RadioNacional – La iniciativa tiene como objetivo principal sembrar 400 plantas ornamentales como símbolo de esperanza y preservación de la naturaleza.
En un emotivo encuentro de solidaridad y compromiso, sesenta mujeres que han sobrevivido al conflicto en las regiones de Caquetá, Cauca y Guaviare se reunieron en Leguízamo, Putumayo, para emprender una valiosa labor de promoción de la paz a través de actividades de reforestación.
La iniciativa, encabezada por la líder ambiental Rosaura Figueroa, representante de la fundación comunitaria ‘Mujeres Guardianas del Agua’ y delegada de la Mesa Municipal de Víctimas, tiene como objetivo principal sembrar 400 plantas ornamentales como símbolo de esperanza y preservación de la naturaleza.
Esta conmovedora jornada, que combina la recuperación emocional de estas mujeres con su compromiso con la protección del medio ambiente, se llevará a cabo en el municipio de Leguízamo y contará con la participación activa de al menos 60 víctimas de la violencia. A través de la siembra de plantas en la vía que conecta la cabecera municipal de Leguízamo con el aeropuerto Caucayá, estas ‘Guardianas del Agua’ buscan demostrar que el cuidado de la madre naturaleza es esencial para garantizar un futuro sostenible y en paz.
«Esta jornada tiene dos propósitos fundamentales. En primer lugar, queremos expresar nuestra gratitud por la cálida acogida que hemos recibido en Leguízamo desde el momento en que dejamos atrás nuestras tierras natales, más de 150 mujeres afectadas por el conflicto. En segundo lugar, nuestro compromiso con la naturaleza es inquebrantable, y esta acción simbólica en favor de la Amazonía colombiana es una manera tangible de contribuir a su preservación», declaró Rosaura Figueroa mientras preparaba las plántulas para la siembra.
La relevancia de esta iniciativa se extiende más allá de la jornada misma. Las ‘Guardianas del Agua’, provenientes de los departamentos de Caquetá, Cauca y Guaviare, aspiran a fortalecer la conciencia ambiental en la comunidad, resaltando la importancia vital de los ríos Putumayo y Caquetá y educando sobre el papel crucial que desempeñan los bosques en la descontaminación atmosférica.
Como parte de su compromiso a largo plazo, cada participante se convertirá en madrina de una planta, garantizando así su crecimiento e incentivando a otros habitantes de Leguízamo a involucrarse en la protección de la naturaleza. Rosaura Figueroa enfatizó la responsabilidad compartida de cuidar el planeta, advirtiendo sobre los riesgos del calentamiento global y los daños que persisten en la Amazonía debido a la tala de bosques y la contaminación del aire.
Esta conmovedora imagen de solidaridad y esperanza, plasmada en la actividad de reforestación en Leguízamo, se erige como un recordatorio poderoso de que cada acción cuenta en la construcción de un futuro más sostenible y en armonía con la naturaleza.