Guillermo Rivera Florez, aquí y allá

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Agustín Ordoñez G.

En el marco de las elecciones de gobernadores, alcaldes, diputados y concejales que tuvo lugar en todo el país el pasado 30 de Octubre, el Putumayo acaba de vivir uno de los procesos electorales más intensos de su historia política, por las implicaciones, coyuntura y circunstancias que lo rodearon y porque además de candidatos tenía otros ingredientes y otros protagonistas que también se jugaban algunas cosas, como los parlamentarios, ex parlamentarios y posibles parlamentarios. Entre ellos el Representante a la Cámara Guillermo Rivera Flórez.

Dentro de ese marco político al que hicimos referencia al inicio, se han dicho muchas cosas sobre este Parlamentario y “lo sacaron a bailar” constantemente en la última campaña, por obvias razones. Pero apartándonos un poco de las trifulcas electorales de estos últimos meses, de los resquemores de la pasada contienda política y de su accionar como jefe de su partido, quisiéramos opinar y hacer referencia a uno de los aspectos relevantes de quien, por diferentes razones, buenas para unos, malas para otros, es uno de los personajes más importantes de la vida política del Putumayo en los últimos tiempos. Al opinar pretendemos ser lo más objetivos posible, desprendiéndonos de cualquier tipo de subjetividad política o de clase, sin ninguna intención de defender, atacar o adular, que no nos corresponde y respetando el concepto que cada quien pueda tener.

Haciendo mención a los recientes acontecimientos, era previsible que tarde o temprano el Putumayo, pasaría factura, probablemente a él, como jefe del liberalismo, por el descalabro del partido en la administración del departamento en estos años, sobre lo cual creemos que debió anticiparse y asumir la responsabilidad a su debido tiempo en calidad de jefe del partido de gobierno y no esperar a que se lo recordaran en las urnas. Para nadie es un secreto que los resultados de las últimas elecciones no solo son indicativos del nivel de respaldo o rechazo a las candidaturas, sino también la manifestación del inconformismo acumulado por todo lo que ha sucedido.

Pero además de todo lo que se relaciona con el tema de su direccionamiento político en el departamento, está también el de su gestión como parlamentario, para lo cual ha sido elegido durante tres periodos consecutivos y a lo que queremos referirnos específicamente.


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Sus críticos más enconados, algunos incluso desde adentro de su mismo partido y que quizá lo conocen mejor, han señalado que Guillermo Rivera es uno en Bogotá y otro muy distinto en el Putumayo, refiriéndose seguramente, por una parte, a su desempeño como representante a la cámara en la capital del país y, por otra, a la forma como ha conducido su partido y la conformación de los cuadros de representación del liberalismo en el Putumayo, como también a su presunta incidencia en el gobierno departamental.

Aunque de alguna manera puedan tener razón quienes señalan que es uno aquí y otro allá, se debe precisar que la capital de Colombia y el departamento son ambos escenarios políticos pero con distinta connotación, lo cual determina que hay que asumir posiciones y actitudes distintas en cada uno. Bogotá es el centro de la política nacional y la sede del Congreso de la República, en donde cada parlamentario debe desarrollar su labor político legislativa y participar de la discusión de los temas nacionales. Mientras que el departamento es el escenario de la política regional, donde se definen los cuadros, las candidaturas y se consiguen los votos para obtener el poder regional e ir a la Capital y al Congreso. En Bogotá cada representante a la cámara de cualquier región, sea bueno o malo, es un parlamentario y debe actuar como tal. En su departamento, cada representante, con aciertos o equivocaciones, es un jefe político y debe dirigir o ayudar a dirigir su colectividad. Todos los parlamentarios del país, bien o mal, así lo han hecho y lo hacen.

La función de los parlamentarios en el Congreso está claramente definida en la Constitución, en la Ley y en el reglamento de cada una de las cámaras legislativas, sin embargo existen diferentes puntos de vista en la opinión pública acerca de la labor que debe desempeñar un representante a la Cámara. Para la mayoría debe dedicarse a conseguir recursos y soluciones para los problemas de su región, lo cual es una aspiración lógica y una función que es importante y necesario que se haga, sobre todo en nuestra condición de región olvidada y marginada. Para otros, que la verdad son pocos, deberá también involucrarse en la problemática nacional, tener conocimiento de ella y ser parte de su análisis, discusión y decisiones. Aunque la mayoría se inclina por lo primero, lo ideal sería una combinación acertada de las dos gestiones. Pero ante todo cada representante es un congresista y como tal cumplirá con su función propositiva en el debate legislativo y de control político del orden nacional.

Analizando su trabajo desde el punto de vista de la verdadera labor del Congreso y de los Congresistas y de su participación y trascendencia en la vida política nacional, el Representante a la Cámara por el Putumayo, Doctor Guillermo Rivera Flórez, ha marcado la diferencia.


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Al margen de su papel como jefe de su partido y aunque algunos no compartamos sus métodos políticos en el departamento, es grato para los putumayenses ver, oír y saber que este Parlamentario putumayense está a la altura de los mejores congresistas del país, incluyendo Senado y Cámara, por el conocimiento, la inteligencia, la capacidad y oratoria que ha demostrado en su excelente participación en los grandes debates sobre temas trascendentales para este país, al cual también pertenecemos nosotros.

Gracias a sus debates y a su protagonismo en varios temas, ha alcanzado un elevado estatus en el ámbito político colombiano, que lo han hecho trascender incluso internacionalmente, convirtiéndose además en una autoridad de su partido a nivel nacional. Esto lo ha catapultado, según se ha dicho, a la categoría de candidato a Senador, algo que no es nada descabellado, por cuanto tiene con que serlo y hacerlo. Se debe reconocer que todo esto es algo muy importante y valioso y que coloca en alto el nombre de nuestro departamento. No ser capaces de reconocerlo es ser mezquinos, ciegos y sordos.

Es decepcionante para las regiones cuando los Representantes a la Cámara no figuran para nada en los debates importantes y que cuando hablan se nota su falta de conocimiento y manejo de los temas y su escasa capacidad de oratoria, o cuando solamente son capaces de referirse a temas de carácter puramente regional, algo que afortunadamente no ha sucedido con este Congresista putumayense.

Pero en lo que aún no ha brillado con suficiente claridad el Doctor Guillermo Rivera y en lo debería brillar aprovechando su momento en este periodo, es en la gestión ante el Gobierno Nacional de algunos proyectos de desarrollo para el Putumayo que tanto lo necesita, porque ya son 12 años de representación parlamentaria que deberían verse reflejados también en algunas obras concretas para nuestro sufrido departamento. Con esto, además de su labor legislativa tan importante y digna de resaltarse en muchos aspectos, lo recordaríamos también por traernos recursos del Gobierno Nacional, que quizá sirvan para reivindicar un poco lo ocurrido en estos últimos años.

Para finalizar queremos decir que es una lástima que ahora forme parte de la Unidad Nacional, porque algunos siempre miramos con buenos ojos y con interés su trabajo y posición valientes y contundentes, en el periodo anterior, como opositor del gobierno del tristemente célebre Álvaro Uribe Vélez, a quien Juan Manuel Santos se le parece tanto en todo, aunque quieran hacernos creer lo contrario.

 


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