En el marco del buen ánimo de los primeros días del año nuevo y una vez superada la situación jurídica de la Gobernadora Sorrel Aroca ante la Procuraduría General de la Nación, la víspera del convulsionado 2016, algunas reflexiones importantes surgen de este aleccionador proceso. Para empezar, que como en el fútbol, las decisiones de los organismos de control o de la justicia, se terminan cuando el árbitro pita el final del partido o con el agotamiento de los recursos y de las instancias administrativas o judiciales correspondientes; por ello, flaco favor le hicieron a nuestra frágil democracia, el anuncio y realización de reuniones de campaña a unas elecciones atípicas de gobernación que no podrían ni legal ni políticamente tener viabilidad, lo que no quiere decir, que la relación de la gobernadora con la comunidad estuviera blindada de inconformidades a su talante y gestión de gobierno.
En consecuencia de lo anterior, en este momento histórico del país y del territorio, lo que debe ser prioridad en la agenda pública del departamento, es un llamado al trabajo en equipo y a la tarea de transformación que las mayorías en el Putumayo votaron con la elección de la primera mujer al frente de la gobernación del departamento del Putumayo. Los retos del post conflicto, la construcción del Contrato Plan o Contrato Paz, el cierre de brechas sociales, la optimización de los sistemas de acueducto, alcantarillado y saneamiento básico, la construcción de la variante San Francisco-Mocoa y con ella, el rezago en materia de infraestructura vial del departamento, la consolidación de una economía lícita que brinde alternativas diferentes a los campesinos respecto de la hoja de coca y a la dependencia del petróleo entre otros asuntos estratégicos, demandan toda la buena disposición y articulación de acciones que debe liderar la gobernadora, en coordinación de alcaldes y gobierno nacional.
Los anteriores temas y otros pendientes, deben convocar los mejores esfuerzos de las organizaciones sociales, indígenas y afros, los gremios económicos, la academia, los actores políticos, Corpoamazonia, las iglesias y en general, de todos los ciudadanos interesados en un mejor devenir para el Putumayo y sus gentes, por eso desde este medio, hago un llamado a la gobernadora, para que aproveche esta oportunidad que Dios y la vida le brindan, para que con renovadas fuerzas fortalezca lo que se venía haciendo bien como los presupuestos participativos y mejore en lo que se venía obteniendo bajas calificaciones como los canales de comunicación con las bases, consolide una importante labor como coordinadora del desarrollo regional de nuestro departamento, lo que no quiere decir que las distintas fuerzas políticas abandonen la tarea de fiscalización y veeduría a su tarea de gobierno o a la renuncia de ofrecer al pueblo visiones diferentes que en su momento deben ser sometidas al escrutinio popular en el juego electoral, como debe ser en democracia, la manera correcta de dirimir las diferencias y enfoques en la conducción de los asuntos de gobierno.
FABIAN ALFONSO BELNAVIS BARREIRO