Por : Agustín Ordoñez
El veto a Ricardo Solarte en el Pacto Histórico es algo lógico y estamos de acuerdo con él. La razón, aunque sencilla, es de un significado profundo y podría no ser fácil de entender. Tampoco es fácil de explicar.
No se puede pretender que soy de izquierda sin haberlo sido nunca. No se puede pertenecer a la Unión Patriótica sin haber estado nunca. No se puede, de la noche a la mañana, ser de ambos e inmediatamente representarlos como candidato, porque fácilmente se desnuda que el propósito es la candidatura no el ideal. En los partidos tradicionales y sus derivados, de los cuales proviene, podrá ser normal, pero en la izquierda equivale a querer ser general sin haber sido nunca soldado; como llegar a la universidad sin hacer el bachillerato.
En el oportunista afán de meterse a la brava al Pacto Histórico denotan su desconocimiento de la historia, el significado y lo que conlleva haber pertenecido y pertenecer a la izquierda y particularmente a la Unión Patriótica, o no les importa y quieren pasarles por encima. Lo peor de todo es que a los que avalaron esa oscura intención también parece habérseles olvidado o no importarles. La izquierda es un sentido y un sentimiento, no es un partido o una afiliación, no es un aval que se regala o se vende. Es un proceso de formación y lucha social, al lado de las comunidades y las organizaciones sociales, sus luchas, sus conquistas y sus derrotas, en toda la vida, no solo en un momento de conveniencia electoral.
Es curioso, los mismos que acuñaron el término “el ajedrecista” y ven su mano en todo momento y lugar político, hoy fingen que no se han dado cuenta y defienden su jugada, su ficha y su movimiento en el lado izquierdo del tablero político, creyendo haber encontrado una forma de atacar y desprestigiar al Pacto Histórico y particularmente a Andrés Cancimance, a los que la politiquería pretende eliminar como sea. Pero si el Pacto Histórico y Andrés Cancimance hubieran aceptado esa intromisión y no la vetaban, los mismos que condenan el veto y victimizan la ficha, los estarían señalando y acusando de ser influenciados, permeados y comprados por “el ajedrecista”.
Aún no logramos identificar si la ficha y la jugada son para aprovechar electoralmente el momento histórico que vive la izquierda en el país y el departamento o para dividir al Pacto Histórico y a la izquierda putumayense. Si la jugada era de oportunismo, no está dando resultado, porque los movimientos alternativos no lo van a permitir. Si la intención era dividir, lo está logrando. Desafortunadamente dividir a la izquierda puede resultar relativamente fácil, porque los movimientos alternativos y algunos de sus dirigentes son más fáciles de dividir que de unir, por eso en antiguas contiendas electorales han sido más las diferencias que los votos.