excedido los recursos de cualquier agencia gubernamental existente”.

Pero las formas priman. En 2011 la Corte Suprema declaró ilegal el contenido alegando que fue tomado en suelo extranjero, “inspección que hicieron en territorio ecuatoriano sin consultar con las autoridades de ese país”. Así, cerró cualquier posibilidad de investigar y juzgar a quienes allí aparecen como socios, cómplices o aliados de las Farc, entre ellos la exsenadora Piedad Córdoba Ruiz quien, según los archivos, era “Teodora Bolívar”. De ella figuran numerosos correos cruzados con “Raúl Reyes”, con datos tanto de complicidad como de abierta adhesión a las ideas radicales de las Farc.


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Así, los magistrados prefirieron el camino cómodo de las formas y le negaron al país muchísima justicia y verdad al lanzarlos al cesto de la basura.

Los archivos contienen tanta información trascendental del país que se debiese crear una verdadera comisión de la verdad para su publicación completa, analizada y confrontada a la luz de la historia. Por lo menos nos merecemos esa constancia


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