John Elvis Vera Suarez
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“Una humanidad libre y justa en un planeta habitable”. Lema de la Revista Mientras tanto.
Lo más subversivo y revolucionario hoy en día es el ambientalismo con su propuesta de una sociedad justa, democrática y en armonía con la naturaleza. No hay mayor amenaza al establecimiento retrogrado y anacrónico, que la construcción de una nueva sociedad que avance en una paz social, respetuosa del ambiente.
Preocupante que a medida que se evidencia con más fuerza los estragos de la crisis climática producto del profundo deterioro ecológico del planeta, que a su vez es el resultado del modelo económico y social impuesto en cada territorio, se arremete contra quienes se manifiestan en contra del mismo y exigen soluciones de fondo para salvar la propia humanidad.
Con frecuencia leemos en la prensa internacional, sobre la detención y juzgamiento de activista ambientales. En no pocos casos, se les ha pretendido vincular con el terrorismo. Esto no puede ser más que una arremetida de las expresiones fascistas incrustadas en gobiernos supuestamente democráticos que no permiten los disensos, y todo aquello que les contradiga es considerado peligroso que debería de ser borrado de la sociedad.
En Inglaterra, Francia, España o Alemania, son sometidos a juicios por acciones a colectivos ambientalistas que arengan en manifestaciones callejeras, lo que consideran está agravando la crisis climática, responsabilizando al poder económico y político. Hasta la interpol interviene para frenar el accionar de quienes se presentan como defensores ambientales. La acción ciudadana en contra del deterioro ambiental, cada día se extiende más y de la misma manera el poder imperante asume acciones para impedir esa expresión por la vida planetaria.
No olvidemos lo presentado en nuestro país, cuando multinacionales han pretendido acallar las voces de quienes con valor civil y a riesgo de su propia integridad, han denunciado los delitos Ambientales cometidos por transnacionales que irrumpen en los territorios y arrasan con los mismos para obtener ganancias que después trasladan a sus países de origen. Tengamos presentes que quienes hoy se oponen a la aplicación del “Acuerdo Regional sobre el Acceso a la Información, la Participación Pública y el Acceso a la Justicia en Asuntos Ambientales en América Latina y el Caribe, más conocido como Acuerdo de Escazú”, son los mismos que defienden el saqueo de nuestros territorios.
Para agravar el panorama, al menos 126 defensores de derechos humanos y ambientales fueron asesinados en América latina en las 2023 y 1.733 personas defensoras de la tierra y el medio ambiente en todo el mundo han sido asesinadas en los últimos diez años, de acuerdo con el informe más reciente de Global Witness, organización que desde 2012 documenta este tipo de violencias. Mientras que “Colombia volvió a ser, en 2022, el país más mortal para los defensores de la tierra”.
Las luchas de los pueblos en el siglo XXI, es la lucha por la vida de todas las especies, incluyendo la sociedad humana. Tener acceso pleno e igualitario al agua, los alimentos, vivienda digna, educación, son derechos que van ligados a una verdadera democracia, que solo se garantizarán en un planeta saludable.