ohn Elvis Vera Suarez
1759
“…Fray Juan Santa Gertrudis hizo acondicionar la senda andakí de San Agustín al río Caquetá, probablemente por el río Villalobos, por donde introdujo ganado vacuno (357 reses) y ovino (300 cabezas) a la misión capuchina del Bajo Putumayo.”[i]
60’
“…fue descubierta por el padre José de la Concepción Vicuña, la ruta Popayán-Hacienda de Laboyos-San Francisco Javier de la Ceja; de allí se bajaba al Río Pescado y se tomaba dirección hacia Mocoa y Sucumbíos, o se tomaba el Caquetá hasta La Tagua donde se pasaba al Putumayo, cuando se iba para los pueblos más retirados de este río. Esta vía permitía hacer el recorrido entre Popayán y las misiones en un tiempo que rodeaba los 20 días, mientras que por las otras se gastaban los misioneros de dos a tres meses. Además, tras el descubrimiento de esta ruta, se erigió a La Ceja como pueblo de escala para las misiones.”[ii]
1760
“En el “Boletín de Estudios Históricos”, editado en Pasto, hemos leído: “De Popayán, a cuyo cargo corrían las conversiones en el Caquetá y en el Putumayo, salió el P. Antonio Alfaro, (el calahorrano) como otros Religiosos que, con el P. Joaquín Gil, (el de Herrera) por el año de 1760, reconocieron el Putumayo en compañía de un comerciante de Barbacoas, quienes fundaron en el término de su viaje, o sea en el amazonas, el pueblo de “San Joaquín”, donde permanecieron bastante tiempo entre los indios, tratando de reducirlos a la fe cristiana y a la vida civilizada”.[iii]
1762
“…el Padre Fray Joseph Jochin de San Joachín comunicó a su superior de otra nueva “peste de toda la gente, cuyo accidente me ha causado bastante pesadumbre”.[iv]
1767
Año en que Santa Gertrudis regresa a España. Agustinillo (poblado ubicado quizás un poco más abajo del actual Puerto Leguízamo) y fundado por él, lo deja en la siguiente condición: 311 personas como fuerza de trabajo; una población total de 1.472 habitantes y 170 casas. Con 512 reces, 623 ovejas y por lo menos 200 gallinas. Existían tres telares para el algodón y tres telares para la lana producidos en la comunidad. De igual manera potreros, un gran platanar, tres grandes rozas con maíz, dos y media toneladas de arroz paddy, cien kilos de sal, seiscientos kilos de pescado seco, seiscientos veinticinco kilos de azúcar, 25 botijas de miel, 40 de guarapo, 7 de aguardiente, 30 de aceite de tortuga, media de vino. El inventario de herramientas era: 52 hachas, 3 sierras braceras y 4 medianas. Dicha fundación estaba conformada por indios Encabellados y Murciélagos. Los gobernaba un Alcalde y dos Regidores, cargos que se alternaban entre las dos nacionalidades cada año. Obviamente el amo absoluto era el Misionero, generando las suficientes contradicciones culturales, haciendo que dicho modelo fracasara finalmente.[v]
1767
Los misioneros Jesuitas son expulsados de las posesiones españolas. Su área cubría desde Caracas hasta Buenos Aires, incluyendo las fronteras con las tierras dominadas por los portugueses.[vi]
“…durante más de un siglo los indios de Sibundoy y del Putumayo tuvieron un contacto muy limitado con el mundo exterior. En tierras bajas, el modesto comercio de Mocoa en productos de la selva – cueros y marfil vegetal, gomas y resinas, plantas medicinales, gutapercha de la balata, corteza de cinchona, miel de abejas, tintes y laca-, se trasladó a Pasto. Pero el impacto de la Iglesia fue mínimo. Entre 1848 y 1899 no residió ningún sacerdote en el Valle de Sibundoy.”[vii]
1767
Fundación de Santa María del Caquetá, contando con 200 indígenas Payaguajes y Tamas.[viii]
1769
“… exploró la región del Caquetá y del Putumayo, con el cargo de Visitador (de las Misiones Franciscanas), el P. Juan Matud, y de regreso en Popayán, recomendó que se trabajara el camino de La Plata y Timaná y del pueblo de La Ceja (hoy Acevedo – Huila), y que, desde aquí, al río Bodoquero, se haga un camino transitable.
