El alcalde o alcaldesa ideal debe ser lo que es el padre o la madre para su familia

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Jaime Erazo Buenos Aíres. Argentina

Con la realización de las consultas del 29 de mayo pasado quedaron claramente identificadas las candidaturas a las alcaldías municipales por los diferentes partidos políticos. Como las campañas entraron en la etapa de definiciones con miras a las elecciones del próximo mes de octubre de 2011, bueno sería pensar en cuál sería el alcalde ideal.

Puede que coincidamos, puede que no, pero lo importante es comenzar a fundamentar o sustentar, con seriedad y sobre todo con responsabilidad, la decisión de votar a favor de quien debe conducir los destinos de nuestro municipio en los próximos cuatro años.

Algunas de las múltiples preguntas que podríamos hacer podrían ser: ¿Queremos cambiar? o ¿Queremos más de lo mismo? ¿Le llegó a la mujer la hora de gobernar? o ¿Todavía se tiene que esperar un poco más? No hay que olvidarse que cuando se hace uso del derecho a elegir, también se asume la responsabilidad en el éxito o fracaso de un gobierno.

El alcalde o alcaldesa ideal:


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El alcalde o alcaldesa debe ser para la municipalidad lo que es el padre o la madre  para su familia: la ama, cuida, protege, procura su bienestar, trabaja incansablemente para obtener ingresos suficientes que le permitan proveer lo necesario para atender sus necesidades básicas, ahorra para invertir o atender urgencias o imprevistos, ejerce la autoridad, mantiene el orden y la disciplina.

El alcalde o alcaldesa ama a su municipio cuando  manifiesta y demuestra principalmente identidad y pertenencia a su pueblo, a su historia, a su gente, a su patrimonio cultural, a sus usos y costumbres. La identidad y pertenencia se constituyen en prenda de garantía para obrar con honestidad, lealtad y responsabilidad. La identidad y la pertenencia hacen que piense siempre en la integridad social y territorial del municipio.

El alcalde o alcaldesa cuida y protege a la municipalidad cuando administra con honradez los recursos y de manera participativa establece y ejecuta plan municipal de seguridad para sus habitantes puedan vivir y desarrollar sus actividades sin miedo y sin preocupaciones. Cuida y protege a la municipalidad cuando observa y hace cumplir los derechos fundamentales consagrados en la Constitución y la ley.

El alcalde o alcaldesa procura el bienestar de quienes viven en el municipio cuando toma decisiones que producen en sus habitantes la sensación inmensa de satisfacción, tranquilidad y alegría de vivir.


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El alcalde o alcaldesa trabaja incansablemente para obtener ingresos suficientes que le permitan proveer lo necesario para atender las necesidades básicas del municipio, cuando elabora y ejecuta plan que le permite elevar los ingresos propios y además gestiona diligentemente recursos ante el departamento, la nación u otros países y organizaciones no gubernamentales del orden nacional e internacional para invertir en educación, salud, vivienda, cultura, deporte, recreación, protección y cuidado del medio ambiente. Parte de los recursos los destina a programas y proyectos que se constituyen en fuentes de trabajo que dinamizan la economía de sus gentes y generan ingresos para que los o las cabezas de hogar puedan acceder a servicios que mejoran efectivamente el nivel de vida de sus hijos.

El alcalde o alcaldesa ahorra cuando gasta y paga lo justo, cuando el superávit o lo que le sobra no lo malgasta en banalidades sino que lo invierte en obras que demanda el desarrollo local o para atender imprevistos como los causados por desastres o epidemias, cuando además rechaza  sobrecostos o  sobrefacturación en las compras y adquisiciones que lo pueden favorecer personalmente o favorecer a terceros.

El alcalde o alcaldesa ejerce la autoridad cuando da ejemplo de observancia y cumplimiento de la ley, cuando toma decisiones justas y oportunas para regular u ordenar la vida de sus gobernados, mantener el orden público, la disciplina y la seguridad, en concordancia con la Constitución y la ley.

Para ser alcalde o alcaldesa, hay que reunir calidades personales, conocimiento y experiencia político-administrativa,  reconocidos principios éticos, morales y sociales. Cualquiera no puede ser alcalde.

Porque se debe elegir bien:

El poder de un pueblo radica en el voto que solo puede ejercer cada cuatro años en las mesas de votación. Votar bien es un deber ciudadano que implica responsabilidad con uno mismo, con la familia, con la comunidad y con quienes viven en el municipio. Votar es para el pueblo una inversión, si votas mal has perdido tu voto y pierde el pueblo, si votas bien ganas tu y gana el pueblo. Quienes votan por la mejor propuesta, por la mejor opción son dignos ciudadanos. Quienes votan dejándose llevar por las emociones, porque es bonito bonita, porque se ve buena gente, etc.), atentan contra los demás ciudadanos y son corresponsables del atraso y  de los fracasos del gobierno y la administración municipal.

Para terminar: en su voto esta el futuro del municipio y de quienes viven en el, incluyéndose usted.


Jaime Armando Erazo Villota


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