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Por : John Elvis Vera Suarez
“El agua siempre busca su camino y, al irse acumulando, encuentra grietas, vacíos o poros que le permiten su circulación horizontal: se vuelve una especie de flujo o río -muy lento- en el interior del suelo, guiado por la gravedad (va de un punto más alto a uno menos alto). Estas son las aguas subterráneas”. Gabriela Parada, ingeniera civil y coordinadora de proyectos la consultora Good Stuff International (GSI-LAC). WWF.
Quizás como consecuencia inmediata de la crisis hídrica en el país, se vuelven a escuchar algunas voces planteando la necesidad de utilizar los acuíferos, reservorios o aguas subterráneas, para pretender garantizar el abastecimiento de agua potable para las ciudades como Bogotá. Recordando en todo caso que eso mismo, algunos han recomendado para ciudades medianas como las nuestras, bajo el pretexto que estas deben seguir creciendo.
Los tecnócratas dirán que es una alternativa muy valida ante el crecimiento poblacional y concentración urbana. Y obviamente hoy en día puede estar siendo utilizada en infinidad de lugares de Colombia y el mundo para dicho propósito. Pero la verdad es que estas han sido explotadas primordialmente por la agroindustria y por empresas comercializadoras del agua y demás productos con este vital líquido. Lo que buscan es privatizar el patrimonio hídrico que debe ser de todos y todas.
En los últimos días, no solamente han salido a flote denuncias sobre concesiones a muy bajos costos para las industrias, mientras a las familias usuarias los cobros son altísimos, que además por la crisis climática se les comienza a racionar a estas últimas, mientras que las primeras siguen contando con “todo el chorro a disposición “. Agua de la nación colombiana a precio de ganga para el enriquecimiento de multinacionales. Agregando que ya sectores de grandes ciudades como Bogotá, caso Puente Aranda, están sufriendo hundimiento de sus suelos por la explotación industrial de estos acuíferos. Ciudades de China como Pekín y Shanghái, norteamericanas como New York, Miami y México y otras como Yakarta, El Cairo y zonas de los Países Bajos, se están hundiendo como consecuencia de la sobreexplotación de los acuíferos o hasta el desecamiento de estos y en algunos casos, por asentamiento sobre terrenos blandos y deltas de grandes ríos.
Para agregar debemos tener en cuenta que, como los acuíferos, son en realidad depósitos de las aguas superficiales, estos también contienen todas las impurezas y en especial las sustancias contaminantes que aportamos. Si estamos envenenando nuestros suelos y cuerpos de agua con toda clase de químicos tóxicos, pues estos también llegan a estos reservorios de agua. Si no sabemos conservar debidamente el agua de nuestros paramos, ríos, quebradas y demás cuerpos, también terminaremos acabando y envenenando con el agua que circula bajo nuestros suelos.
Ordenar el territorio alrededor del agua, requiere un ejercicio continuo del Estado, la Sociedad y el sector Empresarial. Siempre debemos recordar y tener presente que este planeta no es nuestro, es un préstamo de las futuras generaciones. Si se continúa con el modelo urbanístico actual, de seguro que prontamente acabaremos con lo que resta de nuestro entorno natural y sustancial para la vida humana.