Las opiniones expresadas por los columnistas son de su total y absoluta responsabilidad personal, no compromete la línea editorial ni periodística de MiPutumayo Noticias
Por : Germán Ortiz Ch.
Hoy inicia la novena de Navidad, una tradición que nos invita a la reflexión, al reencuentro con nuestros valores y a la unión como comunidad. En el contexto del Putumayo, este tiempo de recogimiento llega en un momento crucial: las elecciones atípicas para gobernador de nuestro departamento. Es una coyuntura que, más allá de los aspectos festivos, nos convoca a tomar decisiones responsables y conscientes, pues la elección de nuestro próximo gobernador marcará el rumbo del futuro inmediato de nuestra región.
En un escenario político que ha estado marcado por incertidumbre y desafíos, las elecciones atípicas representan una oportunidad de oro para elegir a un líder que realmente se comprometa con las necesidades y aspiraciones de la comunidad. Es el momento de poner en primer plano nuestras prioridades como ciudadanos y reflexionar sobre las características que debe tener quien ocupe este cargo tan importante: liderazgo ético, capacidad de gestión, compromiso con el desarrollo sostenible y, por supuesto, un profundo respeto por los derechos y la dignidad de todos los habitantes del Putumayo.
La coyuntura actual exige de nosotros un ejercicio de discernimiento y responsabilidad. Las elecciones atípicas no son una ocasión para dejarse llevar por las pasiones momentáneas, los intereses personales o los relatos vacíos. Al contrario, debemos optar por quienes demuestren tener una visión clara y realista para enfrentar los retos del Putumayo: el fortalecimiento de la seguridad, la mejora en los servicios públicos, el desarrollo económico sostenible y la construcción de una sociedad más equitativa.
No podemos permitir que la desinformación o la indiferencia tomen decisiones por nosotros.
Así, al celebrar la novena de Navidad, también es momento de renovar nuestro compromiso como ciudadanos responsables, conscientes de que cada elección tiene un impacto duradero. Elegir bien, con reflexión y con el corazón puesto en el bienestar común, es el mejor regalo que podemos hacerle a nuestro Putumayo y a las generaciones futuras.