Política y Desigualdad

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Las elecciones presidenciales que tenemos esta semana son una oportunidad para reflexionar sobre la política colombiana, más allá del debate alrededor de uno u otro candidato. Es una oportunidad para recordar que el sistema político colombiano es profundamente desigual, y que las desigualdades políticas son causa y son consecuencia de lasmuchas otras desigualdades socio-económicas que existen en el país. El acceso a la política -entendida cómo la herramienta para que los ciudadanos intervengan en los asuntos públicos- es una problemática estructural y que hamarcadolos capítulos más significativos de nuestra historia, desde la ‘República Conservadora’, la ‘República Liberal’, La Violencia, el Frente Nacional y posteriormente, el enfrentamiento entre guerrillas y paramilitares. Aunquese han dado avances importantes, las desigualdades políticas siguen existiendo, y nos afectan a todos. Las movilizaciones multitudinarias del año pasado (y las que puedan surgir en adelante) son evidencia de la deuda histórica que tenemos en lograr que la política represente a las poblaciones y territorios más excluidos, que, en nuestro país, son las mayorías.

Apertura y representatividad política: ¿Si ha habido un avance real?

La Constitución Política de 1991 marcó un avance innegable en la reducción de las desigualdades políticas. Se crearonreglas de apertura para nuevos partidos políticos yse fortalecieron los mecanismos de participación directa como el referendo, laconsulta popular, el cabildo abierto, entre otros. A pesar de ello, existeaún hoy un enorme número de colombianos y colombianas queno se sientenrepresentadas ni incluidas. Estos millones de colombianos, no saldrán el domingo a votar.

Las desigualdades en la representación política se reflejan de muchas maneras. Una es la aún baja participación de mujeres en el Congreso (en las elecciones de marzo, se eligieron sólo 86mujeres de las279 posibles curules). Otra es la muy desigual representación de los departamentos colombianos en éste. Aunque el Senado de la Repúblicatengauna naturaleza de circunscripción nacional,no ha habido ni un solo senador oriundo del Putumayo, Amazonas, Caquetá,Guainía, Vaupés o Vichada.


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Desigualdad política, desigualdad económica y desigualdad social

No es coincidencia que las mujeres o los departamentos más apartados y más empobrecidos tengan un menor acceso a la política. Como ya lo dijimos, las desigualdades políticas son causa y consecuencia de las desigualdades socio-económicas que existen en Colombia. La concentración de recursos económicos y de oportunidades, se entremezcla con la concentración del poder político.Esto se evidencia en reportes como los de la Misión de Observación Electoral (MOE), señalando, por años, los riesgos que se derivan de la forma como se financian las campañas electorales en Colombia, permeados por dineros privados. Esto, sin contar con la incidencia de dineros ilícitos (de drogas, coimas, sobornos) para el financiamiento de campañas, algo que se nos recuerda escándalo tras escándalo, sin que nada pase.

Así como el poder económico concentra el poder político, la falta de oportunidades económicas, también reduce las oportunidades del cambio político.Esta lógica es evidente en territorios como el Chocó. Velia Vidal, lideresa y escritora de este departamento, reflexiona al respecto comentando cómo la participación en política se torna en una de las pocas alternativas de supervivencia, y no en un ejercicio real de representación del interés colectivo: “cuando pienso en ese joven de Bahía Solano, donde no hay acceso a servicios públicos, no hay empleo, no hay universidad. La pregunta es: ¿Qué voy a hacer yo? ¿Cómo voy a salir de esto?… La políticase convierte en un instrumento para poder librarse de las duras realidades de las que ha sido víctima.Claro, mientras la representación política se entienda de esa manera, no van a poder pasar cosas buenas; pero ¿cómo le diceuno a una persona que viene de un contexto como este que no ponga su interés y el de sus cercanos primero?”

Estos escenarios, en los cuáles la política, en vez de convertirse en la herramientaque rompe el ciclo de desigualdades estructurales, se expresa como un eslabón más de dicho ciclo, explican por qué la ciudadanía pierdela confianza, sientemayor grado de desconexión y no encuentra en la política un mecanismo para que sus causasy necesidades sean tenidas en cuenta. Lo anterior, menciona José David Riveros, abogado experto en asuntos públicos y participación política, “se convierte en el peor círculo vicioso que perpetúa las desigualdades. La lógica perversa que conlleva la desconfianza profunda, implica: no confío en la institucionalidad, por tanto, no participo, y, por tanto, nada cambia”.


