Putumayo : entre la violencia y la esperanza de la Semana por la Paz

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๐˜—๐˜ฐ๐˜ณ: Alexander AFricano*

Los รบltimos dรญas han dejado en Putumayo una cadena de hechos dolorosos que no pueden pasar inadvertidos: campesinos asesinados en sus viviendas, un mototaxista desaparecido y hallado muerto, ataques con sicarios en Puerto Asรญs, y un hecho aun por investigar: dos soldados que resultaron quemados en un operativo.

Son tragedias que reflejan cรณmo ๐™ก๐™– ๐™ซ๐™ž๐™ค๐™ก๐™š๐™ฃ๐™˜๐™ž๐™– ๐™จ๐™š ๐™ข๐™ช๐™ก๐™ฉ๐™ž๐™ฅ๐™ก๐™ž๐™˜๐™– ๐™ฎ ๐™–๐™ข๐™š๐™ฃ๐™–๐™ฏ๐™– ๐™˜๐™ค๐™ฃ ๐™ฃ๐™ค๐™ง๐™ข๐™–๐™ก๐™ž๐™ฏ๐™–๐™ง๐™จ๐™š. Aquรญ ya no hay distinciรณn entre campesinos, migrantes, trabajadores o uniformados: cualquiera puede ser vรญctima. El mayor riesgo es acostumbrarnos al horror, asumirlo como parte del paisaje y olvidar que cada vida perdida deberรญa dolernos como propia.

Sin embargo, Putumayo no puede resignarse a contar muertos. Debe atreverse a contar esperanzas. Y eso solo es posible si, como sociedad, ๐™ฃ๐™ค๐™จ ๐™ช๐™ฃ๐™ž๐™ข๐™ค๐™จ ๐™ฅ๐™–๐™ง๐™– ๐™–๐™—๐™ง๐™ž๐™ง ๐™˜๐™–๐™ข๐™ž๐™ฃ๐™ค๐™จ ๐™™๐™š ๐™ง๐™š๐™˜๐™ค๐™ฃ๐™˜๐™ž๐™ก๐™ž๐™–๐™˜๐™ž๐™คฬ๐™ฃ, ๐™Ÿ๐™ช๐™จ๐™ฉ๐™ž๐™˜๐™ž๐™– ๐™ฎ ๐™ค๐™ฅ๐™ค๐™ง๐™ฉ๐™ช๐™ฃ๐™ž๐™™๐™–๐™™๐™š๐™จ. El Estado debe llegar con mรกs que operativos: debe llegar con educaciรณn, empleo, salud y dignidad.


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En este contexto, la ๐’๐ž๐ฆ๐š๐ง๐š ๐ฉ๐จ๐ซ ๐ฅ๐š ๐๐š๐ณ, que se realizarรก del๐Ÿ• ๐š๐ฅ ๐Ÿ๐Ÿ ๐๐ž ๐ฌ๐ž๐ฉ๐ญ๐ข๐ž๐ฆ๐›๐ซ๐ž, se convierte en una oportunidad crucial. Serรก un espacio para encontrarnos en comunidad, reflexionar sobre nuestra realidad y comprometernos con la vida como el bien mรกs sagrado.

Por eso la invitaciรณn es a sumarse a las actividades en la ๐˜Š๐˜ข๐˜ด๐˜ข ๐˜Š๐˜ฐ๐˜ฎ๐˜ถฬ๐˜ฏ, por ejemplo el ๐˜ฑ๐˜ข๐˜ฏ๐˜ฆ๐˜ญ ๐˜ฅ๐˜ฆ ๐˜ฑ๐˜ข๐˜ป ๐˜บ ๐˜ณ๐˜ฆ๐˜ค๐˜ฐ๐˜ฏ๐˜ค๐˜ช๐˜ญ๐˜ช๐˜ข๐˜ค๐˜ช๐˜ฐฬ๐˜ฏ en la semana siguiente donde compartiremos videos y testimonios que muestran que sรญ es posible resistir al miedo y construir futuro. La paz no es un discurso: es un camino que exige valentรญa y que se construye paso a paso.

Hoy, mรกs que nunca, desde el Putumayo enviamos un mensaje a toda Colombia: la violencia no puede ser nuestro destino, la paz no puede esperar. Que cada hecho de dolor sea tambiรฉn un llamado ๐—ฎ ๐˜€๐˜‚๐—บ๐—ฎ๐—ฟ๐—ป๐—ผ๐˜€ ๐—ฎ ๐—ฒ๐˜€๐˜๐—ฎ ๐—ฆ๐—ฒ๐—บ๐—ฎ๐—ป๐—ฎ ๐—ฝ๐—ผ๐—ฟ ๐—น๐—ฎ ๐—ฃ๐—ฎ๐˜‡ ๐˜† ๐—ฎ ๐—ฐ๐—ฟ๐—ฒ๐—ฒ๐—ฟ ๐—พ๐˜‚๐—ฒ ๐—ท๐˜‚๐—ป๐˜๐—ผ๐˜€ ๐—ฝ๐—ผ๐—ฑ๐—ฒ๐—บ๐—ผ๐˜€ ๐—ต๐—ฎ๐—ฐ๐—ฒ๐—ฟ ๐—ฑ๐—ฒ ๐—น๐—ฎ ๐˜ƒ๐—ถ๐—ฑ๐—ฎ ๐—น๐—ฎ ๐˜ƒ๐—ฒ๐—ฟ๐—ฑ๐—ฎ๐—ฑ๐—ฒ๐—ฟ๐—ฎ ๐˜ƒ๐—ถ๐—ฐ๐˜๐—ผ๐—ฟ๐—ถ๐—ฎ.

*Consejero de Paz de Putumayo – Afiliado al CNP


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