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Por: Joan Mauricio Fajardo Coral
Hoy quise despertar con el recuerdo de un mal sueño pero no fue así, entendí que la tragedia nuevamente tocaba a nuestra familia y con profunda tristeza acepté este hecho tan difícil de asimilar.
Andrés fue buen primo, tengo muchos recuerdos de infancia y juventud, todos gratos sin excepción. Jugando los clásicos de antaño como el yermis, trompos, bolas, congelado… o , pintando con «bembón» el 5 de enero, tirando talcos el 6, época en la que nos poníamos una buena pinta por ser día de reyes.
En esa calle del progreso donde fue la última morada de mi abuelita Rita, quien vendía fritos morcillas, empanadas; allí junto estaba la casa de mis primos Mencha, Margarita, Alex, Jaque, Edgar, Andrés vivimos alegrías pero también tristezas como fue el asesinato de Alex, el mayor de todos, al amanecer de un 6 de enero (han pasado 32 años de impunidad) posteriormente muere nuestra abuelita Rita por el dolor, pocas semanas después.
Esos momentos inolvidables, a los que se suman los de juventud, universitarios, profesionales, familiares y los más recientes los mantengo muy presentes con la certeza de que quienes conocieron a Andrés lo recordarán siempre por su personalidad y simpatía, su calidad profesional, su talento musical que lo llevó a grandes escenarios en donde fue aplaudido dentro y fuera del departamento.
Mi primo era pintoso, lanzado y bien correspondido; siempre con su sonrisa a flor de piel y la voz que le ayudaba en el campo del amor, pero también fue un buen estudiante, juicioso y responsable en su trabajo como abogado, pero debo decir que le gustaban más los escenarios sean grandes o chicos, y como muchas veces lo vi en su aporte social compartiendo con los abuelitos o llevando serenatas gratis para alegrar a los niños o a los menos favorecidos.
Muchísimas voces de aliento y mensajes de fortaleza han llegado hasta la familia, las redes sociales se han inundado con imagenes, videos y recuerdos de Andrés, quien gozaba de gran aprecio por su público, amigos, compañeros de trabajo, familiares y conocidos. A esas voces les pido juntarnos para exigir justicia, elevar una voz de protesta por la inseguridad imperante; para clamar por una Mocoa y un departamento en el que podamos vivir en paz, sin temor de salir a las calles o en este caso de visitar a un amigo para encontrar una muerte injusta, sin sentido.
Hago el llamado a las autoridades y a la sociedad en general para que las muertes de Andrés y Elver no queden impunes; no sean una estadística, un simple número que se suma a la cifra de asesinatos ocurridos y no esclarecidos.
Ya no está el Primo, el amigo, el profesional el artista, el galán, cuentero y de buen corazón Andres Fajardo Díaz. Siempre lo recordaré. Q.E.P.D.