Dignidad indígena frente a las dádivas del extractivismo

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Por: Joan Mauricio Fajardo Coral(*)

El comunicado emitido por Juben Ortiz, vicepresidente de la Organización Zonal Indígena del Putumayo (OZIP), es mucho más que una aclaración institucional: es un acto de soberanía. En un contexto donde las empresas mineras intentan ganar legitimidad con entregas unilaterales de materiales o supuestos “aportes sociales”, la negativa de Ortiz representa una postura clara y valiente en defensa del gobierno propio y la autonomía de los pueblos indígenas.

No se trata solo de rechazar cemento o insumos. Se trata de rechazar la lógica perversa que ha acompañado históricamente al extractivismo: dar para dividir, regalar para imponer, asistir para cooptar. Lo que hizo Líbero Cobre —entregar materiales sin consulta, usar imágenes y el nombre de una organización sin consentimiento oficial— no es un simple error. Es una estrategia conocida: imponer primero la dádiva para después reclamar legitimidad.


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Más allá de lo simbólico, el gesto de Ortiz nos recuerda que los territorios no están en venta y que la dignidad de un pueblo no puede ser negociada con regalos. Su mensaje, además, lanza una pregunta incómoda al Estado colombiano: ¿dónde están los mecanismos reales para garantizar la consulta previa, libre e informada? ¿Hasta cuándo las empresas seguirán actuando como si el consentimiento comunitario fuera una mercancía más?

El pronunciamiento del vicepresidente de la OZIP debería encender las alarmas y, al mismo tiempo, ser respaldado ampliamente. Porque en tiempos donde la manipulación se disfraza de inversión, levantar la voz con coherencia es un acto político de enorme valor.

Ortiz ha marcado la línea: aquí no mandan las empresas. Aquí mandan los pueblos.

PD: Del presidente de la OZIP hablaremos más adelante, cuándo sepamos verdaderamente de qué lado está..


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*Miembro del Colegio Nacional de Periodistas


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