
Por: Carlos Mauro Rosero, Periodista Independiente
La 𝐜𝐚𝐫𝐫𝐞𝐫𝐚 por las 𝐝𝐨𝐬 𝐮́𝐧𝐢𝐜𝐚𝐬 𝐜𝐮𝐫𝐮𝐥𝐞𝐬 del 𝐏𝐮𝐭𝐮𝐦𝐚𝐲𝐨 en la Cámara no solo es una cuestión de números (34 candidatos), sino de supervivencia política. En un escenario marcado por la polarización nacional, el departamento se convierte en el tablero de un fenómeno pragmático: el «𝐭𝐫𝐚𝐧𝐬𝐟𝐮𝐠𝐮𝐢𝐬𝐦𝐨» por necesidad de aval.
𝐋𝐚 𝐄𝐬𝐭𝐫𝐚𝐭𝐞𝐠𝐢𝐚: El matiz más notable de esta contienda es el «𝐜𝐚𝐦𝐛𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐜𝐚𝐫𝐩𝐚 𝐩𝐨𝐥𝐢́𝐭𝐢𝐜𝐚». Candidatos que migran de una ideología a otra motivados no por convicción, sino porque «𝐞𝐥 𝐚𝐯𝐚𝐥 𝐞𝐬 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚» para asegurar un espacio en el tarjetón del 8 de marzo.
𝐋𝐨𝐬 𝐏𝐫𝐨𝐭𝐚𝐠𝐨𝐧𝐢𝐬𝐭𝐚𝐬: Un grupo de 34 aspirantes donde la línea entre la ética y la oportunidad se desibuja. Mientras algunos ostentan una «𝐡𝐨𝐣𝐚 𝐝𝐞 𝐯𝐢𝐝𝐚 𝐚𝐜𝐞𝐩𝐭𝐚𝐛𝐥𝐞», otros cargan con el peso de «𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐚𝐬 𝐩𝐞𝐧𝐝𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐜𝐨𝐧 𝐥𝐚 𝐋𝐞𝐲», amparados por estructuras partidistas que priorizan el caudal electoral sobre la idoneidad.
𝐄𝐥 𝐂𝐥𝐢𝐦𝐚: La polarización actúa como un catalizador que obliga a los electores a elegir entre extremos, mientras los candidatos saltan de plataforma en plataforma buscando el refugio de una personería jurídica.
»𝐄𝐬 𝐥𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫𝐚 𝐯𝐞𝐳 𝐜𝐨𝐧 𝐮𝐧 𝐚𝐥𝐭𝐨 𝐧𝐮́𝐦𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞 𝐜𝐚𝐧𝐝𝐢𝐝𝐚𝐭𝐨𝐬», un síntoma de una democracia fragmentada donde el logo en la chaqueta parece ser, para muchos, un simple accesorio de ocasión.