En busca de un “Mesías político”

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Jaime Erazo <br>Buenos Aíres. Argentina

9 de Octubre de 2011

“Que en éstas elecciones ojala no suceda lo mismo que con las pirámides que acabaron con las esperanzas y las ilusiones de tanta gente”

Parece que el “populismo” se está poniendo de moda en nuestro medio. La desesperada búsqueda de un “Mesías político” o de una persona que de la manera más rápida y menos dolorosa acabe con los problemas socio-económicos por los que atraviesan amplios sectores de la población putumayense se ha constituido en uno de sus principales motivadores.

Si hace unos 20 o 30 años era posible sortear las demandas básicas de una familia en particular y los de la población en general desde un Estado benefactor y sus entidades territoriales como el municipio y las gobernaciones, en los últimos años los escasos ingresos del cabeza de hogar, hombre o mujer, no bastan para atenderlas. En la actualidad se impone la necesidad de que la mayoría de los miembros de una familia salgan a competir al reducido y cada vez más exigente mercado laboral, centrando la lucha en la angustiosa o desesperaba búsqueda de un trabajo formal o informal y desplazando a un segundo plano la lucha por la reivindicación de derechos fundamentales. La satisfacción del YO es el fin principal de estos tiempos.


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A lo anterior se le suma el empobrecimiento de la discusión o confrontación política acerca de la realidad social y el modo más justo y equitativo de gobernar, basta hacerle un seguimiento a los comentarios que los seguidores de uno u otro partido o candidato hacen en las páginas web para darse cuenta de ello. Dicho de otro modo, a la pobreza material le acompaña la pobreza del pensamiento crítico. La noción de democracia se ha desfigurado hasta el punto de que la democracia representativa remite a otra cosa, a ausencias o a deformaciones de lo que en realidad y lo mismo podemos decir que sucede con la noción de política, son síntomas de un malestar generalizado al que hay que prestarles atención pues se corre el riesgo de que, para la sociedad, el remedio termine siendo más dañino que el de la enfermedad. El temor es que en el corto plazo, las esperanzas y las ilusiones de las mayorías puestas en un “Mesías político” se pueda convertir en la más grave frustración.

Ésta situación ha permitido que habilidosos personajes pronuncien discursos en sintonía con lo que quieren oír los menos favorecidos, llenos de promesas alejadas de lo que realmente necesitan los sectores populares para salir de la miseria y la pobreza. A ésta manera de hacer política es a la que se le denomina populismo. El populismo no es un fenómeno económico, es un fenómeno netamente político que generalmente tiende al fracaso. El expresidente Sanguinetti del Uruguay, en cierta ocasión se preguntó qué era el populismo y contesto: “el populismo es lo contrario a la democracia responsable…que trata de desarrollar las acciones sociales, la que no promete algo que no puede dar”.

Las políticas populistas generalmente promueven el odio y el resentimiento entre los habitantes de un municipio o departamento como el nuestro y siembran la semilla de la inestabilidad social y la destrucción económica. Así que, los candidatos son exitosos en la media que su tema preferido es el económico y no el crear falsas expectativas al pueblo para que vote copiosamente y, más temprano que tarde, se frustre porque sus problemas y necesidades más apremiantes siguen sin solución alguna.

El fenómeno de la globalización está provocando que el poder político quede más separado de la política imposibilitándolo para cumplir sus funciones básicas de establecer un orden político y social en el que los seres humanos puedan existir y desenvolverse plenamente, gozar de seguridad personal, certidumbre sobre sus posesiones y garantía de su dignidad humana. Los putumayenses no somos inmunes a los efectos de la crisis mundial del sistema económico y financiero o ¿es que lo de los “indignados” en Europa y Estados Unidos no nos dice nada?


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El populismo no es bueno, por eso no conviene emocionarse tanto ante los anuncios de nuevos “Mesías político”. Ante tal situación…posiblemente “más vale mal conocido que bueno por conocer”.

Dejemos que sea la historia la que conceda o niegue la razón.


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