La libertad y lo político

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Jaime Erazo Buenos Aíres. Argentina

La actividad política es una actividad propia de hombres libres

El concepto de libertad siempre ha estado unido al concepto de política como también a las formas de gobierno que van desde la democracia, que supone el máximo respeto a la libertad, hasta la tiranía, que es la eliminación de la libertad. Aristóteles decía que la actividad política es una actividad propia de hombres libres.

La libertad negativa y la libertad positiva


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La actitud que en lo político se asume permite dividirla en libertad negativa y la libertad positiva:

La libertad negativa es la facultad de hacer lo que se quiere sin limitaciones o restricciones de ningún tipo, es no ser obstaculizado por nada ni por nadie. Lo paradójico o contradictorio de esta posición, por cierto muy generalizada en nuestro medio, es que su resultado final es la anarquía, el caos, la inseguridad, la incertidumbre.

La libertad positiva es la facultad que se tiene para darse normas y un gobierno dentro de un marco de ordenamiento jurídico y social al cual el individuo se somete. Es libertad para crecer, para pensar y para actuar desarrollándose como individuo y como sociedad, es poder activo y creativo.

A quien favorece políticamente la libertad negativa


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A sectores sociales y políticos que conscientemente aprovechan las circunstancias de crisis para lograr sus objetivos político. En éste grupo se encuentran los resentidos de los partidos o movimientos políticos, los que hablan del fin de los partidos y de votar por quien se quiera sin tener en cuenta la más mínima sustentación ideológica o de organización, los que gustan enturbiar el medio o entorno político para obtener excelentes dividendos políticos, así como también, los que corrompen a los votantes mediante operaciones de compra y venta. Curiosamente son anarquistas para incitar al ciudadano al desorden pero déspotas terribles cuando logran el ejercicio del poder político administrativo. Para los que propician la libertad política negativa todo orden supone un límite a sus intereses.

A quien favorece políticamente la libertad positiva

A los sectores más vulnerables, a los desposeídos, a la gente de pueblo, a quienes buscan un gobierno democrático que brinde bienestar y seguridad para todos porque entienden que los intereses sociales están por encima de los intereses individuales, a los que luchan por la justicia, la igualdad y solidaridad social. A los intelectuales y todas las gentes de bien que consideran que hay que darse un ordenamiento jurídico y un gobierno democrático para lograr la seguridad. Lo político y el derecho aparecen como un “mal necesario”, un mal menor frente al mal mayor de la anarquía o del absolutismo.

Los que propician la libertad positiva consideran que el orden, más que limitación a la libertad es su expresión o realización, por lo tanto, el poder político ya no es concebido como un poder esencialmente represivo que se ejerce sobre otros o contra otros y contra la voluntad libre, sino como el poder que resulta de la coincidencia de las libertades cuya unión es su fuerza. Finalmente, es la unión solidaria con los otros lo que da poder real a la libertad positiva.

La democracia es el régimen de la libertad política positiva

Rousseau decía que la “libertad es la obediencia a la ley que uno mismo se ha impuesto”, por eso la preocupación de la democracia es formar una voluntad general para que haya un consenso verdadero y no solo aparente ni manipulado, por eso la democracia busca multiplicar las organizaciones que garanticen el protagonismo de todos los ciudadanos en las decisiones colectivas, así como en la efectiva realización de las libertades públicas.

Pero como jamás dejarán de existir los amigos de la libertad negativa, la ley siempre tendrá que restringir el individualismo y las conductas antisociales que promueven.


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