Son casos excepcionales aquellos en los cuales la empresa aérea SATENA promocione tiquetes desde o hacia el Putumayo. En su historial no alcanzan los dedos de la mano para contabilizar esas ofertas. En condiciones corrientes si usted piensa viajar, a manera de ejemplo, la semana entrante, un tiquete entre Puerto Asís y Bogotá (ida y vuelta) perfectamente puede estar en los $800,000 (ochocientos mil pesos) en clase económica y se aproxima al $1.000.000 (un millón de pesos) en tarifa ejecutiva. Como ustedes pueden ver, es una de las tarifas de vuelos domésticos más costosas de Colombia y el servicio a bordo no es nada extraordinario. En otras aerolíneas usted bien podría ir y volver a Miami en plan de oportunidad.
Son varias las empresas aéreas que han solicitado autorización para prestar el servicio al Putumayo, pero por extrañas razones el monopolio de esta ruta siempre sigue en manos de una sola empresa. A estas quejas se suma una nueva, esta vez por parte de una prestigiosa universidad que por convenio con el Ministerio de Educación imparte una Maestría en Educación a 90 profesores del Putumayo y que el incumplimiento (¿ irresponsabilidad? ) de Satena se tradujo en perjuicios para dicha universidad.
Por considerar que la queja que dicha universidad le envió a la empresa estatal Satena debe redundar en procura de un mejor servicio, nos permitimos publicarla:
Medellín, 15 de noviembre de 2016
Señor
Director
SATENA
La Ciudad
Señor Director:
El día 11 de noviembre, un grupo de 11 profesores de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín que cumplen una importante labor de proyección social llevando educación superior a los grupos humanos que habitan en los lugares más apartados de las grandes ciudades nos encontramos con la sorpresa de que, nuestro vuelo a Puerto Asís que debería salir a las diez y treinta de la mañana dando el tiempo suficiente para la conexión desde Medellín, por motivos que desconocemos, fue cambiado de horario arbitrariamente sin tener en cuenta los pasajeros que deberían hacer conexión en Bogotá y, más grave aún, anunciándolo a destiempo de tal manera que era imposible llegar a Bogotá para tomar ese vuelo. Lo programaron para las seis de la mañana.
El perjuicio que se ocasionó fue de tal magnitud que, como medida de emergencia el grupo de profesores que debía llegar ese día a Puerto Asís, se tuvo que desplazar por tierra alterando toda la programación que se había diseñado para un encuentro con 90 maestros en formación que solo puede darse cada dos meses y cuyas consecuencias se pueden medir no solo en el gasto extra que se generó para poder garantizar la manutención de más de ciento veinte personas que tuvieron que ampliar su tiempo de estadía en el sito de concentración y las consecuencias laborales de esta dilación, sino también, en el perjuicio institucional para una universidad que está valorada entre las mejores del país y que se caracteriza por un celo estricto en el cumplimiento de sus obligaciones académicas.
Deploramos que medidas de este tipo se tomen sin medir los daños que puedan causar, máxime cuando ustedes utilizan lemas publicitarios cuyos contenidos hablan de “unir a los colombianos”.
Quisiéramos saber cuál será la responsabilidad de la empresa ante el perjuicio ocasionado y el posible resarcimiento por los daños ocasionados y que emanan de una lamentable decisión de su empresa.
Quedamos en espera de su respuesta,
Nos suscribimos,
OLGA LUCÍA ARBELAÉZ ROJAS
Coordinadora nacional Etnoeducación.
Circular 1 #70-01 bloque 6
Medellín