Cinco poemas a Mocoa

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131004 mocoa
CANTO A MOCOA
Por: Gonzalo Chávez M.
Aquí donde el ensueño inspirador convida,
Tierra bendecida, tierra de azahar,
Aquí en donde cantan las aves montañeras,
Las aves plañideras, aquí vengo a cantar.
Mocoa, me enamora tu rítmico paisaje,
Tu sonreir de encaje y aroma embriagador,
¡Cómo será de bello y tierno tu celaje,
Que se quedó dormido el arte del Señor!
Mulato, digan prenda en su bello correr,
eres una prebenda de tierno amanecer,
Tus ninfas juguetonas arrullan un pasado.
Y como virgen de trino y de querer
Eres preciosa perla que el cielo ha deparado
Tus charcos los ofrendas al amor y al placer.
Mocoa, diciembre 26 de 1945.
Publicado en EL PUTUMAYO No. 2, enero 19 de 1946.  
RETORNO A MI PUEBLO
Por: Lucrecia Rojas de Cuéllar
Sobre el peñasco que confunde el panorama
los musgos caen como hilos de oro,
silva el viento que atraviesa alegre
y el eco de antaño sobrevive
al compás de soñolientos pasajeros.
De la hondonada sale humo de esperanza
meditabundo e inquieto el pasajero,
se miran unos a otros preguntando
esta es mi tierra, tierra de esperanza,
en ella nací y en ella muero.
Del Mirador se divisan varios pueblos,
Mocoa, Villagarzón, Puerto Limón,
qué alivio da a mi alma esta tierra:
el peligro deja de sentirse
y late de entusiasmo el corazón.
Se precipita el bus entre las peñas
salpicadas de musgos y de flores,
parece hundirse pero vuelve con orgullo
y en cada vuelta se oyen ruiseñores.
Al llegar al Pepino se deslizan
las cascadas como finas perlas;
se perciben olores de la caña
que a borbotones salen del trapiche
formando la riqueza de mi tierra.
Dulces rumores llenan la comarca:
los trapiches se quejan con orgullo,
las flores de panela ya revientan
y el humo se ve subir como un capullo.
Acomodan afanosos la panela
los obreros entonando una canción
y al saborear el dulce resplandece
la riqueza que baña la región.
Mocoa se ve a lo lejos alumbrar
con su parque lleno de palmeras
que invitan al viajero a descansar
y se mecen airosas y altaneras.
En los muros de aquellas casonas
se ve la mano callosa del nativo,
se oye decir con arrogancia plena:
Putumayo, Putumayo, tierra buena,
tú eres mi único destino.
Volví a mi pueblo al que tanto añoro
y al mirarlo grito con afán,
es mi Putumayo un gran tesoro:
las tierras, las mujeres y sus ríos
siempre han sido mi más tierno ideal.
Tomado de la revista «Mocoa 425 años»,
Casa de la Cultura Marcelino Castelví, 1988.
ASÍ TE VEO, ASÍ TE SUEÑO
Por: Luz Angela Florez de Rivera
Recostada a los cerros
y mirando al oriente
apareces hermosa
antañona Señora,
te saluda la aurora
cuando el alba despunta,
te acaricia la brisa
cuando llega la noche.
Ya se asoma la luna
coqueteando en las palmas
mil luceros fugaces
temblorosos alumbran
al mirarte dormida
mi coqueta antañona.
Consentida valiente
con historia bravía
de pasajes de llanto
y cenizas al viento.
Tus momentos de gloria
enturbiarlos no pueden
ni el dolor ni las lágrimas
que en tu seno se esconden.
A tu trono de diosa
se inclinaron los ríos
y la selva amorosa
te entregó sus encantos
y las flores silvestres
te envolvieron de aromas
y los besos del sol
te volvieron morena.
Es tu lecho un follaje
de ramajes y ensueños
tu ropaje un penacho
fabricado con palmas,
en tu mano la lanza
de las fieras hazañas
es emblema de lucha
es presagio de gloria.
Amarillas y rojas
como llamas ardientes
a tu paso florecen
platanillas radiantes,
en el bosque vecino
con tonadas alegres
un curillo salvaje
canta un himno a tu nombre.
Oh, Mocoa del alma
que conflictos escondes
hay misterio en tu historia
hay pasajes de llantos,
epopeyas victorias,
amarguras y glorias,
quién pudiera en tu día
confundir en abrazo
a mocoanos ilustres
que dejaron sus lares,
a los muertos queridos
que te siguen amando,
al rebelde que sueña
con cambiar tu destino,
a la madre que sufre,
a los niños que lloran,
a los viejos que pronto
marcharán con su historia
y estrecharte muy fuerte
con un solo deseo:
«La unidad de tu pueblo
que es segura victoria».
Mocoa, septiembre de 1993. 
A MOCOA 
Por: Julio Mora Acosta
Preso de inspiración púseme un día
Desde el balcón de tu morada a contemplar,
