Foto: Germán Arenas / Cortesía.
Mas de 1.500 personas vestidas con camisetas blancas marcharon en silencio por las calles de Orito, Putumayo, uno de los municipios más afectados por los ataques perpetrados en los últimos meses por presuntos miembros de la guerrilla de las FARC, que hace más de un mes tienen en zozobra a los habitantes de esta población petrolera en el sur del departamento.
“El balance es muy positivo. Salimos a manifestarnos por la paz y esperamos que los violentos no continúen atentando en contra del municipio. Orito es un pueblo de paz y de diálogo”, expresó el mandatario.
Angulo agradeció a todos los participantes y aprovechó para enviar un mensaje al presidente de la República: “Orito, Putumayo, votó el 85 % por la reelección de Santos, con 9.200 votos, es decir que Orito apunta hacia la paz, pero la pregunta es: ¿a qué paz apuntamos? Orito espera que los compromisos que se hicieron en campaña con los diálogos de paz sean una realidad”, dijo.
La personera Municipal y gestora de la marcha, Milena Rivadeneira, también se mostró complacida con el acompañamiento y el apoyo de los oritenses y pidió mayor intervención del gobierno central en cuanto a temas de educación y trabajo para esa región.
“Fue una marcha exitosa. Participaron aproximadamente 1.500 personas y todo esto con el fin de que el Putumayo sea reconocido, que Putumayo también es Colombia; esperamos que el señor presidente Santos tenga en cuenta a Orito, aquí no sólo es hablar del tema del petróleo, aquí es hablar de oportunidades para la gente… oportunidades de trabajo, de educación y salud”, señaló.
El profesor Guido Solarte, partícipe de la marcha, expresó la preocupación y la zozobra que se vive en las instituciones educativas, especialmente luego de que en días pasados medios locales reportaron que una escuela local tuvo que ser evacuada tras amenazas recibidas contra sus directivas.
“Esta movilización es para expresar el descontento a la comunidad en general y a todo el departamento por la situación de inseguridad que se vive hoy”, señaló.
La personera Rivadeneira señaló que los habitantes de la población anclada en la manigua viven con temor constante por hechos violentos, como la detonación de explosivos no sólo en los tubos de conducción de petróleo, sino en establecimientos comerciales y en la misma sede de la Alcaldía; además, por llamadas extorsivas que exigen pago de gruesas sumas de dinero a comerciantes para no atentar contra sus vidas.
“Como defensora de los Derechos Humanos, pido paz y no me atrevo a culpar a grupo alguno de estos hechos de violencia. Eso competencia de la Policía y el Ejército”, señaló.
El periodista Germán Arenas colaboró con la realización de este artículo.