Encomendó esta obra el P. Guardián de Popayán al Hno. Fr. José de Jesús Carbo. Cuidaba éste del pueblo de La Concepción, sobre la ribera del río Putumayo, y hubo de ocuparse en buscar un camino más fácil y más corto para pasar a las Misiones.”[ix]
“Entresacamos las noticias que importa conocer sobre la Misión del Putumayo, donde había tres poblaciones: La Concepción, Nuestro Padre San Francisco y San Diego (Cfr. Viajes Misioneros del R.P. Fernando de Jesús Larrea, Franciscano. 1700-1773. por el Sacerd. Alfonso Zawadaki. Cali. 1945).
Copiamos del Informe Misional: Los frutos naturales de estos pueblos, los más notables, son: abundante cera, muy alba, la forman las abejas en los troncos huecos de los árboles; en los panales de la blanca, no hallan miel los indios, en otra que se halla negra, se encuentra mucha.
Abundan estos pueblos y bosques de cacao, más menudo el grano que el de afuera. Hay con abundancia árboles de canela, algo retirados, aunque no mucho, de las márgenes de los ríos; se halla el añil silvestre, sin haberlo sembrado; el tabaco del mismo modo; las frutas que producen los árboles son diferentes y en nada despreciable su gusto; la caza y la pesca es abundantísima.
Los frutos industriales que dependen de chacras y sementeras, son abundantísimos, porque produce de todo y la tierra es pingüísima; no carecen los indios de las demás comidas que se usan afuera, a excepción del pan de trigo, por el que les suple la harina de yuca, que la tienen con abundancia.
…
Añade el informe: “Desde el pueblo de Santa maría, en el Caquetá, pasé dos días por agua y dos por tierra, al pueblo de La Purísima Concepción del Putumayo, en el que hallé de Conversores – Misioneros – al R. Predicador Apostólico Fray Bonifacio del Castillo, muy conocido en esta ciudad – Popayán – y en la de Cartagena, por su grande talento, predicación y apostólico celo.
Abierta la visita, se me entregaron los Libros, y hallé componerse este pueblo de indios de diferentes naciones, como son: Encabellados, Coreguajes, Guajes y Mecaguajes, que de ambos sexos, adultos y párvulos, componen el número de 239, incluso entre ellos ocho y un Capitán que hacía algunos meses andaban fugitivos y habiendo sabido mi llegada, se restituyeron, y vinieron los cuatro a mí, para que les alcanzase el perdón de su fuga, temerosos del castigo.
En este pueblo – de La Purísima Concepción – no hay más de veinticinco catecúmenos; los demás son bautizados, y hay casados por la Iglesia setenta y cinco personas.
Tiene este pueblo una iglesia muy capaz y decentemente decorada con tres altares, está cubierta de teja, tiene decentes ornamentos y algunas alhajas de plata; la habitación destinada para los Religiosos, es la mejor de las Misiones, porque se compone de cuatro celdas y con cubierta y piso de tabla, y otras cuatro bajas que sirven de Oficina; tiene una hermosa huerta con diferentes árboles frutales, cercada por la parte de tierra con tapial y por la otra, con la barranca alta y crespa del río.”[x]
1770
“Después del “descubrimiento” del caucho seinicia un largo proceso para sacar provecho industrial de este producto y, cuando esto se logra, para dominar el comercio y luego la producción. La palabra inglesa Rubber o borrador, proviene del primer uso industrial que le dió el químico inglés Priestley, en 1770, como borrador para trazos de lápiz.”[xi]
1770
“… se informaba que San Diego, uno de los pueblos más antiguos de las misiones del Putumayo, había sufrido ya dos redoblamientos por “haber muerto en dos pestes que han padecido la mayor de los oriundos de sus principales fundadores, por lo que era su conservación ha sido preciso sacar muchos infieles de la montaña.”[xii]
1770
Fundación de San Francisco Solano. Con 83 indígenas Guaques y Quiyoyos. Ubicado en primera instancia sobre el río caquetá un poca más arriba de la desembocadura del Orteguaza y trasladado en 1772 al río Orteguaza cerca de la desembocadura de este en el Caquetá.[xiii]
1770
Octubre.
