
Putumayo, 12 de noviembre de 2025
Diez años tuvieron que transcurrir para que la verdad, paciente pero invencible, saliera finalmente a la luz. Tras una larga travesía judicial marcada por el dolor, la estigmatización pública y la pérdida de la libertad, la justicia colombiana ha reivindicado completamente el nombre del Dr. Jorge Eliécer Coral Rivas, ex candidato a la Gobernación del Putumayo en 2015 y reconocido dirigente conservador del sur del país.
El fallo de última instancia emitido por la Sala Penal del Tribunal Superior de Pasto, fechado el 14 de octubre de 2025 y notificado oficialmente el 12 de noviembre del mismo año, exonera al Dr. Coral Rivas de toda responsabilidad penal. De esta manera, se cierra de manera definitiva un proceso que lo llevó injustamente a prisión y que marcó su vida, la de su familia y la de todo el pueblo putumayense que lo aprecia.
Una década de resistencia y dignidad
En 2015, mientras lideraba con más del 70% de favorabilidad en las encuestas su campaña a la Gobernación del Putumayo, una denuncia cambió abruptamente su destino. Esa acusación, hoy completamente desvirtuada, se convirtió en una herramienta política que truncó su aspiración y lo llevó a prisión, separándolo de sus seres queridos y de los ciudadanos que veían en él una esperanza de cambio.
Durante años, su nombre fue vilipendiado y cuestionado en los medios. Las portadas y titulares que alguna vez lo condenaron anticipadamente, hoy se enfrentan a la contundencia de una sentencia absolutoria que confirma lo que él siempre sostuvo: su inocencia.
A pesar de la presión, los ofrecimientos de rebaja de pena a cambio de aceptar cargos falsos y la soledad que acompaña a los inocentes cuando el poder decide castigar la verdad, el Dr. Coral Rivas nunca cedió. Rechazó cualquier acuerdo que comprometiera su honor, porque siempre creyó que la verdad no se negocia. Resistió con dignidad, con la frente en alto, mientras su fe y su familia se convirtieron en su mayor fortaleza.
El triunfo de la verdad sobre la manipulación
El Tribunal Superior de Pasto, al resolver en segunda instancia, concluyó que no existió ninguna conducta delictiva atribuible al Dr. Coral Rivas. La decisión, que quedó en firme al no ser apelada por ninguna de las partes, se convierte en cosa juzgada y sella con autoridad judicial una de las páginas más injustas de la historia política reciente del Putumayo.
Con esta sentencia, la justicia colombiana reivindica no solo a un hombre, sino también un principio fundamental: la verdad puede ser silenciada, pero nunca destruida.
La herida y la esperanza
Aunque la justicia ha llegado tarde, el daño ya está hecho. Fueron años de cárcel, de titulares infames, de campañas truncadas y de heridas que el tiempo no borrará fácilmente. Sin embargo, también fueron años de aprendizaje, de fortaleza y de una convicción inquebrantable en los valores que forjan a los hombres íntegros.
Hoy, el Dr. Jorge Eliécer Coral Rivas vuelve a caminar libre por las calles del Putumayo con el mismo espíritu que lo llevó a servir a su pueblo. No con ánimo de revancha, sino con la esperanza de que su historia sirva para que ningún inocente vuelva a ser condenado por intereses ajenos a la justicia.
“Fui privado de mi libertad, pero nunca de mi fe.
Me arrebataron la voz, pero no la verdad.
Hoy la justicia me devuelve el nombre que siempre fue mío.”
Estas fueron las palabras de un emocionado Dr. Jorge Eliécer Coral Rivas tras conocer el fallo definitivo del Tribunal Superior de Pasto.
Una lección para la historia
Este caso quedará en la memoria colectiva del país como un ejemplo de resistencia y dignidad. Como un testimonio de que la verdad, aunque tarde, siempre llega. Y como evidencia de que la justicia, cuando se aparta de la presión y el ruido, aún puede ser el refugio de los inocentes.
Hoy, el nombre de Jorge Eliécer Coral Rivas se levanta, limpio y digno, como símbolo de un Putumayo que cree en la verdad, en la justicia y en la esperanza de un país más justo.