Claridad sobre el Principio de Precaución y el Proyecto Mocoa

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Por Carlos Mauro Rosero

En el debate público sobre el #ProyectoMocoa se han difundido 𝐚𝐟𝐢𝐫𝐦𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐢𝐦𝐩𝐫𝐞𝐜𝐢𝐬𝐚𝐬 𝐲 𝐩𝐨𝐬𝐢𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐢𝐧𝐟𝐮𝐧𝐝𝐚𝐝𝐚𝐬, muchas veces sin conocimiento técnico y, en algunos casos, con claros fines de 𝐨𝐛𝐬𝐭𝐫𝐮𝐜𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐩𝐨𝐥𝐢́𝐭𝐢𝐜𝐚. En especial, se ha venido usando de forma 𝐞𝐫𝐫𝐨́𝐧𝐞𝐚 𝐲 𝐩𝐨𝐥𝐢𝐭𝐢𝐳𝐚𝐝𝐚 el 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐜𝐚𝐮𝐜𝐢𝐨́𝐧 como argumento para frenar la 𝐟𝐚𝐬𝐞 de estudios 𝐞𝐱𝐩𝐥𝐨𝐫𝐚𝐭𝐨𝐫ios del proyecto Mocoa, que adelanta la empresa 𝐋𝐢𝐛𝐞𝐫𝐨 𝐂𝐨𝐛𝐫𝐞 en la capital del Putumayo.

𝐄𝐬 𝐟𝐮𝐧𝐝𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥 𝐫𝐞𝐜𝐨𝐫𝐝𝐚𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐜𝐚𝐮𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐧𝐨 𝐢𝐦𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚 𝐥𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐚𝐮𝐭𝐨𝐦𝐚́𝐭𝐢𝐜𝐚 𝐝𝐞 𝐚𝐜𝐭𝐢𝐯𝐢𝐝𝐚𝐝𝐞𝐬, especialmente cuando se trata de 𝐞𝐬𝐭𝐮𝐝𝐢𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐞𝐱𝐩𝐥𝐨𝐫𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐦𝐢𝐧𝐞𝐫𝐚 que, conforme a la normativa vigente, 𝐧𝐨 𝐠𝐞𝐧𝐞𝐫𝐚𝐧 𝐢𝐦𝐩𝐚𝐜𝐭𝐨𝐬 𝐬𝐢𝐠𝐧𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐭𝐢𝐯𝐨𝐬 𝐧𝐢 𝐫𝐞𝐪𝐮𝐢𝐞𝐫𝐞𝐧 𝐥𝐢𝐜𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥. Para estos casos, existen 𝐩𝐥𝐚𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞 𝐦𝐚𝐧𝐞𝐣𝐨 𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥, rigurosamente supervisados por las autoridades competentes.

Tanto la 𝐂𝐨𝐫𝐭𝐞 𝐂𝐨𝐧𝐬𝐭𝐢𝐭𝐮𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥 como el 𝐂𝐨𝐧𝐬𝐞𝐣𝐨 𝐝𝐞 𝐄𝐬𝐭𝐚𝐝𝐨 han reiterado que este principio solo debe aplicarse de manera 𝐞𝐱𝐜𝐞𝐩𝐜𝐢𝐨𝐧𝐚𝐥, y bajo condiciones estrictas: cuando se presenten 𝐫𝐢𝐞𝐬𝐠𝐨𝐬 𝐠𝐫𝐚𝐯𝐞𝐬, 𝐢𝐧𝐦𝐢𝐧𝐞𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐲 𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐢́𝐟𝐢𝐜𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐜𝐨𝐦𝐩𝐫𝐨𝐛𝐚𝐛𝐥𝐞𝐬. Así lo recuerda la 𝐂𝐢𝐫𝐜𝐮𝐥𝐚𝐫 𝟏𝟓 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟐𝟑 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐏𝐫𝐨𝐜𝐮𝐫𝐚𝐝𝐮𝐫𝐢́𝐚 𝐆𝐞𝐧𝐞𝐫𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐍𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧, un documento clave que debe ser leído con atención por todos los actores involucrados.


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De tal manera, el relato que algunos sostienen para frenar el proyecto es refutado con claridad por la 𝐋𝐞𝐲 𝟗𝟗 𝐝𝐞 𝟏𝟗𝟗𝟑 y por la mencionada 𝐂𝐢𝐫𝐜𝐮𝐥𝐚𝐫 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐏𝐫𝐨𝐜𝐮𝐫𝐚𝐝𝐮𝐫𝐢́𝐚, que establecen 𝐜𝐮𝐚́𝐧𝐝𝐨 𝐲 𝐜𝐨́𝐦𝐨 𝐝𝐞𝐛𝐞 𝐚𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚𝐫𝐬𝐞 𝐞𝐥 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐜𝐚𝐮𝐜𝐢𝐨́𝐧. 𝐈𝐧𝐯𝐨𝐜𝐚𝐫𝐥𝐨 𝐬𝐢𝐧 𝐮𝐧𝐚 𝐣𝐮𝐬𝐭𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐭𝐞́𝐜𝐧𝐢𝐜𝐚, 𝐣𝐮𝐫𝐢́𝐝𝐢𝐜𝐚 𝐲 𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐢́𝐟𝐢𝐜𝐚 𝐬𝐨́𝐥𝐢𝐝𝐚 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐭𝐢𝐭𝐮𝐲𝐞 𝐮𝐧 𝐮𝐬𝐨 𝐚𝐫𝐛𝐢𝐭𝐫𝐚𝐫𝐢𝐨 𝐝𝐞𝐥 𝐝𝐞𝐫𝐞𝐜𝐡𝐨 𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥. En sus propias palabras, este tipo de acciones puede convertirse en un 𝐨𝐛𝐬𝐭𝐚́𝐜𝐮𝐥𝐨 𝐢𝐧𝐣𝐮𝐬𝐭𝐢𝐟𝐢𝐜𝐚𝐝𝐨 𝐚𝐥 𝐝𝐞𝐬𝐚𝐫𝐫𝐨𝐥𝐥𝐨 𝐬𝐨𝐬𝐭𝐞𝐧𝐢𝐛𝐥𝐞, al generar 𝐝𝐞𝐜𝐢𝐬𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐬𝐢𝐧𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚𝐝𝐚𝐬 que afectan el interés general y el conocimiento científico.

