Fundir el discurso y la acción.

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Por Oscar David Gaviria S.

El viernes volvió a llover, hace cuánto que no ocurría. Los días soleados entusiasmaron los charcos de los ríos y con el final de las vacaciones se fueron los estudiantes y los turistas y el año laboral se abrió paso.
Las cabañuelas ya no cuentan, se incrementó la temperatura y el país reportó incendios por doquier incluídos los cerros que tutelan Bogotá que por capital tuvieron todo el despliegue institucional.

El fenómeno del niño se extiende y nos advierte que el cambio climático del que habla el presidente en los foros internacionales, más que retórica es un fogón que amenaza la vida en todas sus formas, sin embargo, el negacionismo, el que impulsa Trump a pesar de las evidencias científicas, tiene otros propósitos.

La pregunta es si nos quedamos como espectadores de la polemica o si por el contrario apostamos con la acción a reconfigurar nuestro espacio local.


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Reforestar por ejemplo, es decir, plantar especies de árboles nativos con el propósito de mejorar parques, plazas y avenidas o, incorporar nuevas áreas para conformar parques urbanos permitirá garantizar a mediano plazo espacios urbanos gratos, sombreados y equipados para el ocio, la cultura y el encuentro ciudadano.

Colombia conformada por cientos de pequeños pueblos es un buen escenario para promover esa reconfiguración de los espacios públicos, al fin y al cabo es en el espacio público donde se construyen las nuevas ciudadanías.

Prepararnos para el cambio climático exige contruir cultura para el reuso, el reciclaje, el uso eficiente de energías, pero sobre todo una relación más amable con el entorno.

La amazonia por ejemplo, objeto de expresiones solidarias en los foros internacionales, demanda pasar a la acción para frenar su deforestación y con ella la destrucción de ecosistemas estratégicos.


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La acción por la amazonia no puede quedarse enredada en la burocracia estatal, incorporar a las comunidades de los departamentos amazónicos para repensar la economía extractiva y otras formas de apropiación permitirá no solo identificar el cómo agregar valor sino, cómo hacerlo en forma sostenible.
No es aceptable la precariedad, la mala calidad y el bajo nivel de acceso a los servicios básicos del millón doscientos mil compatriotas que alberga la región.

Nunca antes hubo concenso como ahora sobre la urgencia de proteger la amazonia, y esa protección parte de la atención integral de sus comunidades y sus pueblos ancestrales para que sus actividades no destruyan y más bien restauren todo esta selva.

Que bueno sería que el presidente fundiera el discurso internacionacional con su propia acción en los espacios locales, que líderes, articule y enfoque a las corporaciones ambientales en acciones más terrenales que mundanas para que con todas las comunidades educativas bajo la tutela de los ministerios correspondientes se movilice este país, por el agua, por el ambiente, por la vida.

Uno se despierta en medio del sopor de estos días calurosos y teme que se venga una sequía irreversible, entonces quisiera que el negacionismo de Trump fuera cierto, es decir, que no fuera cierto que los ríos se están secando, que no fuera cierto que las comunidades se están quedando sin agua, que no fuera cierto que hay desplazamiento por causas ambientales y me quedo en silencio esperando que en el techo, como el viernes, estalle la lluvia, pero se me va el amanecer viendo los primeros rayos del sol anunciando un nuevo y caluroso día, sinembargo, como habitante del piedemonte sigo esperando la lluvia.


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