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*Por: Alexander Africano
El pasado 14 de octubre de 2024 se convirtió esa mañana muy temprana en uno de los momentos más tristes, dolorosos e histórico para el cabildo Aguacat Buyesh del pueblo Kamentsa Biya, ubicado en la vereda El Guineo del municipio de Villagarzòn – Putumayo.
El suceso de ver con sus propios ojos como las llamas consumía su lugar de armonización, su trabajo de tantos años pero sobre todo su centro espiritual no era para menos que la tristeza embargara a una comunidad que aún se pregunta qué fue lo que pasó.
Su desespero lo fue aún más cuando aclaró el día lunes al ver como el fuego había consumido el espacio donde tantas veces se tejieron al son de la palabra el devenir individual y colectivo de los cabildantes. Aún peor, la espera de las autoridades civiles que tardaron en llegar para determinar si existía algún elemento peligroso en los al rededores que por fortuna se descartó.
Por ahora el cálculo de los daños es indeterminado pues no se le puede poner valor a un lugar tan especial para cualquier pueblo indígena en Colombia y en el mundo y es que los sitios sagrados son parte importante del patrimonio cultural, que incluye todas las expresiones de la relación entre un pueblo, como colectividad, con su tierra, con otros seres vivos y con conceptos inmateriales, y que comparten un mismo espacio.
Allí todos los aspectos del patrimonio se relacionan entre sí y son inherentes al territorio tradicional de un determinado pueblo. Cada uno decide históricamente, por sí mismo, los aspectos tangibles e intangibles (materiales e inmateriales) que constituyen su patrimonio. Esto es válido para todos los pueblos indìgeas, sin importar la cultura a la que pertenezcan.
Ese patrimonio intangible es un acervo de conocimientos y técnicas que se transmiten de generación en generación, que consta de tradiciones o expresiones vivas heredadas de los antepasados y transmitidas a los descendientes. Se compone de tradiciones orales, artes del espectáculo, usos sociales, rituales, actos festivos, conocimientos y prácticas relativos a la naturaleza y al universo, además de “saberes” y técnicas vinculados a la artesanía tradicional. Por tanto, el patrimonio intangible es al mismo tiempo tradicional, contemporáneo y vivo; también es integrador, representativo y basado en una comunidad humana específica.
Luego lo que sucedió en el cabildo Aguacat Buyesh del pueblo Kamentsa Biya no se debe dejar pasar por alto, pues es de esos episodios que nos deben mover a todos los Putumayenses y Colombianos a volcar una mirada siquiera de solidaridad ante los sucedido, más aún cuando en Putumayo si hay algo que nos enorgullece son nuestros 15 pueblos indígenas, algunos de ellos originarios.
Basta de la indiferencia con esta comunidad, la cual seguramente su único fin es pervivir y supervivir en un Estado lleno de injusticia y de estigmatización entre otros; que la justicia divina a través de la espiritualidad nos enseñen a perdonar el pensamiento y las manos de quienes pudieron haber provocado este hecho de aflicción y si no fue asì, que podamos aprender del sagrado fuego como elemento que convierte y renace a los pueblos.
“Nos quemaron el lugar, pero no podrán apagar el fuego de nuestro corazón”, así lo expresó María la gobernadora del cabildo, quien en medio de su desconsuelo aún no comprende lo sucedido.