Por: J. Alexander Africano M.
Hace cuatro años, por decisión del INPEC mediante resolución 1007 del 18 de abril de 2018 se suprimió el establecimiento penitenciario de mediana seguridad y carcelario de Mocoa, basta aclarar que su clasificación bajo esta denominación se hizo en el año 2007, luego de una actualización de los establecimientos de reclusión, otorgándole el código 224 y la sigla EPMSCMCA.
Lo cierto es que el 09 de abril de 2018 (09 días antes de firmar la resolución), el consejo directivo del INPEC, consideró y avaló la supresión del establecimiento penitenciario e incluso se hizo un ofrecimiento a la firma CISA – central de inversiones, para que se pudiese realizar algún tipo de venta o similares del inmueble y su infraestructura, ubicada en el barrio La Esmeralda de la capital de Putumayo.
Aun así, y posterior al cierre del centro carcelario, se ha dicho públicamente que para la nueva cárcel se intentó comprar un predio en la vereda Las Planadas en un terreno de un señor de apellido Galarza, sobre esto se han tejido varios argumentos que concluyen que la adquisición de los terrenos tuvo un tinte de “corrupción” y otros elementos que no permitieron finiquitar la compra y que nos dejaron sin posibilidades de una nueva edificación la cual tendría una vocación agrícola o tipo “granja”.
Con frecuencia se ve a unos y a otros en especial a los servidores públicos entre una reunión y otra; imperan las peticiones, quejas, varias tutelas, hasta desacatos ya hay, los internos en asonadas y hasta fuga de presos, siguen los problemas de alimentación, las desinformaciones institucionales y otros, en fin, hasta la fecha no ha sido posible la apertura de la cárcel, siguen las incomodidades de los sindicados y claro continúa el hacinamiento y su consecuente afectación a los derechos humanos y fundamentales.
La petición más reciente, tuvo que ver con el tema alimentico y es que los internos solicitaron una reunión con el contratista que brinda los alimentos en Mocoa, pues admiten que la comida que se trae de Villagarzón para los internos de ese municipio, es mucho mejor no solo en calidad, sino en cantidad y presentación. Hasta el momento se desconoce si se hizo la reunión y si se pactó alguna mejora al respecto.
En conclusión, seguimos y seguiremos sin cárcel, sin un lugar apto para los sindicados, sin recursos financieros, sin planificación municipal, sin que el aparato judicial se pronuncie aun habiendo magistrados en la Capital y con el riesgo de tener en promedio 110 hombres y 10 mujeres, que en cualquier momento y dada la fragilidad de la infraestructura actual sumado a la vulneración de sus derechos, protesten no como se haría de forma pacífica sino que estaríamos frente a una grave afectación a la seguridad y convivencia en Mocoa.
Todo esto sucede mientras celebramos los 459 años de fundación de Mocoa, en una programación denominada “Mocoa Bonita”, ojalá en la celebración 460 del próximo año, sea mucho más hermosa ya contemos con una “luz al final del túnel” y así aliviar la “pesada carga” en que se ha convertido este sector que incluso hacía parte de la fuerza comercial, y todo gracias al descuido y desidia de algunas personas que permitieron el cierre de la otrora cárcel EPMSCMCA de la capital del Putumayo y otros que se han quedado en solo discursos de promesas.
“En prisión y en enfermedad, se conoce la amistad.” D.R.A.