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¿Qué alternativas tenemos?

La existencia de desigualdades políticas nos recuerda la importancia de pensar en las soluciones. Soluciones que requieren profundas reformas políticas, pero también, de las acciones de cada ciudadana y ciudadano colombiano. En cuanto a las reformas que necesitamos, una relevante es la financiación pública (así sea temporal) de campañas, que reduzcan la incidencia de dineros privados e ilegales en las elecciones. Debe existir un mercado legal de política, de lo contrario, la política nunca tendrá legitimidad.

Otra propuesta que se discute comúnmente, es la reducción del número de congresistas e incluso, la eliminación de una de las Cámaras. Consideramos que esta propuesta,que respondea un sentimiento de indignación, terminaría, sin embargo, aumentando aún más las desigualdades en la representación, sobre todo en la representación regional. Una alternativa más efectiva, sería seguir la línea de las Circunscripciones Transitorias Especiales Paz (conocidas como las curules de las víctimas), es decir, abrir espaciosespecíficos para territorios o grupos poblacionales tradicionalmente relegados, inclusive con reglas especiales para garantizar la participación de organizaciones sociales, campesinas, comunales y de jóvenes. Esta participación debe ser una participación efectiva y con garantías. No puede pasar que las curules especiales se vean en juego por amenazas, o que sean acaparadas por la política tradicional, como lamentablemente ocurrió con algunas de las curules de las víctimas.

Abrir espacios de participación más inclusiva requiere pensar no solo en las elecciones, sino también, en los momentos que le siguen. A manera de ejemplo, John Arias, comunicador social y periodista experto en política, señala cómo “los jóvenes se terminan volviendo repartidores de la campaña, en la calle, haciendo ruido, pero cuando llegan al poder los partidos, seguimos viéndolos de la misma manera, desde la política tradicional… se apaga esa participación”. Esto resalta, además, la relevancia de garantizar la participación en escenarios permanentes, como, en el caso de los jóvenes, los Consejos Locales de Juventud; claro está, mientras este tipo deespacios logren incidir realmente en las políticas públicas. Como lo señala Velia, “yo no creo en planes de choque, creo que procesos de largo plazo que generen instituciones que entiendan como fundamental el dialogo permanente, la participación permanente y la generacion de oportunidades de manera permanente”.

Seguramente la respuesta más difícil, en tanto depende de ejercicios ciudadanos de largo aliento,es la capacidad de abrir oportunidadesy confiar en nuevos liderazgos. Liderazgos que respondan a causas reales y concretas, liderazgos que permitan cierto grado de representación. Si bien la representación nunca seráunánime, sí debe ser una representación que permitacanalizar causas, necesidades yexpectativas de las mayorías.

En últimas, Colombia lleva toda su historia buscando resolver las desigualdades políticas. Cada momento coyuntural ha traídorecetas nuevas con mayor o menor impacto. La inclusión real dediversidades, necesidadesy oportunidades, es lo que permitirá reducir la desigualdad política en Colombia, para a través de esta, avanzar en reducir las muchas otras desigualdades que afectan a nuestro país. Hacemos un llamado a todas y todos, para que este domingo, salgamos a votar. Darle la espalda al sistema político, es seguir permitiendo que este nos de su espalda.

Este escrito hace parte de una serie de 30 columnas reflexionando sobre 30 diferentes formas de desigualdad en Colombia que publicamos semanalmente los lunes. Las columnas fueron escritas a partir de un proceso de diálogo entre 150 jóvenes académicos, artistas, activistas, víctimas y demás personas de diferentes perfiles y saberes. Este proyecto se llama Re-imaginemos, y es una carta abierta invitándonos a hablar, cuestionar y reimaginar las desigualdades.

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Coautor: José David Riveros, abogado experto en asuntos públicos y participación política. Con la participación de Velia Vidal, escritora y directora de la Corporación Educativa y Cultural Motete en Bahía Solano, Chocó; Jhon Arias, comunicador social y periodista experto en política, del Caquetá; y Daniela Sierra, politóloga y activista. Pieza artística por:

Editora: @Allison_Benson


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