“Desde el pueblo de La Concepción, en el Putumayo, informó el P. Bonifacio de San Agustín Castillo, para dar a conocer el Itinerario que siguió en un recorrido de inspección…. Visitó la tribu de los Huaques, que fuera descubierta por el P. Antonio Paternina en 1728 y llegó a Queman, donde estuvo Fr. José de Jesús Carbo en 1766. “No digo los trabajos, hambres, fatigas y sobresaltos que tuve”. Visitó a los Huitotos del Putumayo (pg. 133-135).
Sobre la margen septentrional del río Putumayo, a media distancia de la bocana del San Miguel, con el río Güepí, que es posesión ecuatoriana, estuvo la población de La Concepción, que señala el mapa trazado en 1779 por el Gobernador de Maynas, Ing. Francisco Requena.”[xiv]
1771
Al parecer el comercio, tanto lícito como ilícito, jugó un papel muy importante en la vida de las misiones, porque ante la no asistencia suficiente y oportuna por parte del Estado, el contrabando se habría convertido en parte importante de su fuente de sostenimiento. El comercio lícito se realizó con las vecinas ciudades del interior, Quito, Pasto, Popayán, Timaná o la Plata, y fue la continuidad del que realizaban los indígenas desde tiempos inmemoriales. Los productos más comercializados fueron el cacao, la cera, el aceite y la manteca de tortuga.
El comercio ilícito, o de los con los portugueses habría sido avalado por las altas jerarquías misioneras…”[xv]
1773
Septiembre 17.
Informe firmado en La Concepción, por el P. Bonifacio de San Agustín Castillo en unión de tres Misioneros:
“Entran en el Putumayo algunos ríos de mediano caudal; pero el principal de todos es el de “SAN MIGUEL de SUCUMBIOS”, que tiene su fuente al nordeste de Quito y le entra en dos brazos bien inmediatos entre sí. Ocho días de navegación desde su boca para arriba, está el pueblo de indios SUCUMBIOS, que con el del Aguarico es Beneficio (Curato) perteneciente al Obispado de Quito”. Están ambos sin Párroco, porque uno u otro Sacerdote secular que ha entrado, ha sido como de paso; motivo por el que bajan a nuestra Misión para recibir los Sacramentos”.
“En nuestro dicho Putumayo hay cinco pueblos entablados y formados a son de campana. El primero y más antiguo, bajando el río, es el de SAN DIEGO, fundado a la banda Norte, casi frente a la boca del río que llaman Orito. El número de habitantes es de 151; los más son cristianos. Tiene Convento para Misionero del que carece hace dos años, fuera de que durante un mes le asistió el P. Provincial Fr. Manuel Suárez; tiene también su iglesia decente con el socorro que anualmente da S.M. a nuestros Misioneros.”
“Segundo pueblo en distancia de dos días del antecedente, navegando para abajo el Putumayo, es el de N.P. “San Francisco”, fundado a la banda Sur en la punta de una ensenada. Lo habitan los Amaguajes, algunos Encabellados, en número total de 101. Casi todos son cristianos; tiene vivienda capaz el P. Misionero que al presente adoctrina, e iglesia…”
“El tercer pueblo, dista del antecedente como dos horas río abajo, fundado en la banda Norte, es el de “San Antonio”, con 83 indios mansos de los Encabellados; muchos de ellos son cristianos. Han fabricado Convento desahogado para que llegue el Misionero, del que ha muchos años carece. Han corrido 16 años desde que se componía el pueblo de 600 habitantes; pero por la muerte que dieron a su Misionero el P. Francisco de la Santísima Trinidad, se destruyó y ahuyentó la mayor gente, pues tomaron venganza de esto los indios Macaguajes del pueblo de La Concepción.
