Un abrazo anhelado por más de 32 años de ausencia se hizo realidad en el Putumayo

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  • Una madre y su hija se reencontraron después de más de tres décadas de estar separadas por el conflicto, transformando su historia de desaparición y ausencia en un símbolo de resiliencia y amor incondicional.
  • Las acciones adelantadas por la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, llevaron a que Irene pudiera abrazar a su madre y reunir a su familia en vísperas de Navidad.

Mocoa, Putumayo, 15 de diciembre de 2023 @UBPDColombia – Hija, ¿prefieres quedarte con tu abuela o te vas conmigo?

– Me quedo con mi abuela, mamá- decidió a sus ocho años de edad, pensando que su hermano y su madre volverían pronto y el terror de lo que estaban viviendo solo sería parte de un oscuro momento.

Este y muchos otros tenues recuerdos persistían en la memoria de Irene, una hija que desde hace 32 años no veía a su madre Gloria*, quien tuvo que salir huyendo de su territorio junto a su hermano de dos años, víctimas de las amenazas de muerte recibidas para ella y su bebé. La desaparición de Gloria marcó su infancia, dejando un vacío que ni el tiempo ni la distancia lograron llenar.

Por su parte, Gloria, una mujer marcada por la violencia y la incertidumbre, vio cómo su vida cambiaba drásticamente en 1991, cuando la sombra de la guerra le arrebató a su compañero y la obligó a desplazarse dejando atrás a su pequeña hija Irene quien posteriormente también se desplazó, perdiendo cualquier manera de contactarse. Aún así, la esperanza persistía en el corazón de ambas que a pesar del tiempo transcurrido no dejaron de buscarse.


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Una luz en el camino

Irene, una mujer valiente y madre cabeza de familia, avanzó en busca de respuestas por un camino lleno de desafíos. Durante años tocó puertas para llevarle el mensaje a su mamá, pero el conflicto persistente, la falta de información, la situación económica y la desconfianza en las instituciones del Estado se interponían en su ruta.

El 22 de septiembre de 2022, en una reunión del Comité Internacional de la Cruz Roja, Irene conoció la tarea que realiza la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, UBPD, y decidió presentar su solicitud de búsqueda ante los profesionales de la territorial Putumayo, marcando el inicio de lo que la llevaría a volver a ver a su madre. Para la entidad, Gloria era mucho más que una estadística: una mujer, ama de casa y víctima del desplazamiento forzado. Su historia se entretejía con el conflicto armado que asolaba la región donde vivía. La violencia se llevó a su compañero y la obligó a huir, dejando a su hija Irene al cuidado de sus abuelos maternos.

El camino de la búsqueda


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Es así como la UBPD, con su labor incansable, se convirtió en la guía para llegar al final de la ruta. Un equipo multidisciplinario se sumergió en la complejidad de esta historia. Dialogaron con Irene, recolectaron información y trazaron las líneas de investigación. La búsqueda se convirtió en una travesía por las capas del tiempo. Se contrastó la información, se consultaron bases de datos y se verificaron registros. Cada paso acercaba a los investigadores humanitarios al paradero de la persona a hallar.

Las respuestas comenzaron a emerger. A través de la base de datos VIVANTO, se encontró a Gloria registrada como víctima de homicidio y desplazamiento forzado. Pero, sorprendentemente, estaba viva. Se revelaron datos de su vida actual: domicilio, afiliación a EPS, participación en procesos electorales y hasta su vacunación reciente contra el Covid 19. Los datos convergieron cuando finalmente, la UBPD logró establecer contacto con Gloria. El 4 de agosto de 2023, un diálogo profundo reveló las circunstancias de su desaparición y la trayectoria de su vida después de perder contacto con su familia. Una mujer fuerte que se reconstruyó en otra ciudad, trabajó, estudió y formó un nuevo hogar. El reencuentro estaba en el horizonte.

El mejor regalo de Navidad

Después de 32 años, Mocoa, Putumayo, fue el escenario para abrir los brazos y juntarse en un encuentro lleno de emociones. Gloria al fin regresó para darle un abrazo a su hija que la esperaba con un girasol como símbolo del amor que siempre guardó en su corazón y también a sus nietos Juan y Alejandra, al igual que al pequeño David*, su bisnieto; e Irene, después de años de incertidumbre, finalmente logró abrazar a su madre encontrando el consuelo que el conflicto le arrebató.

“Las vidas de Gloria e Irene son un testimonio de resiliencia, estamos muy felices de que después de un año de trabajo lográramos reencontrar a una hija y a una madre con sus respectivas familias y que después de 32 años de estar separadas se da este abrazo que demuestra el perdón, la reconciliación y el ánimo de seguir adelante. Nos alegra que esto pase especialmente en esta época de Navidad” dijo, David Fernando Narváez Gómez, coordinador del Grupo Interno de Trabajo Territorial en Putumayo.

Como esta, más de 100.000 familias en Colombia y 5.000 en Putumayo, esperan recibir noticias de sus seres queridos que desaparecieron en razón y en contexto del conflicto armado y esa es la labor de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, trabajar para encontrar a todas las personas que transitan a diario ese camino para hallar a los suyos.

  • Los nombres fueron cambiados por protección a la identidad de las personas


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