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Por Carlos Esteban Patiño.
La decisión del Consejo de Estado de anular la elección de Carlos Andrés Marroquín Luna como gobernador del departamento del Putumayo ha generado una gran incertidumbre en la región. La sala quinta del Consejo de Estado consideró que Marroquín incurrió en doble militancia al apoyar a la candidata del MAIS durante su campaña electoral.
Este fallo ha desatado una serie de reacciones y reflexiones sobre el futuro del Putumayo. La comunidad se pregunta qué viene después de esta decisión. ¿Más zozobra, más tristeza, más atraso, más preocupación? La sensación de inquietud y desasosiego es palpable, ya que la región se enfrenta a un nuevo período de incertidumbre política y social.
El Poder del Voto y la Responsabilidad Ciudadana
En este contexto, es fundamental reflexionar sobre la importancia del voto y la responsabilidad ciudadana. La gente del Putumayo debe pensar bien antes de votar, elegir libremente y no dejarse llevar por promesas vacías o intereses personales. No podemos seguir siendo el «ganado» de los políticos que nos venden ilusiones y nos utilizan para sus propios fines.
La Búsqueda de una Sociedad más Justa y Civilizada
La obra «Facundo: Civilización y Barbarie» de Domingo Faustino Sarmiento nos recuerda la importancia de la educación y la civilización para superar la barbarie y construir una sociedad más justa y desarrollada. En el Putumayo, es hora de priorizar la educación, la salud y el bienestar de la comunidad, en lugar de los intereses personales y políticos.
Un Llamado a la Acción
La comunidad del Putumayo debe unirse para exigir una gobernanza transparente y responsable. Es hora de dejar atrás la zozobra y la incertidumbre, y trabajar juntos por un futuro mejor para todos. La decisión del Consejo de Estado es solo el comienzo de un nuevo capítulo en la historia del Putumayo. ¿Qué vamos a hacer para escribir un futuro más brillante para nuestra región? Sin sesgos ni apasionamientos políticos este humilde escrito solo busca llamar a la reflexión de un pueblo golpeado que para la política parece no tener memoria “ni querer tenerla”