De la ilusión a la urgencia : los consejos de juventud del Putumayo necesitan renacer

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Por: *Alexander Africano

Recuerdo con entusiasmo el año 𝟮𝟬𝟮𝟭, cuando fui testigo de las primeras elecciones de los 𝐂𝐨𝐧𝐬𝐞𝐣𝐨𝐬 𝐌𝐮𝐧𝐢𝐜𝐢𝐩𝐚𝐥𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐉𝐮𝐯𝐞𝐧𝐭𝐮𝐝 (𝐂𝐌𝐉)en el Putumayo. Aquel proceso, que acompañé desde los comités de seguimiento electoral, fue un momento histórico: miles de jóvenes salieron a las calles, muchos por primera vez, para expresar con su voto que creían en una nueva forma de hacer política, una que nacía desde sus propias voces y territorios.

Había esperanza. Había energía. Había sueños de transformación. Se hablaba de participación, de incidencia, de un nuevo capítulo para la juventud en la vida pública.

Sin embargo, cuatro años después, los resultados de las elecciones de este 2025 nos devuelven una dura realidad: 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐞𝐥 𝟏𝟒,𝟏𝟖 % 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐣𝐨́𝐯𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐡𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐭𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐏𝐮𝐭𝐮𝐦𝐚𝐲𝐨 𝐚𝐜𝐮𝐝𝐢𝐞𝐫𝐨𝐧 𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐮𝐫𝐧𝐚𝐬 (12.527 de 88.336 potenciales votantes). La cifra, aunque ligeramente mejor que en 2021, refleja un profundo 𝐝𝐞𝐬𝐞𝐧𝐜𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐲 𝐝𝐞𝐬𝐜𝐨𝐧𝐟𝐢𝐚𝐧𝐳𝐚.

A nivel nacional, las recientes elecciones de los Consejos de Juventud representaron también un 𝐚𝐥𝐭𝐨 𝐜𝐨𝐬𝐭𝐨 𝐞𝐜𝐨𝐧𝐨́𝐦𝐢𝐜𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐞𝐥 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨. Se estima que este proceso pudo haberle costado al país cerca de 𝟐𝟎𝟎 𝐦𝐢𝐥 𝐦𝐢𝐥𝐥𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐩𝐞𝐬𝐨𝐬, una cifra similar a la que costará la 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐮𝐥𝐭𝐚 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫𝐧𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐏𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐇𝐢𝐬𝐭𝐨́𝐫𝐢𝐜𝐨 programada para el próximo 26 de octubre. Es inevitable preguntarse si esta inversión realmente genera impacto en la participación y el bienestar juvenil. Con ese mismo dinero se podrían construir 𝟏‧𝟎𝟎𝟎 𝐯𝐢𝐯𝐢𝐞𝐧𝐝𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫𝐞́𝐬 𝐬𝐨𝐜𝐢𝐚𝐥, valoradas en 200 millones de pesos cada una, casi el mismo número de 𝐜𝐚𝐬𝐚𝐬 𝐪𝐮𝐞 𝐬𝐢𝐠𝐮𝐞𝐧 𝐞𝐬𝐩𝐞𝐫𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐥𝐨𝐬 𝐝𝐚𝐦𝐧𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐚𝐯𝐚𝐥𝐚𝐧𝐜𝐡𝐚 𝐝𝐞 𝐌𝐨𝐜𝐨𝐚. Un contraste doloroso que nos invita a repensar las prioridades y la eficiencia del gasto público.

Pero más allá de las cifras, en los últimos días ha tomado fuerza un argumento inquietante: el de que 𝘀𝗲𝗰𝘁𝗼𝗿𝗲𝘀 𝗽𝗼𝗹𝗶́𝘁𝗶𝗰𝗼𝘀 𝘁𝗿𝗮𝗱𝗶𝗰𝗶𝗼𝗻𝗮𝗹𝗲𝘀 𝗵𝗮𝗯𝗿𝗶́𝗮𝗻 “𝗺𝗲𝘁𝗶𝗱𝗼 𝗺𝗮𝗻𝗼” 𝗲𝗻 𝗲𝘀𝘁𝗮𝘀 𝗲𝗹𝗲𝗰𝗰𝗶𝗼𝗻𝗲𝘀 𝗷𝘂𝘃𝗲𝗻𝗶𝗹𝗲𝘀, lo cual sugiere la existencia de maquinarias políticas operando incluso dentro de un espacio que se pensó libre de esos viejos vicios. Si esto se confirma, no solo se distorsiona la esencia de los Consejos de Juventud, sino que se despoja a los jóvenes de la posibilidad de ejercer una participación auténtica y autónoma.

