Por : Germán Ortiz Ch.
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Hay un factor que considero ha sido el histórico enemigo de muchas sociedades y que no ha permitido que éstas progresen. Un fenómeno casi inexplicable que evita que los avances en un colectivo sean mayores o mejores. Ese fenómeno es la envidia.
Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua, la envidia es la tristeza o pesar del bien ajeno. Y es allí donde no se entiende: ¿Por qué tener un sentimiento de tristeza porque a otro le vaya bien? Lo natural debería ser que todos se sintieran bien porque a los demás les va bien.
Y es que si analizamos profundamente, si a mi vecino de la derecha le va bien, si a mi vecino de la izquierda le va bien, si a mi vecino del frente le va bien, si a todos los de mi barrio les va bien, si a mis colegas les va bien, pues finalmente a mí también tendrá que irme bien, porque ese bienestar general se va a reflejar, por ejemplo, en una muy buena dinámica económica en ese lugar y todos sacaremos provecho de esa bonanza.
Contrario a ello, pareciera que nos encantara estar mal, que prefiriéramos que a todos nos fuera mal, medirnos por lo bajo y no por lo alto. Realmente es una contradicción.
El feo sentimiento de la envidia es una peste, es un virus que invade nuestra sociedad. Combatámosla con buenas energías para nuestros amigos, vecinos, colegas, compañeros de trabajo. Seamos agentes de buena vibra, seamos positivos y alegrémonos de verdad, de que al otro le vaya bien.