Es ésta la cuarta población y la segunda de la Misión en antigüedad, situada en la banda del Norte en un extendido plan de tierra alta y enjuta, (seca) en distancia de medio día, aguas abajo de la boca del San Miguel de Sucumbíos.
Consta de gentes distintas: Encabellados, Cenceguajes, Husqueo – Murciélagos, – venida del Caquetá- Macaguajes y de otras razas que los Misioneros han reunido aquí. Su número total es de 298; los más han recibido el Santo Bautismo y celebran su matrimonio eclesiástico.
Tiene una iglesia con sacristía, de teja, fuertemente embarrada y blanqueada con yeso, larga de 40 varas y ancha de 14 y media; tiene de madera su campanario alto, con tres campanas, así mismo cubierto de teja; su coro, púlpito, confesionario, arco toral, presbiterio y pavimento enladrillado y tres altares; dorado el mayor y pintados los dos, donde están colocadas devotas imágenes; su Sagrario y Custodia, (aunque no está colocada Su Majestad).
Tiene también su Convento alto de seis varas y tres cuartas; ancho de trece, y largo de treinta varas escasas, reedificado por el año 1771 con cerco de embarrado doble lo interior, y entablado desde el pavimento superior.
Asimismo, tiene otras oficinas y alhajas sagradas, con que han procurado nuestros Misioneros conservar a los neófitos y atraer y sacar a los gentiles de sus selvas.
Este pueblo tuvo gran número de indios, pero las disensiones que hubo entre Horaques y Macaguajes, éstos, (90) se fueron, siendo su Misionero el Hno. Fr. José de Jesús Carbo, a quien por haber querido quitar la vida los indios Cenceguajes, se levantó entre ellos un motín y alboroto con que casi se destruyen mutuamente.
Y las repetidas pestes de flujos disentéricos han trasladado a la eternidad la mayor parte de los 136 que han fallecido en el decurso de seis años que he residido en él. (El informante P. Bonifacio del Castillo).
El quinto y último pueblo formado, que se halla en las riberas de nuestro Putumayo, es el que llaman de los “Agustinillos”, por haberse llamado Agustín su primer Cacique o indio capitán.
Dista este de La Concepción cuatro días de río abajo y está fundado a la banda del Sur; consta de sola la nación de los encabellados, (llamados así porque llevan largo el cabello y suelto). Algunos cristianos, cuyo número fijo y total es de 113. Cuéntanse ya muchos años que carece de Misioneros, y por este motivo, así los neófitos como los gentiles contraen matrimonios clandestinamente.
Desde el pueblo de La Concepción existe un camino de cuatro días por tierra llana, hasta embarcarse en Mecaya, río profundo y de más de treinta varas de anchura, afluente del Caquetá” (Cfr. Viajes Misioneros del R.P. Fernando de Jesús Larrea, Franciscano, Pgs. 179-182).”[xvi]
1774
Fundación de Nuestra Señora de la Gracia del Caguán. Con 176 Andakí. Por este mismo año fue fundada NuestraSeñora de los Dolores de María, con 124 indígenas entre Yuries, Payaguajes, Tamas, Coreguajes (Gente Garrapata) y Quiyoyos.[xvii]
1775
“En los “padrones” o censos de indios “reducidos”, también es posible advertir el impacto que las enfermedades y epidemias causaron entre los indios de las misiones en el Putumayo y Caquetá, pues como los mismos religiosos expresaban, en estas misiones “mueren más que los que nacen”: en el pueblo de la Purísima Concepción de María, en el río Putumayo, en el año 1775, habitaban 317 indios entre “adultos y párvulos” y en ese mismo año se le había dado “cristiana sepultura” a 87 entre párvulos y adultos”. A pesar del notorio número de muertes, los religiosos tenían la convicción de haberse obtenido buenos resultados y comentaban: “el fruto que han hecho los religiosos en este breve tiempo ha sido grandísimo, de gente de todas edades, especialmente de criaturas tiernas, de que han muerto innumerables.