Y es que, tristemente, 𝐚 𝐦𝐮𝐜𝐡𝐨𝐬 𝐣𝐨́𝐯𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐬𝐞 𝐥𝐞𝐬 𝐩𝐫𝐞𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐜𝐢𝐩𝐚𝐫 𝐞𝐧 𝐞𝐥𝐞𝐜𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬, 𝐩𝐞𝐫𝐨 𝐧𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐯𝐢𝐯𝐢𝐫 𝐮𝐧𝐚 𝐝𝐞𝐦𝐨𝐜𝐫𝐚𝐜𝐢𝐚 𝐫𝐞𝐚𝐥. Se les enseña a hacer parte de un proceso, pero no a comprender el valor del voto libre, ni la importancia de actuar sin “padrinos” ni compromisos políticos. En lugar de fomentar el pensamiento crítico y el liderazgo social, se termina replicando un modelo de dependencia y clientelismo que contradice el espíritu mismo de los Consejos de Juventud.

Por otro lado, 𝐧𝐨 𝐡𝐚𝐲 𝐞𝐯𝐢𝐝𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐬 𝐜𝐥𝐚𝐫𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐥𝐨𝐠𝐫𝐨𝐬 𝐚𝐥𝐜𝐚𝐧𝐳𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐞𝐣𝐞𝐫𝐨𝐬 𝐞𝐥𝐞𝐠𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐩𝐞𝐫𝐢́𝐨𝐝𝐨 𝐚𝐧𝐭𝐞𝐫𝐢𝐨𝐫, y no necesariamente por falta de trabajo, sino porque 𝐟𝐮𝐞𝐫𝐨𝐧 𝐢𝐧𝐯𝐢𝐬𝐢𝐛𝐢𝐥𝐢𝐳𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚𝐬 𝐚𝐝𝐦𝐢𝐧𝐢𝐬𝐭𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐭𝐮𝐫𝐧𝐨, relegados al olvido o usados simbólicamente en fechas conmemorativas. ¿Qué pasó con esos jóvenes que alguna vez creyeron en el cambio? ¿Qué acompañamiento recibieron? ¿Dónde están los informes, los resultados, los aprendizajes? Nadie lo sabe con certeza y son preguntas que el país debería hacerse con seriedad.

No obstante, este nuevo proceso electoral debe ser visto también como 𝘂𝗻𝗮 𝗼𝗽𝗼𝗿𝘁𝘂𝗻𝗶𝗱𝗮𝗱 𝗽𝗮𝗿𝗮 𝗿𝗲𝗰𝗼𝗺𝗲𝗻𝘇𝗮𝗿. Por ello, quiero 𝐟𝐞𝐥𝐢𝐜𝐢𝐭𝐚𝐫 𝐚 𝐭𝐨𝐝𝐨𝐬 𝐥𝐨𝐬 𝐲 𝐥𝐚𝐬 𝐣𝐨́𝐯𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐞𝐥𝐞𝐠𝐢𝐝𝐨𝐬 en esta nueva jornada democrática 𝐚 𝐥𝐚𝐬 𝐥𝐢𝐬𝐭𝐚𝐬 𝐢𝐧𝐝𝐞𝐩𝐞𝐧𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬, 𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐫𝐨𝐜𝐞𝐬𝐨𝐬 𝐲 𝐩𝐫𝐚́𝐜𝐭𝐢𝐜𝐚𝐬 𝐨𝐫𝐠𝐚𝐧𝐢𝐳𝐚𝐭𝐢𝐯𝐚𝐬, 𝐲 𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐝𝐨𝐬 𝐲 𝐦𝐨𝐯𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐩𝐨𝐥𝐢́𝐭𝐢𝐜𝐨𝐬 por su decisión de participar y representar a sus generaciones en un espacio que, aunque debilitado, sigue siendo valioso para la construcción de ciudadanía. Su compromiso será clave para que los Consejos de Juventud recuperen la confianza y la legitimidad que Putumayo y el país necesita.

Como 𝐂𝐨𝐧𝐬𝐞𝐣𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝐏𝐚𝐳 𝐃𝐞𝐩𝐚𝐫𝐭𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥, y como ciudadano que ha acompañado desde cerca estos procesos, creo que ha llegado el momento de 𝐝𝐚𝐫𝐥𝐞 𝐮𝐧 𝐧𝐮𝐞𝐯𝐨 𝐢𝐦𝐩𝐮𝐥𝐬𝐨 𝐚 𝐥𝐚 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐜𝐢𝐩𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐣𝐮𝐯𝐞𝐧𝐢𝐥 en el Putumayo. No podemos permitir que este esfuerzo colectivo se apague en medio del olvido o la frustración.

