RadioNacional – Esta propuesta agropecuaria reúne en su mayoría a mujeres que vivieron la dureza del conflicto armado. En esta fruta encontraron la esperanza para vivir.
Desde la húmeda selva del bajo Putumayo brotan los más deliciosos frutos de la Amazonía colombiana, de cuyos cítricos sabores emanan los más exquisitos aromas de paz que en cada respiro contagian de esperanza a aquellas familias de Leguízamo que en la frontera con Ecuador y Perú, el conflicto armado les ha producido muchos sinsabores.
Son tantas las ilusiones que han brotado de los cultivos de camu-camu que, entre desplazados, madres cabeza de hogar y emprendedoras, encuentran en esta silvestre fruta la armonía que un día la violencia les arrebató.
“Por eso en Colombia y en límites con Ecuador y Perú, el camu-camu es muy bien conocido entre los hogares rurales de la Amazonía; como el fruto de la reconciliación, calificativo que no ha sido en vano porque se evidencia en los felices rostros de las 35 personas que un día lo perdieron todo y que ahora florecen con ayuda de este exótico producto”, explicó Johanna Medina Jiménez, representante de la asociación Agro camu-camu Leguízamo.
Ésta a diferencia de aquellas plantas de uso ilícito, Johanna asegura que el camu-camu crece en terrenos húmedos o cercanos a las fuentes hídricas, por eso es común encontrar esta fruta en humedales de Miraflores, Refugio, Peneita, Isla Nueva y Refugio, entre otras veredas de Colombia y la frontera con Perú.
Para su óptimo crecimiento, desarrollo y floración, proceso que generalmente dura 4 años, requiere de abundante agua. Por esa y otras características este es el único cultivo que no se daña pese a la permanente acumulación de agua que generalmente se produce por las lluvias o el desbordamiento del río Putumayo.
La cosecha de la fruta es anual y generalmente se hace entre 3 y 4 meses consecutivos. Aunque en este 2023 la dirigente gremial precisa que la recolección del fruto inició en marzo, tal vez se prolongará hasta junio del presente año.
“Estamos felices porque a medida que pasa el tiempo son más las familias indígenas, campesinas y afrodescendientes que se unen a la asociación para dedicarse a la siembra de esta cítrica fruta que por su particular sabor encanta a otros colombianos. Es por ello que en cada cosecha obtenemos hasta 12 toneladas de camu-camu; sin embargo, al transformarla en pulpa, esa cantidad se reduce a 6 toneladas”, indicó.
La venta la hacen directamente en Bogotá a través de una alianza comercial que la asociación comunitaria firmó con Selva Nevada, entidad que según Johanna; en la capital de la República se dedica a la producción nacional de helados.
“Agro camu-camu Leguízamo comenzó hace 6 años tras las permanentes pérdidas que nos estaba generando la baja cosecha de copoazú, milpez, arazá y canangucha entre otras frutas tropicales. Y ahora nuestra meta como asociación, es ampliar la planta despulpadora y a futuro; comercializar el camu-camu pulverizado. Estas proyecciones ayudarán a mejorar la difícil situación social y económica por la que atraviesa el municipio”, manifestó.
Para que dicho proyecto avance y siga contribuyendo con la reconciliación social, la representante de la asociación subrayó que acuerdos institucionales firmados entre la administración municipal, departamental y el Estado, se adecua el inmueble donde actualmente la asociación cuenta con 9 congeladores, una máquina selladora de empaques y un depósito para el desinfectado de la fruta.
Emprendiendo de cero
“Nunca me imaginé que un emprendimiento relacionado con la siembra de camu-camu iba a dar tanto fruto. Hoy, quienes un día perdimos la esperanza de obtener el sustento diario para nuestros hijos y sobre todo de recuperar la tranquilidad. Comprendimos que a través del trabajo en equipo se obtienen grandes resultados”, aseguró Daniela Aguilar al precisar que cada integrante de la agremiación productiva juega un preponderante papel desde la cosecha, hasta el empaquetado de la pulpa de la fruta.
“Todo lo bueno se alcanza con amor y paciencia y la siembra de camu-camu es un claro ejemplo en el que la perseverancia nos demuestra que en Leguízamo, las mujeres somos capaces de hacer grandes cosas. Todas aportamos para que este proyecto que nació hace 6 años que ahora nos brinda bienestar emocional y económico salga a flote”, indicó Andrea Palacios.