Las fundaciones misioneras de los franciscanos en el Putumayo y Caquetá habían fracasado y se habían extinguido ya a finales del siglo XVIII.”[xviii]
1776
Se elimina el sistema de servidumbre de las Encomiendas. Esto coincide con la merma de la acción eclesiástica. Con esto se paraliza la intervención blanca (oficial) en la región amazónica colombiana que va hasta la primera República. Hasta 1828, el Estado Colombiano, solo mantenía un Prefecto en Mocoa y la Iglesia un Vicario con su ayudante.[xix]
80’
“A partir de estos años, las naciones indígenas entraron en un estado de conmoción que se tradujo en la insurrección generalizada, causada por los excesos cometidos por los misioneros en su relación con los naturales.”[xx]
Hay que reiterar que dicha resistencia ya venía dándose desde los principios de la presencia y dominación de los invasores europeos. “…la resistencia no fue únicamente contra los misioneros, sino contra todo lo que representaba la dominación; en principio se dirigió contra los encomenderos de Mocoa y Sucumbíos, lugares donde se establecieron estas instituciones, contra los indígenas sumisos, contra las minas de oro abiertas en estos dos lugares, a los cuales destruyeron y sustrajeron sus herramientas y demás utillaje de trabajo; contra las fundaciones y pueblos a los que destruyeron e incendiaron, obligando a su refundación en más de una oportunidad, pero en sitios donde fuera más factible su defensa.”[xxi]
1783
Por orden del Virrey José de Gálvez, quien deseaba que se constatara sobre el Canelo silvestre para su aprovechamiento económico por parte de la Corona Española, que se hallaba al parecer en buena cantidad en la región de los Andakí, el botánico panameño Sebastián López Ruiz, entrando por La Ceja (hoy Acevedo – Huila), recorrió los ríos Orteguaza y Caquetá. [xxii] en esta expedición deja una relación de los pueblos encontrados: San Francisco Solano, sobre el Orteguaza; Santa María, en la boca del Mecaya sobre el Caquetá; saliendo de este se navega dos días río arriba por el Mecaya, hasta llegar a un puerto o desembarcadero, desde el cual se toma camino a pie para ir a las orillas del Rió Putumayo, en que se gastan tres días para llegar a La Inmaculada Concepción, sobre el río putumayo; San Antonio de los Mamos, por el río Sucumbíos; San Francisco de Amaguajes, por el río Putumayo y San Diego, aguas abajo del mismo.[xxiii]
1788
Fundación de La Concepción de Ahumea, en la desembocadura del Caguán, con 52 Huaques. [xxiv]
1788
“Debido a las dificultades para mantener los establecimientos misioneros, los Jesuitas abandonaron el Ecuador en 1769 y sus actividades en el Putumayo se redujeron al mínimo hacia 1788 (Montclar, 1924: 121). Más tarde, un nuevo grupo de padres de Mocoa realizó algunas excursiones a las antiguas misiones del Putumayo.”[xxv]
1790
En una sublevación los indígenas de la nación Tama, dan muerte al misionero y a sus soldados escoltas, de la población de San Miguel de Puicunti del Caguán.[xxvi]
“…las naciones Tamas, Guaques, Coreguajes y Macaguajes se sublevaron, dieron muerte a los anteriores misioneros y atemorizaron de tal manera a los de pueblos cercanos, que no hallan otra salida que la de abandonar sus lugares o perecer.”[xxvii]
1790
Julio.
El poblado de Nuestra Señora de Las Gracias del Caguán, fue arrasado por una rebelión indígena.[xxviii]
1790
Noviembre 22.
