El remedio, no puede ser peor que la enfermedad
Por : Horacio Villarreal
Colombia se levantó en protesta por muchos errores del gobierno nacional, la reforma tributaria, ya tumbada, la reforma a la salud, el tema pensional y en el caso de Putumayo, el rechazo a las fumigaciones aéreas con glifosato y la exigencia del cumplimiento del Acuerdo de Paz de la Habana.
Las peticiones son justas, tanto así que el gobierno, se vio obligado a retirar la reforma tributaria, y el ministro de hacienda renunció, situación que no fue suficiente para bajar los ánimos, por el contrario, el pueblo tomo más fuerza, para reclamar las otras pretensiones incluyendo la renuncia del presidente.
La ONU y otras organizaciones internacionales, se han manifestado en respaldo al pueblo y le han exigido al gobierno, respetar y garantizar el derecho a la protesta, eso debido a la gran cantidad de manifestantes heridos, atropellados y muertos, como una flagrante violación a los derechos humanos.
Pero la otra cara de la moneda la viven las comunidades, afectadas por los bloqueos de las vías, generando desabastecimientos de combustibles y alimentos, incluidos productos de los mismos campesinos que se han perdido por la falta de transporte, generando grandes pérdidas económicas; y a eso hay que sumarle la falta de medicamentos de primera necesidad y oxígeno en los hospitales, más apartados.
En conclusión, el pueblo y de manera especial el campesinado, se ha quedado entre la espada y la pared, el gobierno le incrementa los impuestos y los dirigentes del paro los bloquean dejándolos en quiebra, sin comida y sin poderse movilizar