Por : Karen Juliete Rojas Gaitán
Una rubia despampanante, con ojos azules y una mirada tan profunda que hipnotiza al instante a cualquiera que se atreva a mirarla a los ojos. Valerie Meikle, de 80 años de edad, inglesa de nacimiento, pero con corazón colombiano, vive desde hace más de 50 años en Colombia. En 1959 dejó su tierra natal por amor. Al revelar este acontecimiento se burlaron de ella. “Mis amigos me decían que me iba a perder en la selva y que mi esposo se colgaba de las lianas para llegar a la oficina”.
El sentido del humor de Valerie Meikle fue más grande que los chistes de sus conocidos. Al llegar a suelo colombiano les envió una carta y una fotografía de unos indígenas desnudos, con un mensaje que decía: “¿Cómo les parecen mis suegros?”. Cada vez que recuerda esta anécdota se ríe sin parar. Meikle, desde niña, fue muy aventurera, siempre le ha gustado convivir con la naturaleza, por eso es que vive en el Amazonas, lugar que considera su hogar. “En el Amazonas siento que estoy en el centro del planeta”.
Su recuerdo más doloroso es el miércoles 13 de noviembre de 1985, cuando el volcán Nevado del Ruiz hizo erupción y sepultó el pueblo de Armero, que tenía 29.000 habitantes, de los cuales murieron 20.000, entre ellos su hija Carolina, quien estaba en el país haciendo un documental sobre el río Magdalena y su gente. “Increíble el destino. Al morir mi hija mayor, quise aventurar, por eso me fui para la selva. Tenía muchas ganas de estar en ese lugar”.
Desde ese momento inició la más emocionante y gratificante aventura de su vida. Ya en ese tiempo era madre de tres mujeres y un varón; dos de sus descendientes son colombianas y los otros dos son ingleses, pero toda su vida han vivido en Colombia.
Junto con Miguel, con quien vivió 12 años, compartió con los indígenas que se ubicaban a lo largo del río Putumayo. También vivieron durante dos años con los indígenas secoyas, que se ubican en la frontera entre Colombia y Perú. Valerie Meikle llevó consigo a su hijo Diego, que en ese entonces tenía 11 años.
“Creo que tuvimos suerte de que los indígenas nos aceptaran y nos dejaran convivir con ellos. Son unas personas lindísimas. Aprendimos muchas cosas, entre ellas a pescar, remar y a preparar casabe (alimento tradicional de las comunidades indígenas colombianas)”. Luego de convivir por dos años con la etnia secoya, Valerié Meikle y su compañero, Miguel, decidieron emprender un viaje en bote de 1.500 kilómetros para llegar al río Amazonas, ubicado en Leticia. Meikle relató que “durante el recorrido en bote hasta el Amazonas dormimos ahí mismo, pero muchas veces la gente que vive cerca del río nos invitaba a quedarnos en sus casas”.
El viaje duró cerca de cinco meses. La inglesa escribió un diario en el que plasmó lo que vivía, sentía y las personas que iban conociendo. Cuando llegaron a su destino, Meikle decidió organizar todo lo que escribió para hacer un libro, mientras Miguel, quien es artista, hizo las ilustraciones de los paisajes que ella describió. El libro se llama Hacia el corazón del Amazonas. El texto se encuentra en las librerías Nacional y Lerner. También escribió otro titulado Un cuento en cuentos. En este narra toda su vida, desde su niñez hasta la actualidad.
En la travesía por el río Amazonas se enfermó, porque la picó un mosquito que produce llagas en la piel. En esa ocasión tuvieron que quedarse con los indígenas. Meikle recordó que “fue un momento muy especial, nos quedamos en una casita lindísima. Teníamos todo lo que necesitábamos, había una quebrada cerca, papa y yuca”.
Al arribar a Leticia, Valerie Meikle vivió unos meses en la zona urbana. Allí conoció a seis familias que estaban interesadas en vivir rodeadas de naturaleza, por eso compraron un terreno en la reserva natural Cerca Viva, que queda a 11 kilómetros de Leticia. Sus vecinos más cercanos son las comunidades indígenas de uitoto y ticuna.
Cabe destacar que cuando ella realizó el viaje, sus hijos menores, Clare y Diego, estaban en Bogotá con su padre. “Mis hijos querían vivir en la ciudad y yo no, así que los dejé ser libres”, afirmó Meikle. Además, recuerda como si hubiera sido ayer que su hijo Diego le dijo: “No más indios, no más indios”, para pedirle que lo enviara a la ciudad.
Valerie Meikle a lo largo de su vida se ha caracterizado por ser una mujer que cumple sus sueños y hace lo que quiere. Nunca ha sido sumisa, sino todo lo contrario. A raíz de su temperamento y de la historia de su vida, su hija, Clare, decide hacer una película contando la vida de su madre. Durante tres meses hicieron una parte de la grabación, pero al ver los avances su hija toma la decisión de hacerla no solo de la vida de Valerie, sino también sobre la maternidad.
En ese momento Clare estaba embarazada, por lo que en el documental con imágenes de Clare encinta lograron enlazar la historia de Valerie y la maternidad. El largometraje Amazona ganó el premio del público en el Ficci 57.
Meikle asegura que “como mamá tú haces cosas por tus hijos hasta cierto punto cuando están chiquitos, pero cuando van creciendo también tienen que buscar su propia libertad, porque uno no es solamente mamá, uno es otra cosa y mi vida es mía y es separada de la de mis hijos. Además, yo digo que nadie debe sacrificarse y me pregunto: ¿De qué sirve una mujer sacrificada?”.
Valerie Meikle es una mujer polifacética, porque a lo largo de su vida no solo ha sido aventurera, mamá, abuela, escritora, sino también cantante, pintora y fue profesora de inglés durante 14 años. En su fase de cantante logró grabar un álbum. Asimismo, compone canciones y toca la guitarra. Ella es una amante de la bicicleta, con la cual desde los cinco años de edad emprendió su espíritu aventurero.
“Pienso que este puede ser un momento para hacer eso en la vida, nada. Pero no sé si lo voy a lograr, porque siempre me ha gustado hacer muchas cosas”.
Fuente : http://www.elespectador.com/noticias/cultura/la-aventurera-del-amazonas-articulo-685469