Apuntes para un debate en defensa del Putumayo
Por : Juan Carlos Espinosa Santacruz *
Comprendo el inconformismo de algunos líderes comunitarios y de parte de la comunidad del Putumayo, -que debería ser el inconformismo de todos los que habitamos el territorio-, por la situación social, económica, ambiental y de seguridad que atraviesa el nuestra región y que día a día se agudiza.
Comparto su molestia por lo que está sucediendo en el Putumayo y que algunos no quieren ver: El modelo económico que desde el centro del País se le está imponiendo al Departamento es un modelo inadecuado que por el momento sólo ha dejado contaminación, inseguridad, daño en la infraestructura vial, muertes por accidentes de tránsito y agudización de la problemática social de los Municipios con explotación petrolera. Es un modelo que no le conviene a los habitantes del Putumayo y que nos tiene al borde de un precipicio social, económico y ambiental de incalculables consecuencias. En ese modelo económico para esta región se equivoca el Gobierno Nacional.
Es un modelo que ya ha fracasado en otros Municipios del país. El ejemplo más cercano lo tenemos en Orito, es muy poco lo que le ha quedado a este Municipio después de más de 40 años de explotación petrolera. Qué puede mostrar la industria petrolera en Orito para que se afirme que esta riqueza natural, en el actual modelo de explotación trae progreso? Qué se puede destacar en Saravena, en Tame o en Tesalia?. Por lo general lo que deja el petróleo en la forma como se explota es daño ambiental, inflación local, restricciones al acceso a la propiedad, presencia de actores armados que limitan las libertades ciudadanas, incremento desbordado en el número de habitantes y de paso en la necesidad de más servicios públicos, vías y viviendas para la población que llega atraída por esta industria. Esto ocurre siempre en los sitios en los que se descubre una riqueza mineral o dígame alguien si las esmeraldas le han traido progreso a Muzo en Boyacá o el oro a Marmato en Caldas o a Barbacoas en Nariño. Por el contrario la causa de la actual pobreza de algunos de estos pueblos ha sido la riqueza que alguna vez se descubrió en sus tierras. Y hoy está ocurriendo eso en el Putumayo.
No es que esté mal que se aprovechen las riquezas del subsuelo. Esto debe hacerse; lo que no está bien es la forma en que se hace, afectando el medio ambiente, el acceso a la propiedad, la seguridad vial y ciudadana, el acceso al agua. Lo que no está bien es la forma como se distribuyen las utilidades de esta negocio, porque las ganancias de las empresas petroleras son enormes si se compara con lo poco o nada que le queda a los territorios en los que se hace esta explotación. Por supuesto que lo que tampoco está bien es el mal manejo de alcaldes y gobernadores en la ejecución de los recursos de regalías.
Un segundo error del gobierno nacional es la forma en que nos ve. El gobierno nacional vé sólo petróleo y no ve comunidad. Ve pozos petroleros, no ve gente. Por eso las visitas de los funcionarios del nivel nacional tienen como misión buscar que dicha industria opere sin problemas, buscar aclimatar la situación social en favor de la explotación del petróleo. No vienen a conocer los problemas estructurales del territorio y a concertar las inversiones necesarias para sacar del Putumayo del inmenso atraso social, económico y tecnológico en que se encuentra. Por eso más del 70% de la fuerza pública está dedicada a cuidar la infraestructura petrolera y no en cuidar a los ciudadanos del Putumayo de la acción de los actores violentos y de la delincuencia. No ve el gobierno nacional a los ciudadanos del Putumayo que con su presencia en el territorio ayudan a ejercer soberanía en las zonas de frontera, no ven a los campesinos que en una región poco fértil luchan por hacer productiva esta tierra. No ven los esfuerzos de los líderes por hacer patria en un territorio abandonado por el Estado y en algunas zonas prisionero de los actores generadores de violencia.
Finalmente otro error del Gobierno Nacional es la forma como se relaciona con los habitantes del territorio. Los funcionarios que acompañan al Presidente de la República creen que pueden fumigar nuestras tierras impunemente y tomar cualquier medida sin consultar con la comunidad. Creen que estamos en la época de la conquista en la que con regalitos nos van a contentar. Creen que el malestar social que se ha generado en el Putumayo desde hace décadas se soluciona con mesas de trabajo en las que se hace, por enésima vez la lista larga de pequeñas cosas con las que la burocracia nacional, regional y local espera que se solucionen los graves problemas del territorio. (Según tengo entendido hay 26 actas de acuerdo firmadas por el Gobierno Nacional). Grave error que sólo sirve para alimentar el inconformismo de una comunidad cada vez más informada, más organizada, más capaz y más dispuesta a luchar por lo que le pertenece.
Claro que los putumayenses también tenemos la culpa de lo que sucede por no valorarnos y no valorar suficientemente nuestra tierra , por no estar sólidamente unidos en procura de lo que más nos conviene, por dejar solos a los líderes sociales que luchan por un Putumayo mejor y por elegir mandatarios pusilánimes con espíritu servil que sonríen complacidos por las visitas estériles de las comisiones gubernamentales de turno y que no tienen el suficiente carácter para enfrentar al gobierno nacional en defensa de la gente del Putumayo y de su territorio.
Qué hacer entonces? En primer lugar valorarnos y tomar conciencia de la importancia de defender este valioso territorio por nuestro bienestar, el de nuestros hijos y del país en general. En segundo lugar ponernos de acuerdo los Putumayenses, con espíritu de grandeza, en lo que más nos conviene como comunidad y como territorio. Seguidamente, deponer egoísmos, celos, protagonismos y prejuicios y unirnos para entre todos viabilizar una espacio con el Gobierno Nacional en el que se de la discusión sobre el modelo de economía que se está desarrollando en el Putumayo y sobre la relaciones entre el centro y el territorio. En dicho espacio se debe acordar lo que se requiere incluir en el nuevo Plan Nacional del Desarrollo, para la solución de los problemas sociales, económicos y ambientales del Putumayo, para lo cual es necesario revisar las actas de los acuerdos que en otras ocasiones firmó el gobierno nacional con la comunidad. Finalmente exigir a los mandatarios que sean dignos del cargo que están ocupando, que defiendan a la gente, que es su gente y que defiendan a este bello territorio. Expreso mi respaldo a los lideres sociales y comunitarios que están luchando en Puerto Asis porque nuestra gente sea escuchada, sea respetada y que esperan del resto de putumayense apoyo y solidaridad.
* Economista y Especialista en Gerencia de Proyectos.