“Los 5 últimos misioneros… de los pueblos que aún quedaban sobre los ríos Caquetá, Orteguaza y Caguán dirigieron una carta al Guardián de misiones Fray Joaquín de Santa María Dueñas, en la cual exponen el lamentable estado de sus misiones, la agitación de los naturales y le piden permiso para abandonar sus pueblos ante el peligro que corren. La cara no solamente pone al descubierto el estado de agitación indígena, sino el enfrentamiento entre autoridades civiles y misioneros, así como la verticalidad de estos últimos. Los funcionarios civiles acusan a los padres de contrabando y de maltratar a los indígenas; el término utilizado para el caso es el de crueles. Los misioneros alegan actuar siempre correctamente y no admiten ninguna razón en contrario.”[xxix]
1791
El Corregidor de La Ceja (Acevedo – Huila) presentó al Virrey, una serie de cargos en contra de los misioneros, acusándolos entre otros de:
- No asistir a las misiones por temor a los peligros;
- Presentar más indios de los que había en los puestos, exagerando su obra para obtener más dinero del Estado;
- Ejercer el contrabando con los portugueses por los ríos Caquetá y Putumayo;
- Negociar con la cera que los indios extraían;
- Castigar cruelmente a los indígenas;
- Despertar odio general contra los españoles ( ya que la mayoría de estos misioneros eran criollos y muy seguramente los movimientos independentista y revolucionarios de aquel entonces ejercieron una influencia sobre estos);
- Considerarse “absolutos”, sin superiores;
- No apoyar a los soldados;
- No cumplir las ordenanzas reales
- Por último, los acusa de fracasar en su tarea.[xxx]
1792
“La labor de los misioneros se vio entorpecida por la negativa permanente de los indígenas a ser reducidos a pueblos y a dejar sus costumbres ancestrales. Finalmente, debido a la férrea resistencia ofrecida por los aborígenes y la poca atención del proyecto por parte del gobierno, los misioneros abandonaron sus pueblos. En el año de 1792 los últimos cinco misioneros se concentraron en el pueblo de escala, San Francisco Javier de la Ceja y pidieron permiso para trasladarse a su sede principal, el colegio de misiones de Popayán.”(Justo Casas Aguilar).[xxxi]
“Esta determinación significaba el abandono de las misiones, pero más que eso, el fracaso de un programa oficial. Con ello las naciones indígenas habían recobrado nuevamente su independencia, pero de manera temporal, porque el proceso de conquista y aculturación que se había iniciado, solamente se interrumpía y más tarde se volvería buscar el corte.
…
Los franciscanos fueron reemplazados por los agustinos quienes pensaron enfrentar la tarea evangelizadora con otros métodos, de pronto más avanzados, pues intentaron formar un frente de colonización con un número de familias (16) llevadas cada año del interior. El estallido de la guerra de independencia frustró el nuevo proyecto y lo retrasó durante un siglo más.”[xxxii]
1797
“… la misión capuchina se reconoció fracasada, y ello podría explicar la desaparición regional de elementos como ganado vacuno y ovino. Palomas y arroz.”[xxxiii]
1798
Con la
eliminación del Sistema de Servidumbre de las Encomiendas y a su vez la
declinación de las misiones eclesiásticas, se inicia un vacío de la
intervención blanca en la Amazonia.
