En la política, aun en la colombiana, hay gente buena, con un equipaje intelectual que pesa, decidida a cambiar.
Nunca han sido buenas las generalizaciones. Ni todos los columnistas somos unos santos, ni todos los políticos son unos ladrones de pacotilla. A los primeros se nos sindica de ver el vaso siempre medio vacío, de cuestionarlo todo cómodamente desde un escritorio y de resaltar lo negativo frente a cada situación que analizamos. Sin embargo, el ejercicio de opinar críticamente no excluye la posibilidad de ver las cosas buenas que pasan a nuestro alrededor y de exaltar, sin lambonería, a quienes merecen el reconocimiento público de la sociedad.
En la política, aun en la colombiana, hay gente buena, con un equipaje intelectual que pesa, decidida a cambiar la academia o el sector privado por la acción política colectiva.
En dos meses debemos escoger un nuevo Congreso y aunque la mayoría de los colombianos sueñan con ver los debates que vendrán entre Álvaro Uribe, Antonio Navarro, Horacio Serpa y Jorge Enrique Robledo, prefiero creer que un parlamento renovado también es posible.
No pienso, como dicen algunos colegas, que votar en las próximas elecciones será un soberano desperdicio. El Congreso que llegará puede representar auténticamente el ‘país nacional’, plural e ideológicamente diverso. Contará con más autonomía frente al Ejecutivo porque algunos de sus futuros integrantes tienen talla presidencial y no se dejarán comprar tan fácilmente del mandatario de turno, con quien más bien emularán de tú a tú.
Pero las nuevas caras que pueden llegar al capitolio, si los colombianos los premiamos con nuestros votos, abundan en el tarjetón que tendremos a mano el 9 de marzo.
¿Se imaginan ustedes un debate en la comisión primera del Senado entre la uribista Paloma Valencia; el profesor Rodolfo Arango, candidato del Polo Democrático; Carlos Fernando Galán, de Cambio Radical, junto con su hermano Juan Manuel Galán y Guillermo Rivera, estos dos últimos del Partido liberal?
Se me hace agua la boca decir que en la Cámara de Representantes se pueden encontrar para discutir los problemas de Bogotá Rodrigo Lara, de Cambio Radical; María Fernanda Cabal y Tatiana Cabello, del Centro Democrático; Clara Rojas, del liberalismo, y Angélica Lozano, de la Alianza Verde.
Yo sí aspiro a ver debates sólidos sobre presupuesto nacional, educación e inclusión social por parte de senadores serios como el conservador Juan Mario Laserna; Iván Duque, del Centro Democrático; Claudia López, de los verdes, y en la Cámara con representantes Sergio Fernández, del Polo, y Ángela Robledo, de la Alianza Verde.
Con ellos y ellas las transacciones rastreras no valen. Se llegará a acuerdos sobre lo fundamental y, cuando ello no sea posible, unas mayorías verdaderamente legítimas prevalecerán.
No veo a ninguno de estos candidatos cediendo a la tentación del ‘computador de Palacio’ y en cambio me los imagino a todos compitiendo con entereza para ganar visibilidad y demostrarnos que nuevos liderazgos en Colombia sí son posibles.
En estas elecciones, como nunca antes, ¡hay por quién votar! De los colombianos depende que el 2014 sea un año feliz en política y que les demos la oportunidad a los mejores de llegar.
Twitter: @JoseMAcevedo