Radionacional – Láminas de acero, construidas en Alemania para pistas de la Segunda Guerra Mundial, fueron la base de la primera pista aérea de Leguízamo, Putumayo.
Jose Horacio Villareal
El primer aeropuerto, que fue conocido como ARC Leguízamo, marcó la historia del desarrollo socioeconómico de este municipio, incrustado en la llanura amazónica a orillas del río Putumayo, en la frontera con el Perú, que fue epicentro del único conflicto armado internacional que ha tenido Colombia: el colombo – peruano.
Alemania, había estado interesada en la Amazonía y especialmente en Leguízamo, desde antes de esta guerra, en 1932 por el comercio de la quina, pero después de la Segunda Guerra Mundial, vuelve a interesarse por la inmensa riqueza biológica de esta región.
Según Harold Polanía Bernal, un leguízameño de nacimiento, ingeniero de alimentos, docente pensionado y líder gremial de los piscicultores, a comienzos de los años 1950, Alemania donó unas láminas de acero que ellos utilizaron para construir pistas de guerra.
Con ellas se construyó una pista denominada ARC Leguízamo, la cual fue operada por la Fuerza Naval del Sur (FNS), de la Armada Nacional de Colombia.
Las láminas entraron por el río Amazonas y luego por el río Putumayo, en unas lanchas a vapor que en ese entonces tenía la Armada en esta zona de frontera, desde la desembocadura del Amazonas hasta Leguízamo, se tardaba unos tres meses navegando río arriba.
Características únicas de la pista
“La pista estaba ubicada a dos kilómetros del río Putumayo, que iniciaba en un humedal y terminaba en otro conocido como las palmas de canangucha. Medía aproximadamente unos 1.100 metros de largo, por unos 16 de ancho, porque la lámina media 50 de ancho por tres de largo, las cuales tenían un sistema de ensamble”, aseguró José Nicolás Gallardo Ramírez, pensionado de la Armada, con el grado de sargento.
“La pista ARC Leguízamo tenía tres niveles. El primero muy bajo, a nivel de un humedal, un segundo, inclinado para subir a un tercer nivel más alto. El avión entraba por la orilla del río, al tomar la parte inclinada perdía fuerza para frenar en la parte alta, lo mismo pasaba cuando despegaba en la parte alta, al bajar se perdía de vista y aparecía ya volando sobre el río Putumayo, era una pista con una ingeniería muy particular, pero la pista de aquella época, a mi juicio, era más moderna que la que tenemos hoy, tenía torre de control y su respectivo operador que se comunicaba con el avión para informarle las condiciones del clima”, dijo Harold Polanía.
Según Polania, el tipo de aviones de ese entonces eran los DC3, que no tenían la tecnología de los aviones de hoy, con hélice retroversible que ayuda a frenar a la nave al momento de aterrizar, estos tenían unas llantas grandes; además que frenar en esa pista cuando estaba lloviendo era muy peligroso.
Accidentes aéreos.
La amazonía es un terreno con mucha humedad y más donde estaba la pista en medio de dos grandes humedales, eso convertía a esas láminas de acero muy lisas, provocando que en varias ocasiones que los aviones se salieran de la pista y quedaran enterrados en el humedal, sufriendo daños mecánicos y para repararlos había que traer los repuestos desde Bogotá.
“En una ocasión un avión DC3 de Satena, que, al aproximarse a la pista, al parecer un fuerte viento lo desestabilizó y un ala tocó tierra, se accidentó y dejó muertos y pérdidas materiales”, detalló.
ARC Leguízamo una pista militar y comercial
“En aquella época, Avianca tuvo vuelos comerciales en Leguízamo, igualmente Sadelca, Zarpa y Aires, cuatro empresas que prestaban los servicios de pasajeros y de carga; hoy, en cambio, por la reglamentación que tiene la Aeronáutica Civil, no cumple la nueva pista. Solo Satena llega hasta Leguízamo, con aviones ATR 42-500 y Harbin Y-12, comandados por pilotos que se juegan la vida sin ningún apoyo tecnológico”, precisó Harold Polanía.
El nuevo aeropuerto Caucayá
La pista de las láminas de la Segunda Guerra Mundial, funcionó como aeropuerto militar y comercial para Leguízamo hasta el gobierno del presidente Virgilio Barco Vargas, entre 1986 y 1990, que inauguró el ahora aeropuerto Caucayá, nombre que lleva como homenaje al primer nombre de la población antes del conflicto con el Perú y que también hace referencia a un pequeño afluente del río Putumayo, donde se pueden ver los delfines rosados de la Amazonía.
El nuevo aeropuerto Caucayá de Leguízamo Putumayo, tiene una longitud de 1.200 metros y 30 metros de ancho, pero infortunadamente no tiene torre de control, no tiene cerramiento teniendo en cuenta que al lado hay fincas con ganado que fácilmente puede ingresar a la pista, tampoco cuenta con los tanques de abastecimiento de combustible para las aeronaves, no tiene terminal aérea y lo peor de todo no está a cargo de la Aeronáutica Civil Colombiana.
¿Qué pasó con las láminas de la Segunda Guerra Mundial en Leguízamo?
“Yo creo que es una de las tantas reliquias que Leguízamo no ha podido conservar, lamentablemente esas láminas las vendieron por kilos y más que venderlas creo que las regalaron a los comerciantes de chatarra, otras están como puentes peatonales en los caminos de las fincas, pero la gran mayoría se las llevaron como chatarra”, lo dice con mucha nostalgia el profesor Polanía, como se le conoce en Leguízamo y prosigue, “igual pasó con el buque ARC Cartagena, que participó en la célebre batalla del Güepí, lo vendieron para un parque en Bogotá, cuando debería ser parte de un museo en este municipio y otra embarcación que terminó abandonada y se hundió aquí en el río: infortunadamente, todo eso se perdió como toda la industria de aserrío, de ebanistería, la industria que tenía la Fuerza Naval del Sur FNS», añadió.
Los intereses de Alemania en la amazonía
Desde antes de construir la pista con esas láminas de la Segunda Guerra Mundial, Alemania ya estaba haciendo injerencia en Leguízamo, porque fueron ellos quienes le vendieron a Colombia los primeros buques artillados como el ARC Cartagena, que fue decisivo en la batalla del Güepí en el conflicto colombo peruano, negociación que lideró el general Alfredo Vásquez Cobo por orden del presidente Mariano Ospina Pérez, en 1932.
Cabe anotar que expertos alemanes fueron los que entrenaron a los primeros pilotos militares de Colombia en unos hidroaviones llamados Catalina, que acuatizaban sobre el río Putumayo, en un punto llamado Puerto Boy, cerca de Leguízamo, nombre que le dieron en memoria del piloto alemán Herbert Boy, miembro de la Sociedad Colombo Alemana de Transportes Aéreos (Scadta).