Extenso periodo que va hasta bien
adelante en la primera República. En el
año 1828, el Estado Colombiano contaba tan solo con un Prefecto en Mocoa, y la
Iglesia con un Vicario y su ayudante. El
Arzobispo –Virrey de la Nueva Granada, Caballero y Góngora, expuso la situación
del Putumayo así: “… El gobierno cuyos límites necesita de mayor cuidado por
su gravedad e importancia es el de Maynas”… ( denunciando las incursiones de
los Portugueses, que buscaban) …. extraer indios de los ríos Yavarí, Yapurá
(Caquetá) y Putumayo que deben quedar de nuestra parte habiendo puesto
últimamente un destacamento en las bocas de este último río con el fin de
embarazar nuestro tráfico y suscitar enemigos y guerrear a nuestros indios
reducidos”.[xxxiv]
[i] Mejía Gutiérrez, Mario. DIVERSIDAD DE YUCA. Maihot esculentaKrantz en Colombia. Visión Geográfico – cultural. COA. Bogotá. 1991. Pág. 97
[ii] CASAS AGUILAR, JUSTO. EVANGELIO Y COLONIZACIÓN. Una aproximación a la historia del Putumayo desde la época prehispánica a la colonización agropecuaria. Santa fe de Bogotá. Septiembre de 1999. Pág. 63
[iii] GARCIA, Lorenzo. Historia de las Misiones en la Amazonia Ecuatoriana. Ediciones ABYA-YALA. Quito. 1985. Págs. 114
[iv] GOMEZ LOPEZ, AUGUSTO J. HISTORIA GENERAL DEL DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO – Texto de guía para la enseñanza – II. Ministerio de Cultura. Bogotá, D.C. Mayo 2001. Pág. 484
[v] Mejía Gutiérrez. O.C. Pág. 68
[vi] Mejía Gutiérrez. O.C. Pág. 62
[vii] DAVIS, WADE. EL RIO, EXPLORACIONES Y DESCUBRIMIENTOS EN LA SELVA AMAZONICA. Banco de La República y El ancora Editores. 2001. Pág. 200
[viii] Varios Autores, LOS POBLADORES DE LA SELVA. Historia de la Colonización del Noroccidente de la Amazonía Colombiana. Instituto Colombiano de Antropología. Colcultura. P.N.R., Universidad de la Amazonía. 1995. Tomo 1 Pág. 40
[ix] GARCIA, Lorenzo. Historia de las Misiones en la Amazonia Ecuatoriana. Ediciones ABYA-YALA. Quito. 1985. Págs. 115
[x] GARCIA, Lorenzo. Historia de las Misiones en la Amazonia Ecuatoriana. Ediciones ABYA-YALA. Quito. 1985. Págs. 117-119
[xi] Domínguez, Camilo; Gómez, Augusto. LA ECONOMIA EXTRACTIVA EN LA AMAZONIA COLOMBIANA 1.850-1.930. TROPENBOS. COA. Bogotá. Pág. 114
[xii] GOMEZ LOPEZ, AUGUSTO J. HISTORIA GENERAL DEL DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO – Texto de guía para la enseñanza – II. Ministerio de Cultura. Bogotá, D.C. Mayo 2001. Pág. 484
[xiii] Varios Autores, LOS POBLADORES DE LA SELVA. Historia de la Colonización del Noroccidente de la Amazonía Colombiana. Instituto Colombiano de Antropología. Colcultura. P.N.R., Universidad de la Amazonía. 1995. Tomo 1 Pág. 40
[xiv] GARCIA, Lorenzo. Historia de las Misiones en la Amazonia Ecuatoriana. Ediciones ABYA-YALA. Quito. 1985. Págs. 115
[xv] CASAS AGUILAR, JUSTO. EVANGELIO Y COLONIZACIÓN. Una aproximación a la historia del Putumayo desde la época prehispánica a la colonización agropecuaria. Santa fe de Bogotá. Septiembre de 1999. Pág. 54
[xvi] GARCIA, Lorenzo. Historia de las Misiones en la Amazonia Ecuatoriana. Ediciones ABYA-YALA. Quito. 1985. Págs. 119-121
[xvii] Varios Autores, LOS POBLADORES DE LA SELVA. Historia de la Colonización del Noroccidente de la Amazonía Colombiana. Instituto Colombiano de Antropología. Colcultura. P.N.R., Universidad de la Amazonía. 1995. Tomo 1 Pág. 40
[xviii] GOMEZ LOPEZ, AUGUSTO J. HISTORIA GENERAL DEL DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO – Texto de guía para la enseñanza – II. Ministerio de Cultura. Bogotá, D.C. Mayo 2001. Pág. 484-485
[xix] Mejía Gutiérrez. O.C. Pág. 64
[xx] CASAS AGUILAR, JUSTO. EVANGELIO Y COLONIZACIÓN. Una aproximación a la historia del Putumayo desde la época prehispánica a la colonización agropecuaria. Santa fe de Bogotá. Septiembre de 1999. Pág. 76
[xxi] CASAS AGUILAR, JUSTO. EVANGELIO Y COLONIZACIÓN. Una aproximación a la historia del Putumayo desde la época prehispánica a la colonización agropecuaria. Santa fe de Bogotá. Septiembre de 1999. Pág. 76
[xxii] ARTUNDAGUA BERMEO, FELIX. HISTORIA GENERAL DEL CAQUETA. Fondo Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes del Caquetá. Cuarta edición. 1999. Pág. 30.
