Publimayo
A clío.
«Ocurre entonces la emoción singular llamada
belleza, ese misterio hermoso que no
descifran ni la psicología ni la retórica.»
Jorge Luis Borges
Sus palabras se pierden en el libro- ¿las dijo?-. Recuerdo su prudencia, su modestia y su falta de carácter. Su belleza. Después vino la aspereza y la crueldad, no, su crueldad.La muerte. Aunque ya lo dijo el viejo Parménides: el ente siempre quiere permanecer en su ser.
Era 1890 y ahí empezó todo. La cadena que todavía hoy no concluye aparece en la era victoriana. El demonio que no se menciona surge refulgente en nuestros días. De esa belleza, que tal vez solo los griegos conocieron, renacen espectros hambrientos de la gloria que únicamente Fidias podría brindarles. Pero Fidias ahora bebe junto a Protágoras y Sócrates sobre la cruz de su gloria.
Si no Fidias tal vez Oscar Fingall O´Flahertie Will. Si no en Atenas, tal vez en Dublin, o mejor, y como ha sido, en sus palabras. A veces, por la Afrodita de Milo se conoce a Alejandro de Antioquía. ¿Quién es el autor y cuál es la obra?
Evatlo
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