Oí en susurros tu voz que me decía,
Que de tu historia me querías contar.
Que mucho antes de los conquistadores
Vivió una tribu circunscrita a la laguna
De los indios pacíficos y muy trabajadores
Que adoraban el sol, las estrellas y la luna.
De la tierra extraían sus alimentos,
Sus ancianos eran quienes los gobernaban;
No eran guerreros, vivieron muy contentos
Por siglos en su tierra que la amaban.
Los tomó por sorpresa la conquista,
Sin oponerse se alejaron de sus tierras,
Y casi desaparecen de la lista,
Los pocos que quedaron de la guerra.
Que en el año mil quinientos cincuenta y siete te fundaron,
Que fuiste refundada cuatro veces,
Que aquí donde existes actualmente
Tienes más de doscientos y unos meses.
Que aquí albergaste a los que defendieron
Con patriotismo y orgullo colombiano
Las intenciones bajas de quitarnos
Un pedazo de suelo… ¡los peruanos!
Que te avergüenzas de haber sido un día
El lugar donde mandaron presos
A purgar su efímera osadía
De intentar el poder, con viles hechos.
Que muchos curas estuvieron en tu zona
Adoctrinando infieles en tu selva virgen;
Unos con plata… otros en la lona,
Imponiendo los dogmas que aún nos rigen.
Pero al ímpetu de tus buenas enseñanzas
Les debemos a ellos lo que somos;
No había en esos tiempos las bonanzas
Que a otros pueblos llevaron los colonos.
Quisiera agradecer a algunos de ellos
Que escribieron mi historia de esos días;
En muchos pergaminos… todos bellos,
Recorriendo la región con osadía.
Santa Gertrudis describe los paisajes,
Pedro de Aguado habla de sendas conversiones,
El primero en su obra de los «viajes»
Trazando caminos y muchas fundaciones.
Por ellos somos poco analfabetas,
Somos católicos, apostólicos, romanos,
De Dios nos dieron las primeras letras
Y aprendimos a amar a los cristianos.
Me dejaron aislada muchos años,
Perjudicaron mi lento crecimiento;
Hoy mi cuerpo adquiere gran tamaño
Crecen mis barrios, mis calles, mis cimientos.
He tenido muchos gobernantes
Con intereses unos, muy mezquinos;
Dejáronme algunos peor que antes,
No escucharon al sabio campesino.
Pocos han sido conmigo buenos hijos,
Me han gobernado con tino y eficiencia;
Con buenas intenciones, planes fijos,
Dejando tranquila su conciencia.
Soy señorial y no añeja como dicen,
Tampoco me considero quinceañera;
De mis hijas he visto sus deslices,
Sus desamores, naciendo en primavera.
Seré paso obligado en el camino
Que una a los dos océanos en futuro;
Con la variante de pavimento fino
Seré la gran ciudad… eso es seguro.
Descansa ya mi señorial Mocoa,
Ya me contaste la historia de tu vida;
Me gusta verte así, tranquila toda,
Mientras escuchas las notas de tu lira.
Y como se destaca tu silueta
Al serpentear de luces tu regazo;
Con tu sonrisa lasciva y muy coqueta
Al extender con armonía tus brazos.
Y nunca deja de crecer tu entorno,
Permanente y con ritmo sinigual;
Como crecen los panes en el horno,
Hospitalaria y hermosa capital.
Desde esta cima contemplo tu arrogancia,
Tu constante ilusión de progresar;
Creces con armonía, llena de gracia…
Eres de mis encantos… ¡la ciudad!
De mis ensueños eres mi modelo
La hermosa urbe que me vio nacer;
Dios guïa tus pasos desde allá del cielo
para que nunca dejes de crecer.
Eres vaivén de brisas mañanera,
Extraño tu perfume tropical;
Eres canto de diosa en primavera,
¡Mocoa! La noble… la bella y señorial.
(Poema tomado del libro «Mocoa, su historia y desarrollo», Julio Mesías Mora Acosta, Segunda edición, 2007, p. 344.)
 A MOCOA
Por: Luis Alfredo Castro Zambrano
Querida Mocoa de mis ensueños
despierta que llegó la madrugada
es tu cumpleaños… vestirás galana
para que veas el sol con ojos bellos.
Tus hijos con el temple del sureño
hilaron tu historia en filigrana
con fino oro de… azul montañas
signo carmelo… afán… limoneño.
Después que Colón conquistó con buques
Pedro de Agreda ve… tu mirada
Tú le permites que te desposara.
Cuatrocientos cuarenta y dos… cumples
por cuatro piras andaquíes… quemada
partera de los siglos… bien armada.
(Poema copiado del libro «Respuesta en pergamino»,
de Luis Alfredo Castro Zambrano, 2007).
 
Recopilación : Edgard Quiroz Rivas <edgarqr80@yahoo.es>
Octubre de 2013


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