[xxiii] GONZALEZ BERMÚDEZ, Jorge Luis. HISTORIA DE LA AMAZONIA. Serie Escuela y Amazonia. N° 4. Ministerio de Educación Nacional; Programa Fondo Amazónico; Coordinación de Educación del Amazonas; Fundación Caminos de Identidad. Pág. 69
[xxiv] Varios Autores, LOS POBLADORES DE LA SELVA. Historia de la Colonización del Noroccidente de la Amazonía Colombiana. Instituto Colombiano de Antropología. Colcultura. P.N.R., Universidad de la Amazonía. 1995. Tomo 1 Pág. 40
[xxv] Pineda- Camacho, Roberto. Alzate Ángel, Beatriz. LOS MEANDROS DE LA HISTORIA EN AMAZONIA. Talleres Abya-Yala. Cayambre – Ecuador. Julio de 1990. Pág. 16
[xxvi] CASAS AGUILAR, JUSTO. EVANGELIO Y COLONIZACIÓN. Una aproximación a la historia del Putumayo desde la época prehispánica a la colonización agropecuaria. Santa fe de Bogotá. Septiembre de 1999. Pág. 61
[xxvii] CASAS AGUILAR, JUSTO. EVANGELIO Y COLONIZACIÓN. Una aproximación a la historia del Putumayo desde la época prehispánica a la colonización agropecuaria. Santa fe de Bogotá. Septiembre de 1999. Pág. 76
[xxviii] DE QUITO, Jacinto M. (Fray). Biografía del Gran Misionero del Caquetá. Excelentísimo y Rmo. Dr. D. Esteban Rojas Tobar, Obispo Dimisionario de Garzón y Titular de Modra. Editorial Lumen Christi S.A. 1940. Pág. 97
[xxix] CASAS AGUILAR, JUSTO. EVANGELIO Y COLONIZACIÓN. Una aproximación a la historia del Putumayo desde la época prehispánica a la colonización agropecuaria. Santa fe de Bogotá. Septiembre de 1999. Pág. 77
[xxx] ARTUNDAGUA BERMEO, FELIX. HISTORIA GENERAL DEL CAQUETA. Fondo Mixto para la Promoción de la Cultura y las Artes del Caquetá. Cuarta edición. 1999. Pág. 29.
[xxxi] GOMEZ LOPEZ, AUGUSTO J. HISTORIA GENERAL DEL DEPARTAMENTO DEL PUTUMAYO – Texto de guía para la enseñanza – II. Ministerio de Cultura. Bogotá, D.C. Mayo 2001. Pág. 408
[xxxii] CASAS AGUILAR, JUSTO. EVANGELIO Y COLONIZACIÓN. Una aproximación a la historia del Putumayo desde la época prehispánica a la colonización agropecuaria. Santa fe de Bogotá. Septiembre de 1999. Pág. 77
[xxxiii] Mejía Gutiérrez, Mario. DIVERSIDAD DE YUCA. Manihot esculentaKrantz en Colombia. Visión Geográfico – cultural. COA. Bogotá. 1991. Pág. 102
[xxxiv] Mejía Gutiérrez. O.C. Pág. 60