La 𝐋𝐞𝐲 𝟗𝟗 𝐝𝐞 𝟏𝟗𝟗𝟑, que consagra tanto el 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐜𝐚𝐮𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐞𝐥 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐯𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨́𝐧, establece que estos deben aplicarse con base en 𝐞𝐯𝐢𝐝𝐞𝐧𝐜𝐢𝐚 𝐜𝐢𝐞𝐧𝐭𝐢́𝐟𝐢𝐜𝐚 y no en percepciones o temores infundados. El 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐢𝐩𝐢𝐨 𝐝𝐞 𝐩𝐫𝐞𝐯𝐞𝐧𝐜𝐢𝐨́𝐧 exige, además, 𝐞𝐬𝐭𝐮𝐝𝐢𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐢𝐦𝐩𝐚𝐜𝐭𝐨 𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥 cuando se trate de actividades con afectación significativa, algo que 𝐧𝐨 𝐚𝐩𝐥𝐢𝐜𝐚 𝐞𝐧 𝐥𝐚𝐬 𝐟𝐚𝐬𝐞𝐬 𝐞𝐱𝐩𝐥𝐨𝐫𝐚𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚𝐬 de minerales, 𝐫𝐞𝐠𝐮𝐥𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐲 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐫𝐨𝐥𝐚𝐝𝐚𝐬.

Por eso, 𝐮𝐭𝐢𝐥𝐢𝐳𝐚𝐫 𝐢𝐦𝐚́𝐠𝐞𝐧𝐞𝐬 𝐦𝐚𝐧𝐢𝐩𝐮𝐥𝐚𝐝𝐚𝐬, 𝐚𝐟𝐢𝐫𝐦𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧𝐞𝐬 𝐟𝐚𝐥𝐬𝐚𝐬 𝐨 𝐜𝐨𝐦𝐞𝐧𝐭𝐚𝐫𝐢𝐨𝐬 𝐢𝐧𝐚𝐩𝐫𝐨𝐩𝐢𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐚𝐥𝐚𝐫𝐦𝐚𝐫 𝐚 𝐥𝐚 𝐜𝐢𝐮𝐝𝐚𝐝𝐚𝐧𝐢́𝐚 𝐍𝐨 𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐟𝐞𝐧𝐝𝐞𝐫 𝐞𝐥 𝐭𝐞𝐫𝐫𝐢𝐭𝐨𝐫𝐢𝐨, 𝐬𝐢𝐧𝐨 𝐝𝐞𝐬𝐢𝐧𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚𝐫 𝐲 𝐜𝐨𝐧𝐟𝐮𝐧𝐝𝐢𝐫 𝐚 𝐥𝐚 𝐜𝐨𝐦𝐮𝐧𝐢𝐝𝐚𝐝. Es usar el 𝐝𝐞𝐫𝐞𝐜𝐡𝐨 𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥 𝐜𝐨𝐦𝐨 𝐡𝐞𝐫𝐫𝐚𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚 𝐝𝐞 𝐩𝐨𝐥𝐢𝐭𝐢𝐪𝐮𝐞𝐫𝐢́𝐚, bloqueando el acceso al conocimiento que necesitamos para comprender y cuidar verdaderamente nuestro entorno.

𝐄𝐥 𝐯𝐞𝐫𝐝𝐚𝐝𝐞𝐫𝐨 𝐝𝐞𝐬𝐚𝐫𝐫𝐨𝐥𝐥𝐨 𝐬𝐨𝐬𝐭𝐞𝐧𝐢𝐛𝐥𝐞 𝐬𝐞 𝐜𝐨𝐧𝐬𝐭𝐫𝐮𝐲𝐞 𝐜𝐨𝐧 𝐢𝐧𝐟𝐨𝐫𝐦𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧, 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐨𝐧𝐬𝐚𝐛𝐢𝐥𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐲 𝐫𝐞𝐬𝐩𝐞𝐭𝐨 𝐩𝐨𝐫 𝐥𝐚𝐬 𝐧𝐨𝐫𝐦𝐚𝐬. Decisiones públicas tan sensibles como la gestión del territorio 𝐧𝐨 𝐩𝐮𝐞𝐝𝐞𝐧 𝐛𝐚𝐬𝐚𝐫𝐬𝐞 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐦𝐢𝐞𝐝𝐨 𝐧𝐢 𝐞𝐧 𝐢𝐧𝐭𝐞𝐫𝐞𝐬𝐞𝐬 𝐩𝐚𝐫𝐭𝐢𝐜𝐮𝐥𝐚𝐫𝐞𝐬 𝐝𝐢𝐬𝐟𝐫𝐚𝐳𝐚𝐝𝐨𝐬 𝐝𝐞 𝐝𝐞𝐟𝐞𝐧𝐬𝐚 𝐚𝐦𝐛𝐢𝐞𝐧𝐭𝐚𝐥.


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