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John Elvis Vera Suarez
Me puse en la tarea de recoger alguna información sobre las manifestaciones que a diario se vienen presentando con el cambio climático o más bien con la crisis climática y ecológica, que cada día se profundiza o mejor dicho se agrava más, ya que en realidad no se ha emprendido en su plena dimensión, la restauración ambiental y renaturalización que necesitamos, para que logremos la supervivencia como especie, en condiciones dignas y posibles para que nuestra existencia continúe.
Nos dicen que “El calor y la sequía están cambiando el sabor y la calidad de lo que comemos”. Que debemos acudir a las huertas campesinas tradicionales, para encontrar los sabores más originales. Hallaremos en los supermercados, variedades de frutas que ya no son como eran en sus texturas, colores y sabores. Pero no solamente es el “mejoramiento genético” logrado en los laboratorios para contrarrestar precisamente las dificultades del hoy y del mañana en la agricultura, sino que todo señala “como principal causa de este fenómeno al calentamiento global.” Frutas más dulces, menos amargas y menos crujientes por maduraciones más tempranas. Cambios bruscos de temperatura y sequias, nuevas plagas y enfermedades, todo ayudando a trastornar y hasta transformar las frutas y verduras que se habían consumido tradicionalmente. Hasta su composición nutricional ha mermado, porque al parecer está cambiando como resultado de esta crisis y los ensayos para hacer sus cultivos más rentables. Incluyendo la calidad y sabor de las carmes y derivados lácteos. Ante lo anterior, “Las variedades locales y tradicionales” vuelven a tener importancia.
Investigadores europeos ya afirman que la calidad de la cerveza está cambiando “con el impacto de la sequía en la producción del lúpulo”. A la vez que, en Australia, sus estudios los han llevado a concluir que esta crisis climática, “podría reducir la calidad de 55 alimentos básicos”, entre ellas las carnes y verduras. El café no se queda a salvo. Las investigaciones de universidades norteamericanas, concluyen que su cultivo a mayor altura está “ligada a un descenso de la calidad del sabor y del aroma, como forma de adaptación climática”.
“El Sena no es un caso aislado: cómo el cambio climático contamina los ríos europeos”. Eso ha afirmado la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Según ella, los torrenciales provocan la “mala calidad de las aguas de baño…fenómeno que se acentúa con el calentamiento global.” Los fuertes aguaceros, con sus inundaciones, escorrentías y rebasamiento del sistema de alcantarillado hizo su labor contaminante. Esta misma agencia asegura que la “mala calidad” de sus “aguas de baño”, va en aumento con la crisis climática. Para rematar aseguran que existe una relación “entre el calentamiento global y los fenómenos hidrometeorológicos asociados a la aparición de E.coli y Enterococcus y cianobacterias”, por lo que ya en reiteradas ocasiones han recomendado evitar el baño en los ríos europeos. “No hay saneamiento ni tecnología que pueda asegurarnos aguas limpias ante un cambio climático que empieza a exponer la vulnerabilidad de los sistemas hídricos.”, afirman desde la WWF.
Ya vendrán más manifestaciones de esta crisis climática que cada día se agrava más.