Por eso, propongo la creación de una 𝐌𝐞𝐬𝐚 𝐓𝐞́𝐜𝐧𝐢𝐜𝐚 𝐃𝐞𝐩𝐚𝐫𝐭𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐒𝐞𝐠𝐮𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐚 𝐥𝐨𝐬 𝐂𝐨𝐧𝐬𝐞𝐣𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐉𝐮𝐯𝐞𝐧𝐭𝐮𝐝 𝐝𝐞𝐥 𝐏𝐮𝐭𝐮𝐦𝐚𝐲𝐨, con la participación de la 𝐂𝐨𝐧𝐬𝐞𝐣𝐞𝐫𝐢́𝐚 𝐏𝐫𝐞𝐬𝐢𝐝𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚𝐥 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐥𝐚 𝐉𝐮𝐯𝐞𝐧𝐭𝐮𝐝, 𝐞𝐥 𝐌𝐢𝐧𝐢𝐬𝐭𝐞𝐫𝐢𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐈𝐧𝐭𝐞𝐫𝐢𝐨𝐫, 𝐥𝐚 𝐃𝐞𝐟𝐞𝐧𝐬𝐨𝐫𝐢́𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐏𝐮𝐞𝐛𝐥𝐨, 𝐥𝐚 𝐆𝐨𝐛𝐞𝐫𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐏𝐮𝐭𝐮𝐦𝐚𝐲𝐨 y las 𝐚𝐥𝐜𝐚𝐥𝐝𝐢́𝐚𝐬 𝐦𝐮𝐧𝐢𝐜𝐢𝐩𝐚𝐥𝐞𝐬. Esta mesa debería reunirse mensualmente para 𝐞𝐯𝐚𝐥𝐮𝐚𝐫 𝐚𝐯𝐚𝐧𝐜𝐞𝐬, 𝐫𝐞𝐯𝐢𝐬𝐚𝐫 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐫𝐨𝐦𝐢𝐬𝐨𝐬 𝐲 𝐠𝐚𝐫𝐚𝐧𝐭𝐢𝐳𝐚𝐫 𝐞𝐥 𝐜𝐮𝐦𝐩𝐥𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚𝐬 𝐩𝐨𝐥𝐢́𝐭𝐢𝐜𝐚𝐬 𝐩𝐮́𝐛𝐥𝐢𝐜𝐚𝐬 𝐝𝐞 𝐣𝐮𝐯𝐞𝐧𝐭𝐮𝐝 en cada municipio.

El objetivo no es solo hacer seguimiento, 𝐬𝐢𝐧𝐨 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐢𝐫 𝐥𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐢𝐚𝐧𝐳𝐚 𝐞𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐥𝐨𝐬 𝐣𝐨́𝐯𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐲 𝐥𝐚𝐬 𝐢𝐧𝐬𝐭𝐢𝐭𝐮𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬, abrir canales de diálogo efectivos y garantizar que los Consejos de Juventud no sigan siendo una figura simbólica, sino una instancia viva, con poder de propuesta e incidencia.

Las juventudes del Putumayo siguen ahí: activas, críticas, resilientes. Pero necesitan ser escuchadas, acompañadas y respaldadas. No podemos seguir permitiendo que el entusiasmo de una generación se apague por la indiferencia institucional.

Los Consejos de Juventud fueron una promesa. Hoy deben convertirse en una realidad. Y para ello, se requiere decisión, coherencia y una nueva actitud de parte del Estado.

𝙋𝙤𝙧𝙦𝙪𝙚 𝙡𝙖 𝙥𝙖𝙯, 𝙡𝙖 𝙙𝙚𝙢𝙤𝙘𝙧𝙖𝙘𝙞𝙖 𝙮 𝙚𝙡 𝙛𝙪𝙩𝙪𝙧𝙤 𝙙𝙚𝙡 𝙋𝙪𝙩𝙪𝙢𝙖𝙮𝙤 𝙩𝙖𝙢𝙗𝙞𝙚́𝙣 𝙙𝙚𝙥𝙚𝙣𝙙𝙚𝙣 𝙙𝙚 𝙨𝙪𝙨 𝙟𝙤́𝙫𝙚𝙣𝙚𝙨.

*Consejero de Paz de Putumayo – Afiliado al CNP

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