John Elvis Vera Suárez
En Colombia mientras para 1974 eran registrados 770 plaguicidas, para 2003 ya 1.370 contaban con licencias comerciales. De estos al menos 123 se consideraban de alto riesgo para la salud humana, elaborados a partir de 400 ingredientes activos, de los cuales 77 eran ya prohibidos o restringidos en otros países.
Hoy en día se estima una demanda en el país de 1,5 millones de toneladas métricas de agroquímicos. Con más de 70 empresas compitiendo en el mercado nacional, lideradas por Monómeros Colombo Venezolanos y su filial Ecofertil, Yara Colombia, Dow AgroSciens, Bayer, Du Pont, Nufarm, Chrvsal Syngenta, Químicos Oma, Anasac, Cosmoagro, Industrias Emu, Avgust, DVA, Agromil, entre otras.
El Quindío no es ajeno al uso de gran cantidad de plaguicidas para diferentes aplicaciones en la agricultura convencional. Ante la gran oferta de los mismos y la poca vigilancia de las instituciones respectivas, se esparcen por los campos y ríos, toda clase de venenos en busca de abundantes cosechas en 47 cultivos diversos, registrados por la química Ángela Rivera.
De esta información podemos resaltar que, en Colombia, son al menos 10 instancias o entes administrativos por los cuales pasa la autorización para la aplicación de los agroquímicos.
Que en el departamento se hallan 58 expendios de agrotóxicos autorizados. Por igual informa que se utilizan 17 agroquímicos en el cultivo del café, 18 para aguacate, 14 para plátano, 17 para cítricos, 20 para banano, 24 para maíz, 34 para tomate y 46 en otros cultivos.
Señala que no se encuentra coordinación entre el ICA y las secretarías de Salud municipales, en cuanto a la información de los agroquímicos utilizados en el área de cada uno de los municipios.
Poco uso y falta de equipo para la protección del personal que realiza las labores de fumigación. El aseo personal apropiado no se lleva acabo. Sus prácticas cotidianas en sitios de preparado y fumigación acarrea a los trabajadores, riesgos de contaminación con los agroquímicos.
No se respetan las franjas de protección para el Patrimonio Hídrico, establecidas en la legislación colombiana. Paralelo a esto se menciona que el sector rural no cuenta con servicio de agua potable.
Alerta sobre la contaminación de quebradas y ríos, al realizar limpieza y lavado de recipientes, herramientas y maquinaria utilizada en fumigaciones.
No se ha cuantificado aún la presencia de plaguicidas en los alimentos producidos, distribuidos y comercializados en el departamento. Ni su incidencia sobre la salud de sus habitantes.
Es muy probable la contaminación del aire por desconocimiento de normas para la aplicación de plaguicidas, al no evitar su arrastre por corrientes del viento.
No existe información confiable que determine la cantidad exacta de los agroquímicos utilizados en la agricultura y labores pecuarias en el Quindío.
Seguimos insistiendo en que la manera de contrarrestar el envenenamiento de nuestros territorios por las labores agrícolas y pecuarias es la agroecología. Necesitamos de prácticas agrícolas y pecuarias sanas y sustentables.