Autor: CARLOS HERNÁN CASTRO ALMARIO
Contrario a la visión del Putumayo que desde el interior del país hoy tienen los analistas políticos andinos, las propuestas alternativas de Mockus + Fajardo y Petro ganaron en la región porque en forma desesperada la misma clama por cambio.
Si hay una región en Colombia en donde con más severidad se hayan sentido los desaciertos de la política de gobierno de Álvaro Uribe es en el Putumayo. La seguridad democrática facilitó la movilidad de los carros, pero confinó a algunos pocos habitantes rurales en sus propios territorios y desplazó en forma violenta y masiva a cientos de miles de campesinos e indígenas, que lo transitaban a pie por sus trochas y por las pocas y desmanteladas vías rurales que existen.
La seguridad democrática mejoró y amplió las bases y cuarteles militares, mientras que los hospitales, las escuelas, la vivienda, el agua potable y los equipamientos colectivos nunca han aparecido y los pocos existentes fueron corroídos por la corrupción que permite una inversión pública destinada para la guerra y no para la Paz, en donde la sociedad civil solo es una víctima más.
Las propuestas alternativas ganaronen el Putumayo porque la región por decenas de años ha sido víctima de la extracción de sus recursos naturales como la madera, el petróleo, los minerales, la biodiversidad, el agua y su cultura milenaria, fenómeno que con un gobierno como el de Santos escalaría a niveles de saqueo y despojo para su pueblo.
Mockus + Fajardo y Petro ganaron en el Putumayo porque sus habitantes entendieron que la única posibilidad que existe para que gobierne la vida, la honestidad, la transparencia y la equidad está en sus propuestas.
El éxito de estas propuestas también lo explican el trabajo que con compromiso, sin recursos económicos pero motivados por la esperanza movilizaron cientos de personas que repetían con fervor espiritual la vida es sagrada, los recursos públicos son sagrados y la injusticia social es producto de la inequidad.
Contraria a esta realidad el país está perdiendo porque ha dejado que su voluntad política se la tuerzan los medios masivos de comunicación que, en forma amarillista han inflado los errores de seres humanos como Mockus que creen en la construcción colectiva y no en verdades populistas como las que expresa Santos, o que recurrieron a la polarización y el desprestigio para amilanar la potencia de idearios tan noblesy grandes como el de Petro.
Por ello, en honor a la verdad y con la esperanza de nuevas oportunidades para esta Colombia olvidada,estigmatizada y explotada pedimos a los buenos colombianos y buenas colombianas, que son la mayoría, que posibiliten el transito de la guerra hacia la paz, la cual solo es posible si permitimos que propuestas centradas en la verdad y motivadas por el cambio como las de Mockus + Fajardo, Petro y Pardo puedan gobernar esta país de todos.